Lado B
Paulo Freire: un legado para la educación crítica y emancipadora
Por Espacio Ibero @
29 de abril, 2021
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Mtro. Bertrand E. Joseph Rault Duvernoy

Este 19 de septiembre se cumplirán 100 años del nacimiento de Paulo Freire y me siento inspirado a sumarme a muchas voces en el continente americano, y en todo el mundo, que aprovecharán este natalicio para celebrar y cultivar el importante legado y testimonio que ha dejado desde el sur del continente americano. Después de recordar algunos de los conceptos y de las expresiones más singulares que utilizó en sus obras y en su trabajo, quiero explorar las razones por las cuales llegó a ser una figura tan importante para muchos educadores, pero también para personas que trabajan y luchan fuera del ambiente escolar.

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Freire utiliza la dialéctica marxista para caracterizar las relaciones escolares o educativas como relaciones entre opresores y oprimidos. Así como el marxismo propone devolver los medios de producción al proletariado, el brasileño propone devolver el sistema educativo a los sujetos de la educación, en particular los analfabetos y excluidos del sistema educativo. Esta confrontación y constante crítica a lo que llamó “educación bancaria” es el principal eje de su trabajo. A lo largo de su trayectoria académica, profesional y pública, se empeñó en deconstruir la pedagogía tradicional y proponer una nueva gramática para una nueva pedagogía que sería crítica, popular y emancipadora.

Para romper la organización vertical y jerárquica de la educación, Freire aporta un supuesto esencial: “no es posible aprender si los saberes están en contradicción con las experiencias personales”. Para ello, Freire propone que los educadores se involucren e indaguen en la experiencia colectiva e individual de los sujetos donde la palabra tiene sentido. El ejercicio que pide Freire a los educadores, no es solamente un ejercicio técnico-didáctico sino un acto de humildad y escucha en el que se tienen un lugar central los saberes de las personas que aprenden. Si educar no es trabajar para sino con los oprimidos, el diálogo es el tipo de comunicación que debe prevalecer en el acto educativo.

El método de Freire es un proceso de concientización en el que el sujeto puede nombrar y comunicar su condición familiar, social, de clase y, en última instancia, romper la cultura del silencio y volverse un sujeto más crítico y activo en la sociedad.

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La capacidad de Freire de promover la participación política a través de la educación le valió un largo exilio, la prohibición de sus obras en algunos países, pero también un amplio reconocimiento nacional e internacional. Al final de su vida ejerció cargos públicos importantes relacionados con la educación de adultos y la alfabetización en Brasil. Tuvo que enfrentar grandes dificultades, pero siempre mantuvo su pasión y convicción por la posibilidad de transformar la educación para transformar el mundo. En el recuerdo de Freire queda también la imagen de un hombre con una gran pasión por el servicio, como el que realizó participando desde joven en campañas de alfabetización y que probablemente forjó su camino y la misión histórica que realizó a lo largo del siglo XX.

Freire establece que el acto educativo es siempre un acto cultural y político. Con esto no solamente amplía el ámbito de la educación, sino que permite introducir una reflexión educativa en el ámbito de las organizaciones políticas y culturales. Los principios de la educación popular tienen en la actualidad un gran reconocimiento en diversos ámbitos como la gestión cultural, la museología, la comunicación, los movimientos y las organizaciones de la sociedad civil o el sindicalismo. La gramática y el vocabulario de Freire son particularmente útiles para reconocer las formas en las que los poderes hegemónicos y autoritarios se manifiestan en la vida cotidiana y en las instituciones. Además de ese carácter crítico, quizás lo que más destaca en la obra de Freire es que establece condiciones afectivas y sociales para propiciar la construcción de nuevos conocimientos, nuevas formas de relacionarnos y nuevas iniciativas.

A través de una obra audaz, radical pero también profundamente creativa y esperanzadora, Freire pasó a la historia como símbolo y referente obligado para pensar y ejercer la educación formal, la educación no-formal y muchos tipos de luchas anti-hegemónicas en Brasil y en el continente americano.

Freire no sólo tenía un pensamiento ambicioso y reformador, sino que iluminó su pensamiento con una vida de trabajo y dedicación. Si me uno a esta apología y al recuerdo de este personaje fenomenal, es también porque ha contribuido con algunas buenas lecciones a quienes hemos tenido que alfabetizarnos en el arte de convivir, dialogar, resistir, colaborar y, por supuesto, aprender y enseñar. Con eso, creo que logró ser recordado como un educador, un filósofo, un líder social, un activista y también, como él quería ser recordado: “como un sujeto que amó profundamente el mundo, las personas, los animales, las plantas y la vida”.

*Foto de portada: Flickr

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