Lado B
Los discípulos del señor presidente
Por Lado B @ladobemx
18 de julio, 2022
Comparte

Jacinto Rodríguez Munguía

Si algo han aprendido algunos de los gobernadores (como Miguel Barbosa, de Puebla) del presidente Andrés Manuel López Obrador, es la importancia que para el poder tiene el control de la información y cómo se emiten los mensajes. Qué importa si todas las promesas de campaña se van a la basura si logran, diariamente, esparcir sus ideas a través de esta metáfora del panóptico en que se han convertido las conferencias diarias, esa reproducción divina de la omnipresencia que les recuerde a las y los ciudadanos que su inmenso poder está ahí, todos los días, observando, vigilando.

La percepción primaria y la que importa al poder, sea este nacional o local, es que las y los ciudadanos crean que ellos son el objetivo principal al mantenerles informados. Una falsa rendición de cuentas, un montaje de transparencia que desvíe las miradas y la atención, que distraiga y al mismo tiempo reafirme la fuerza que tienen los gobernantes.

Y aunque para una gran mayoría de la población esto parece novedoso o algo que se inauguró con la llegada del actual gobierno de la república, nada más lejos de la realidad mexicana.

Lo que en todo caso ha venido a reinaugurar el presidente Andrés Manuel López Obrador, y que de manera casi automática replican algunos gobernadores, es un viejo modelo de comunicación y propaganda probado particularmente desde los años sesenta y setenta y que, en gran medida, ha sido el sostén del sistema político mexicano. No de los gobiernos en turno, sino de todo el sistema político donde lo mismo funciona para gobiernos de centro izquierda o izquierda, como algunos de los gobernantes del PRI se identificaron, que de derecha o del actual, Morena un partido que nació casi de manera espontánea y un día (2018) ya había ganado la presidencia.

El arte, en todo caso, ha estado en la adaptación que desde la presidencia actual se ha hecho de este mecanismo de control y direccionamiento de la información a través de los medios electrónicos, pero sobre todo digitales.

Por años he intentado detectar cuáles fueron los modelos de comunicación que aplicaron los gobiernos priistas (Partido Revolucionario Institucional) y que hicieron de ese largo periodo en el poder, un ejercicio casi absoluto de control de la información. Claro que no es el único elemento, pero a mi entender, sin esas estrategias tan bien diseñadas y ejecutadas, ese poder no habría tenido todo el alcance en el tiempo y el espacio que tuvo (casi 70 años).

Sólo citaré un ejemplo de eficiencia y efectividad que por lo menos en los años de grandes convulsiones sociales y del cenit del poder priista, les fue muy funcional y que en nuestros años y de muchas formas se sigue reproduciendo.

La idea partía de segmentar los mensajes de acuerdo a la intencionalidad y naturaleza de cada uno de los medios de comunicación (en esos años sobre todo impresos, radio y televisión). Uno de los casos que más me ha llamado la atención es la construcción de mensajes especialmente para y a través de los medios populares. Uno en particular: el periódico La Prensa de aquellos años. 

Es decir, un medio a través del cual llegaran los mensajes, particular y especialmente, a la clase social más pobre, el llamado círculo verde. Esos mensajes de propagación no estaban pensados para los que cuestionan o critican a los gobiernos; no era para los intelectuales, ni académicos (el círculo rojo), sino para quienes, en términos concretos, determinan los triunfos o derrotas en las elecciones.

El periódico La Prensa de esos años cumplía a cabalidad con esa función. Varios libros actualmente amplían las pruebas de esto. Sólo citaré la investigación del Doctor en psicología social de la UAM-I, Edgar Miguel Juárez Salazar: Facciones de la noche. La representación social del disidente político en la prensa mexicana (1965-1975), como una de las referencias académicas que le dan sustento a lo que acá afirmo.

Pero un día ese periódico y otros dejaron de cumplir con esa función. Los tiempos y los cambios cayeron sobre los formatos tradicionales de comunicación, pero no así el modelo de fondo. Guardando todas las distancias, los gobiernos que siguieron a ese periodo han buscado replicar la efectividad del modelo.

Por ejemplo, Carlos Salinas de Gortari, a quien no le importaba la trascendencia histórica sino el ejercicio concreto del poder terrenal, reprodujo la fórmula de aliarse con un grupo de intelectuales para legitimar su poder terrenal. Esa es otra de las piezas del modelo.

En ese diseño de propaganda y propagación de los mensajes actualizados están, a mi juicio, las llamadas conferencias mañaneras. 

Haciendo una simple deducción para fines didácticos, diría que las mañaneras vienen a cumplir la función del periódico La Prensa de los años sesenta y setenta. Al igual que en esos años, el mensaje de las supuestas conferencias matutinas, no va dirigido a todos los grupos sociales… Igual que hace décadas, busca confirmar diariamente el mensaje con su grupo social duro, persuadir a otros y exponer a los adversarios, a los “enemigos”. 

Por eso su reproducción se vuelve casi natural. Por eso los gobernantes en México, los que surgen del partido en el poder actualmente, replican el modelo. Cambian los nombres, pero la fórmula es casi idéntica. 

Aunque este modelo no sólo funciona porque las y los hombres del poder sean de una inteligencia extraordinaria, sino porque del otro lado hay amplios grupos sociales dispuestos a atender el llamado de esos mensajes; disponibles a creer lo que dicen quienes los emiten. 

Cuando decía que las y los gobernantes como Barbosa, aunque no el único, le han aprendido al presidente en este modelo de tribuna mediática, la prensa mexicana y también extranjera debiera considerar que cada que hacen alguna pregunta incómoda, las respuestas van dirigidas a sus seguidores. Por ello, no debemos desestimar estos ejercicios, pues el adoctrinamiento está en todas estas sublíneas que se filtran en el día a día de la sociedad. 

Eso es lo que complementa la eficiencia de este modelo: un tipo de complicidad entre quienes vigilan y quienes se dejan vigilar. Una forma de relación enfermiza entre quienes controlan y, de cierta manera, aceptan ser controlados. 

Esa es la otra de la variables de este modelo que, ingratamente, lo hizo tan efectivo durante décadas.

 

*Foto de portada: @MBarbosaMX | Twitter

Comparte
Autor Lado B
Lado B
Información, noticias, investigación y profundidad, acá no somos columnistas, somos periodistas. Contamos la otra parte de la historia. Contáctanos : info@ladobe.com.mx
Suscripcion