Lado B
Despausamos
Por Lado B @ladobemx
18 de julio, 2022
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Hoy quitamos la pausa y dejamos correr, de nuevo, la cinta del LADO B de nuestra cotidianidad informativa. Habrá, seguro, entre nuestra audiencia quienes no entiendan la referencia, a los que la palabra cinta no diga mucho o diga nada, igual para ellos, ellas, elles esa cinta corre desde hoy.

En febrero pasado anunciamos que el trabajo se detenía en LADO B. Apretamos el botón de las dos líneas paralelas (II) y la cinta se detuvo. 

Paramos para respirar después de 10 años de construir, semana con semana, la narrativa no mainstream, que luego se volvió agenda del resto de los medios cuando la realidad les pegó en la cara, o cuando el gobierno en turno ya no pudo contener ese río de información.

Paramos para reordenar. Paramos para reflexionar sobre estos diez años (hoy ya once) y lo que ha significado LADO B en nuestras vidas. 

Paramos, en especial, para replantearnos los siguientes años ante un escenario complicado para los emprendimientos periodísticos que nacen a contracorriente del poder. 

Hoy, abrir un espacio periodístico es muy fácil, comprar un espacio en línea (servidor y dominio) no cuestan tanto (hay incluso espacios que sólo viven en redes sociales, ahí ni siquiera se paga el soporte web). Se busca una plantilla gratuita, se monta (hay que pagar por ello y el costo puede ir de 10 mil a 30 mil pesos o más) y ya está. 

Lo que sigue es lo complicado… o no. Hay que pagar un equipo que incluya reporterxs, redactorxs, editorxs, fotógrafxs y CMs, más ventas o ingresos. Ahí la cosa comienza a complicarse… o no.

En 2012, un año después del nacimiento de LADO B, los gobiernos del estado, la capital y los cuatro municipios conurbados más grandes mantenían contratos con 12 portales o espacios noticiosos en línea, esto de acuerdo con un amplio reportaje del portal Serendipia sobre el gasto publicitario en el estado.

En 2020, ocho años después, los espacios digitales de noticias con acuerdos comerciales con los mismos gobiernos fueron 92, crecieron en un 736 por ciento en ese periodo, y eso sólo los que tienen acuerdos publicitarios

En esos diez años LADO B sólo tuvo acuerdos comerciales con dos entidades que manejan recursos públicos, la BUAP y el Ayuntamiento de Puebla en el periodo en el que la morenista Claudia Rivera gobernó, acuerdo comerciales que ayudaron a llegar a fin de mes sin angustia, pero que no definieron, ni definen, la línea editorial, ni la mirada periodística y política de este portal.

En diez años el sostenimiento del portal ha sido a fuerza de alianzas. Alianzas con la audiencia que cada año responde efusiva y festivamente a nuestros eventos de recaudación (a finales de año volveremos a hacer fondeo y/o cena). Alianzas con organizaciones periodísticas que nos permiten obtener fondos y aprender sobre las posibilidades de la diversificación de fuentes. Alianzas con audiencias y otros periodistas para que el trabajo que ofrecemos sea eso, puro periodismo y no promoción disfrazada del tlatoani en turno envuelta para ser vendida como si fuera nota periodística de interés público. Y ahí está lo jodido del asunto, tenemos cada vez más espacios periodísticos, pero no tenemos más periodismo. La proliferación de voces sólo ha hecho que el coro sea más estridente (por si hiciera falta en medio del torrente de información y contenido en el que vivimos actualmente), pero no ha multiplicado los ángulos ni la propuestas, son muchos diciendo lo mismo todo el tiempo (es generalización, porque claro que hay algunos destellos en la esfera mediática poblana, por desgracia son los menos).

Hace unos años, pongamos 15 o 20, la aparición de un nuevo medio era motivo de discusión y debate en la mediósfera poblana. Quién dirigirá, qué redacciones quedarán pelonas, quién está detrás. Hoy los medios se multiplican sin pena ni gloria, o con más pena que gloria.

Por eso, en este despause, regresamos revisando la relación prensa-poder en Puebla. Miramos a través de la pluma de Mario Galeana cómo desde una rueda de prensa virtual, a la que sólo están invitados los medios afines, el gobernador controla el discurso público. No sólo dicta desde ahí las noticias del día, también veta o da luz verde para que los medios aborden o no los temas espinosos.

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Ilustración: Gogo

La inmovilidad de la mediósfera local (a la que ni siquiera la llegada de una nueva cadena de televisión de la mano del oscuro empresario Ángel González, magnate mediático en Centroamérica, se le movió un pelo) resintió dos calambres, diría telúricos, en los últimos meses: el fallecimiento del conductor de noticias radiales de mayor penetración en el mercado popular y el encarcelamiento del director del medio político más señalado por sus malas prácticas, pero uno de los más leídos en los círculos políticos, sin perder de vista la persecución a medios por parte del gobierno del estado, pero difícilmente habrá cambios significativos en la mediósfera, más allá de un nuevo nombre o dos como cabeza de los espacios noticiosos. 

Sergio Mastretta, director del portal Mundo Nuestro, nos cuenta en qué está cimentado y cómo opera esa relación perversa entre la prensa y el poder, una relación de componendas y complicidades aceitada por el dinero público, como lo sostienen los datos oficiales.

El maestro Jacinto Rodríguez Munguía reflexiona sobre las mañaneras y el manejo del discurso de poder, y el espejo que se ha convertido para algunos gobernadores y gobernadoras, especialmente entre quienes han emanado de la 4T.

Y en este mirar al poder y los medios, los académicos Gabriela Di Lauro y Rubén González también nos ofrecen sus reflexiones sobre la posibilidad de una prensa desde la independencia y su urgente relación con las audiencias. 

Este regreso, este despause, será a una velocidad menor a la que teníamos antes del frenón obligado. Presentaremos una edición mensual con no menos seis contenidos nuevos propios, entre investigaciones periodísticas, crónicas y notas de profundidad, pero también artículos y ensayos académicos y periodísticos que nos permitan mirar con una mayor profundidad el acontecer local y las opiniones de analistas y especialistas que ya nos acompañaban desde antes. 

Sumamos en esta vuelta nuevas voces, como la de la periodista internacionalista Bilha Calderón, que mes con mes nos ofrecerá una mirada a los sucesos latinoamericanos, o la de Shanik David,  directora del Observatorio de Transparencia de la Ibero Puebla, que regresa como columnista a este portal para hablar de transparencia, pero también de otros muchos temas.

Están, estamos y estaremos las, los les habituales: Martín López Calva y su Educación Personalizante; Samantha Páez con sus gafas moradas; Cuauhtémoc Cruz con su opinión sobre derechos humanos; Marco Castillo que nos cuenta lo que vive la comunidad mexicana migrante en los Estados Unidos; Roberto Alonso y Juan Manuel Mecinas con sus reflexiones sobre sociedad y política; María Teresa Juárez con su columna sobre el género y la diversidad y el Nodho con sus puntuales señalamientos sobre los movimientos sociales y sus obstáculos.

Así pues, soltamos el botón de las líneas paralelas. Que corra de nuevo la cinta.

 

Mely y Ernesto

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