Lado B
Formar valientes: educar para envejecer 
Por Juan Martín López Calva @m_lopezcalva
17 de abril, 2024
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A las personas, incluso a las más queridas, se las va olvidando en la medida en que nos son menos útiles.

Gustavo Rodríguez. Cien cuyes

Próximo a cumplir 94 años, así luce el gran Clint Eastwood. De pie, lúcido, brillante, dirigiendo su última película. El propio Eastwood lo dice: «No dejo entrar al viejo. Me mantengo ocupado. Hay que mantenerse activo, vivo, feliz, fuerte, capaz. No dejo entrar al viejo criticón, hostil, envidioso, murmurador, lleno de rabia y de quejas, de falta de valor, que se niega a sí mismo que la vejez puede ser creativa, decidida, llena de luz y proyección». Envejecer no es para cobardes.

Fernando Galindo. Muro de Facebook

Como se dice en el argot de las redes sociales, un día eres joven y al otro te despiertas ya jubilado y entrando a la elegantemente llamada tercera edad. Así me pasó en estos meses anteriores, aunque tardó un poco en “caerme el veinte” entre tantos trámites y requisitos para dejar todo más o menos en orden y medio planear mi nueva vida para seguir activo y aportando cosas a la educación, porque creo que hoy en día -y más siendo docente, investigador y opinador- parafraseando al famoso tango: “sesenta -y más- años no es nada”.

Hay dos vertientes -por llamarlas de algún modo- de razones para este plan de seguir activo cuando podría ya retirarme a descansar, leer, viajar y desarrollar cosas que no he tenido tiempo de hacer hasta ahora. Por una parte, la vertiente principal tiene que ver con que considero que estoy en un momento de maduración de mis ideas y planteamientos y que todavía tengo por delante muchas cosas que decir y aportar. En esta vertiente también me mueve sin duda el hecho de que mucha gente siga apreciando y solicitando mi colaboración en proyectos o en cursos y conferencias.

Desde otro ángulo, mucha gente e incluso mis médicos, me fueron comentando desde que les compartí mis planes de retirarme al terminar mi último período como decano en la UPAEP, que tuvieron a bien confiarme -en distintas modalidades y con diferentes tramos de control- durante diez años, que era conveniente para mantener mi salud no pasar de una actividad tan demandante y una agenda tan llena de actividades y responsabilidades a una etapa de descanso y desaceleración total.

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Desde luego, si lo vemos de forma pragmática, habría también una tercera vertiente que es la de seguir generando ingresos puesto que con el tiempo, en este país de economía incierta y con inflación creciente en los últimos tiempos, la pensión va perdiendo mes con mes su poder adquisitivo y con los años será muy escasa.

En pocas palabras, aunque yo fui quien decidió el momento del retiro y considero desde todos los ángulos que he analizado que fue el tiempo acertado, estoy viviendo -gozosa pero también en el fondo, dolorosamente- el duelo de dejar atrás mis años como trabajador activo en instituciones de educación superior y como directivo en la mayor parte de mis años de servicio, combinado con la necesidad de aceptar que en mi horizonte hacia el futuro, se van estrechando los tiempos y estoy ya en mi tercer tercio de existencia, mirando como se acerca la vejez.

Coincidentemente, me he ido encontrando o tal vez he ido poniendo mayor atención a las publicaciones, reflexiones y testimonios que tienen que ver con esta etapa de madurez y progresivo envejecimiento.

Hace unas semanas terminé de leer una muy buena novela, ganadora del Premio Alfaguara en el año 2023, del escritor peruano Gustavo Gutiérrez, que se llama Cien cuyes y aborda con una crudeza tragicómica, el tema de la paradoja que vivimos en las sociedades actuales en las que por un lado, la expectativa de vida de los adultos mayores se amplía cada vez más por los avances de la medicina y la tecnología y por otra, la sociedad pragmática y competitiva va excluyendo en su dinámica a quienes ya no son útiles.

Lo anterior no implica solamente al mundo de las empresas, donde afortunadamente las universidades y la academia no necesariamente desechan a los viejos porque en el conocimiento y la investigación la madurez y la sabiduría que aportan los años es un bien que aún se valora, aunque tal vez no tanto como en el pasado. Involucra también a la familia, la convivencia social, el mundo religioso, la recreación, la cultura, etc.

Como dice acertadamente la frase que tomo del libro, en nuestro mundo actual “A las personas, incluso a las más queridas, se las va olvidando en la medida en que nos son menos útiles…” es una realidad triste, pero muy evidente.

En Cien cuyes, se plantea el tema siempre polémico y éticamente muy dilemático y difícil de justificar y aceptar, de la eutanasia por petición de los propios adultos mayores que desean morir antes de ser una carga para sus familiares o que ya son esa carga y viven en soledad su vejez, sintiendo en carne propia este abandono por inutilidad en la que los van dejando sus familiares, amigos y conocidos y la sociedad en general que se mueve hoy con base en criterios utilitaristas e inmediatistas.

En el otro extremo y tal vez porque se trata de alguien con recursos económicos, con posibilidad de crear sus propias oportunidades de seguir activo y con reconocimiento de sus pares, está lo que dice este post de Fernando Galindo, publicado en su muro de Facebook acerca del muy famoso actor y director de cine Clint Eastwood, que a sus noventa y cuatro años sigue activo y dirigiendo una nueva producción cinematográfica.

Las palabras que cita el escritor atribuidas a Eastwood resultan muy impactantes y dignas de ser reflexionadas seriamente. Viendo el ángulo positivo y lo admirable de la actitud que denotan estas palabras, sin duda hay que apreciar la actitud para, por más que la edad se acumule, “no dejar entrar al viejo, mantenerse ocupado, activo, vivo, feliz, fuerte y capaz”. ¿Qué tanto estamos educando a los niños y jóvenes para imitar esta actitud y buscar desde mucho antes de la vejez, las formas de mantener la energía y la visión positiva para desarrollar los hábitos necesarios para impedir la entrada de ese viejo que todos llevamos dentro? Dejar fuera de nuestros comportamientos lo criticones, lo hostiles, lo envidiosos, lo murmuradores, rabiosos y quejosos, faltos de valor y renegados de nosotros mismos, con el consecuente bloqueo de nuestra creatividad no solamente en la vejez sino a lo largo de toda nuestra vida.

Pero mirando el ángulo social-estructural del tema, resulta muy importante darnos cuenta de que para tener muchos “Clint Eastwoods” en nuestras sociedades, no podemos pensar que todo depende de las actitudes individuales, porque para llegar a esas edades con ese nivel de salud, energía y creatividad, hay que garantizar que el sistema social brinde a todos los servicios de nutrición, salud, educación, recreación y espacios de realización personal desde las edades tempranas y a lo largo de toda la vida.

Si nos enfocamos directamente en la vejez, habría que asumir el reto de brindar a las personas de la tercera edad los espacios de oportunidad para que sigan desarrollando sus capacidades, sintiéndose útiles y creativos, socializando con otras personas y viviendo una vida en la que haya el menor espacio posible para que entre “el viejo” con todos los rasgos negativos que Eastwood señala. Esto implica formar seres humanos valientes para enfrentar las distintas etapas de la vida incluyendo la cercanía de la muerte, porque como dice Galindo: “envejecer no es para cobardes”.


Foto tomada de: Wikimedia Commons

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Autor Lado B
Juan Martín López Calva
Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Realizó dos estancias postdoctorales en el Lonergan Institute de Boston College. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación. Trabaja en las líneas de Educación humanista, Educación y valores y Ética profesional. Actualmente es Decano de Artes y Humanidades de la UPAEP, donde coordina el Cuerpo Académico de Ética y Procesos Educativos y participa en el de Profesionalización docente..
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