Lado B
Vivir sin memoria
Por Juan Martín López Calva @m_lopezcalva
17 de octubre, 2023
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…el olvido está tan lleno de memoria

que a veces no caben las remembranzas

y hay que tirar rencores por la borda

en el fondo el olvido es un gran simulacro

nadie sabe ni puede/aunque quiera/olvidar

un gran simulacro repleto de fantasmas

esos romeros que peregrinan por el olvido

como si fuese el camino de Santiago…

Mario Benedetti. El olvido está lleno de memoria.

En el proceso psicológico de una persona, hay dos caminos posibles ante un hecho traumático o doloroso: el de la evasión y el olvido o bien, el del trabajo para llegar a aceptarlo como parte de lo que somos y canalizarlo positivamente en nuestras vidas. 

Resulta sin duda mucho más sencillo en el momento, aunque tremendamente más perjudicial y autodestructivo en el mediano y largo plazo. El segundo camino, el de vivir el duelo y pasar por sus diversas etapas es más difícil pero mucho más constructivo. Es muy conocido el proceso que plantea Elizabeth Kubler Ross que se sintetiza en el acrónimo NINDA: negación, ira, negociación, depresión y finalmente, aceptación.

Pienso que lo mismo pasa en los procesos históricos que fueron traumáticos para grupos humanos, regiones completas o para la humanidad como especie. Nos resulta más fácil la evasión y el olvido o la edulcoración de la realidad o el arte que refleja la realidad humana en toda su complejidad, con sus luces y sus sombras.

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Es así que hoy existen muchos grupos llamados en general negacionistas, que tienen muchas caras pero comparten el hecho de que prefieren negar las realidades, los avances de las ciencias o las atrocidades históricas construyendo enredadas teorías de la conspiración, que asumir las cosas tal como son, por más que nos duelan o nos pongan frente a un espejo que nos disgusta o francamente nos produciría horror.

Entre estos grupos están los antivacunas, que plantean que estos descubrimientos de la Química y la Medicina moderna son productos creados con la malévola intención de hacernos daño o, como en el caso de las vacunas anti-COVID, para inyectarnos un chip que se apodere de nuestras mentes y nos ponga en situación de esclavitud frente a oscuros grupos de poder que nadie sabe dónde están o cómo operan en el planeta.

Están también los llamados terraplanistas o los que niegan que el hombre haya llegado a la Luna viéndolos como intentos de manipulación de nuestras mentes o los que niegan el terrible proceso del Holocausto durante la 2ª. guerra mundial.

En otros procesos o sucesos históricos, estamos al menos dando pasos para iniciar el camino del duelo y según mi punto de vista, nos encontramos en las primeras fases, la de la negación y la de la ira.

Acabamos de pasar el 12 de octubre y como cada año -aunque al menos desde mi experiencia personal en mis redes sociales y en mis consultas a la prensa digital, hubo menos manifestaciones que en anteriores ocasiones- se manifestó la polarización entre los grupos radicales hispanistas y los indigenistas.

Entre los primeros las manifestaciones son normalmente de júbilo y celebración, porque sienten el orgullo de que los españoles hayan traído LA cultura y LA religión verdadera a los pueblos indígenas que consideran atrasados -por supuesto por más mestizos que sean, se consideran españoles- y normalmente suelen estar entre la evasión y olvido -el camino de evitar el duelo- o la negación -el primer paso del duelo- de la violencia, las matanzas masivas como la de Cholula, el debate sobre si los nativos de estas tierras eran o no, seres humanos y la imposición cultural que se volvió más bien en sincretismo por la resistencia y la fuerza simbólica y valoral de los pueblos indígenas.

Entre los segundos, predomina más bien la ira que ha llevado a tirar en manifestaciones violentas o a retirar con pretextos diversos por parte de los gobiernos, las estatuas que recuerdan a los personajes que conquistaron violentamente estas tierras y se beneficiaron con sus riquezas naturales, pero también por ejemplo a Colón, que no fue propiamente un soldado ni un conquistador sino un viajero y explorador.

La ira lleva a expresiones como “nos conquistaron”, “nos invadieron”, “nos impusieron” que publican y argumentan personas que sin la llegada de los españoles a estas tierras y el nacimiento de criollos y mestizos, no hubiesen existido. Como decía un colega nacido y crecido en España a quienes le reclamaban que sus antepasados “nos” invadieron violentamente: “fueron tus antepasados, porque los míos se quedaron en España”.

El mismo presidente de la República envió una carta al inicio de su sexenio y mantiene su postura de exigir a la actual monarquía española -que nada tiene que ver con aquélla de Castilla y Aragón que fue la que financió los viajes de Colón y se benefició con la conquista cuando ocurrió- que nos pida perdón a los mexicanos, que tampoco existíamos en el momento de la conquista y menos del llamado descubrimiento o invención de América.

Ese derribo de estatuas o la desaparición de estos hechos en los libros de historia del sistema educativo, al igual que la deformación que ve solamente la parte sangrienta que sin duda es condenable -igualmente negativa que la del mito glorioso del descubrimiento que nos enseñaron en nuestros tiempos- pueden llevar hacia adelante en el proceso hasta llegar a la aceptación de nuestra identidad compleja y nuestro origen en esta confrontación o choque cultural -del que ya se ocupó hace casi un siglo Octavio Paz en El laberinto de la soledad- o también conducirnos hacia atrás, hacia la negación de la complejidad de los hechos o incluso hacia el olvido.

“Nada que celebrar hoy” es el lema de los indigenistas radicales -que curiosamente en su mayoría no son indígenas ni llevan apellidos originarios-, confundiendo los términos de celebración y conmemoración. Celebrar es festejar un hecho o momento positivo, alegrarse o regocijarse por algo. Conmemorar es volver a pasar por la memoria, para no olvidar un hecho o un proceso que nos ayuda a mantener la capacidad crítica que analiza tanto lo positivo como lo negativo de un acontecimiento o proceso.

Este momento en el que predomina la ira y son políticamente correctas sus expresiones que llevan a la cultura de la cancelación de cualquier otro aspecto que no entre en los criterios bien vistos hoy, resulta muy riesgoso para la construcción de nuestra historia nacional, latinoamericana e incluso global.

Se manifiesta también en otros hechos como la censura o reescritura de obras literarias y de otras artes que se consideran desde la cultura de hoy como machistas, racistas, clasistas, etc. para evitar “contaminar” a las nuevas generaciones, romantizando con maquillaje todo lo que se considere deshumanizante, que nos guste o no, es también parte de lo humano.

Como dice Edgar Morin, el ser humano es spiens-demens, es homo complexus, lleno de unidualidades y contradicciones. Negar esta complejidad desde cualquier extremo es mutilar lo humano y creer que el olvido acabará con nuestras sombras, cuando como dice Benedetti: el olvido está lleno de memoria y como dice el cantautor asturiano Víctor Manuel, no podemos vivir sin memoria. Ojalá podamos educar en el proceso que lleve a la aceptación.

Cada vez que nos dan clases de amnesia

como si nunca hubieran existido los combustibles ojos del alma

o los labios de la pena huérfana

cada vez que nos dan clases de amnesia

y nos conminan a borrar

la ebriedad del sufrimiento

me convenzo de que mi región

no es la farándula de otros

Mario Benedetti. El olvido está lleno de memoria 

 

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Autor Lado B
Juan Martín López Calva
Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Realizó dos estancias postdoctorales en el Lonergan Institute de Boston College. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación. Trabaja en las líneas de Educación humanista, Educación y valores y Ética profesional. Actualmente es Decano de Artes y Humanidades de la UPAEP, donde coordina el Cuerpo Académico de Ética y Procesos Educativos y participa en el de Profesionalización docente..
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