Después de meses de negociaciones, berrinches, amenazas con tono de advertencia, declaraciones vacías y enroques -muchos de ellos sorpresivos-, ya está la mayoría de los candidatos poblanos al Senado. Nada más falta uno, el que compartirá fórmula con Bartlett. Recorra el camino de los partidos en estos ires y venires, se lee fácil, pero no lo fue.
Primero fue Manuel Bartlett, un priista confrontado con su partido e impulsado por las izquierdas; luego la definición de Javier Lozano -ex militante tricolor- sobre Augusta Díaz de Rivera en la primera posición –justo después de que en Puebla Josefina Vázquez Mota perdiera, aunque a nivel federal ganara-. La sorpresa, sin duda, la dieron los priistas, no con Blanca Alcalá, sino con su compañero de fórmula: Juan Carlos Lastiri; y al que dejaron vestido y alborotado fue a Guillermo Aréchiga, que fue sustituido por el tío del presidente estatal de su partido, Víctor Hugo Islas, otro priista que va con su correligionaria, Enoé González.
Quizás es cierto lo que dice el ex gobernador en la entrevista que hace unas semanas le hicieron Ernesto Aroche y Josué Mota: «Todos somos priistas hasta que se demuestra lo contrario».
Alejandro Armenta asegura que la dirigencia estatal del PRI excluye a la mayoría de los aspirantes al Senado de la evaluación de perfiles para elegir al candidato.
EL PEPO