Lado B
Puebla‌ ‌ocupa‌ ‌el‌ ‌lugar‌ ‌11‌ ‌nacional‌ ‌en‌ ‌deserción‌ ‌escolar‌ ‌de‌ ‌niños‌ ‌y‌ ‌niñas‌
De acuerdo con el Coneval, para el 2020 más menores de entre 6 y 14 años dejaron de asistir a la escuela con respecto a los años anteriores. Esto se debe, principalmente, a que no se implementó una estrategia que considerara las condiciones de vida de cada estudiante durante la crisis sanitaria, según especialista
Por Ray Ricardez @RayRicardez
28 de abril, 2021
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Puebla es el estado número 11 a nivel nacional en deserción escolar de niñas y niños de 6 a 14 años; superando incluso el promedio nacional, que es de un 6.1 por ciento, según el Índice de Rezago Social publicado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). 

Esto se debe predominantemente al cambio abrupto que sufrió el sistema educativo debido a la pandemia, y a la falta de una estrategia situada en los contextos específicos de las y los estudiantes, de acuerdo con Rodolfo Cruz, académico de la Upaep e investigador en temas educativos. 

De acuerdo con el documento, la inasistencia a clases de niñas y niños durante el 2020 fue de 6.3 por ciento, un dato que rompe la tendencia a la baja que la entidad registró en lustros pasados, que fue de 10.4 por ciento, en el 2000; 6.7 por ciento, en el 2005; 5.8 por ciento, en 2010 y 4.1 por ciento para 2015. 

Para Cruz esta tendencia era de esperarse, ya que desde inicios de la pandemia especialistas advirtieron del riesgo que corrían las y los estudiantes de desvincularse de la escuela. Sin embargo, asegura que a pesar de que se anticipó, el resultado es indignante, ya que se vislumbra la implementación de una estrategia fallida por parte del gobierno que no evitó que madres y padres, por voluntad o necesidad, decidieran que sus hijas e hijos abandonaran su proceso de aprendizaje escolar.

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“Este abandono es mucho más complejo; es fruto de una serie de precariedades que se han vuelto cotidianas”, dice Cruz. Además, asegura que si bien hubo una desafiliación por condiciones precarias, también hubo una por voluntad propia, debido a que estudiantes y familias no encontraron un sentido en continuar con el ciclo escolar a distancia.

Difícil mantener las clases con el mismo sistema educativo 

deserción escolar

Foto: Pixabay

El académico considera que el principal error fue simplificar la problemática, ya que esta tiene muchas aristas. Él explica que nunca se descentralizó la educación ni se situó en los contextos de vida específicos de cada estudiante; esto se observó en la creación de un solo programa educativo a nivel nacional que tuvo poca flexibilidad con docentes, familias y menores, detalla. 

El plan que buscaron implementar, cuenta Cruz, fue llevar la escuela a la casa, lo que fue un error, ya que había que transitar de un esquema escolar homogéneo a uno que posibilitara la participación de familias en sus entornos con un diálogo constante con las y los profesores. Sin embargo, explica, todo se intentó mantener centralizado, haciendo evaluaciones basadas en contenidos, actividades y entregas; de ahí que empezaran alumnas y alumnos a perder atención a las clases.

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Por un lado, un amplio sector de estudiantes, detalla el experto, abandonaron las aulas a distancia por falta de recursos o porque tuvieron que trabajar y ayudar a sus familias con la manutención de la casa, por ejemplo. Mientras que otros casos, asegura, tuvieron que ver con el aumento de la violencia doméstica que imposibilitó a las niñas y niños mantenerse. 

En contraste, hay quienes dejaron sus clases por voluntad propia. Cruz explica que este periodo para muchas familias no constituyó un auténtico aprendizaje y de ahí que prefirieran abandonarlo y repetirlo cuando se regrese a la presencialidad. “Tenían que encontrar sentido a su proceso educativo y la estrategia implementada no logró eso”, sentencia. 

Un retorno preocupante 

El regreso presencial será preocupante, lamenta el académico de la Upaep, ya que no basta con vacunar a profesoras y profesores, como lo plantea el gobierno federal, sino que habrá que repensar las condiciones en las que se regresa y cómo la desigualdad afectó el desarrollo educativo de cada estudiante.  

A estas alturas, advierte Cruz, no hay un espacio formativo para que las y los menores lleguen en las mismas condiciones como si no hubiera pasado nada. Esto implica que cada quien llegará con diferentes grados de avance determinados por las condiciones de vida que tuvieron en la pandemia; de ahí que habrá jóvenes que se sientan en desventaja con respecto a sus compañeras y compañeros. 

“El problema cuando hay una estrategia igual para todos es que no es una estrategia pensada en la equidad”, concluye sobre los resultados del índice. 

 

*Foto de portada: Viridiana Contreras

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Autor Lado B
Ray Ricardez
Licenciado en Relaciones Internacionales por la UDLAP con Maestría en Medios, Comunicación y Cultura por la Universidad Autónoma de Barcelona. Investigador, periodista en proceso y músico de corazón. Coordinador de la revista digital Libertad de Réplica. Interesado en la movilización, el periodismo y el cambio social. Soñando con hacer un mundo mejor ayudado por las palabras.
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