Oscar Daniel Martínez Terrazas nació en Chihuahua, entidad donde su apellido materno tiene un peso importante en la historia, pero hizo su carrera política en las filas del PAN muy lejos de ese estado, entre la Ciudad de México y Morelos.
Fue integrante de Secretaria Nacional de Acción Juvenil del PAN a principios de la década pasada y a mediados de la misma se fue a hacer política a Morelos en donde fue asesor del grupo parlamentario en el Congreso de ese estado. Sus relaciones políticas le permitieron pronto conseguir una candidatura plurinominal y llegar a la Cámara de Diputados en la legislatura pasada.
Al concluir su periodo, y aprovechando la posibilidad de reelegirse, Martínez Terraza buscó repetir en el cargo con el aval de Jorge Romero, su líder legislativo. Su partido le abrió dos posibilidades, competir en las urnas en un distrito morelense o repetir como candidato plurinominal. Al final le dieron las dos, si perdía en una tenía aún la posibilidad de llegar por la otra vía.
Un pequeño detalle: su partido decidió inscribirlo ocupando un lugar que el Instituto Nacional Electoral decidió que era para una persona perteneciente a un pueblo originario. En la elección pasada el INE definió que al menos nueve curules tendrían que ser ocupadas sí o sí por personas con origen indígena o que al menos fuera reconocidas por las comunidades indígenas como una persona aliada con una fuerte raigambre con la comunidad.
Él no pudo decir ni el nombre del pueblo al que pertenecía su supuesta comunidad (San Juan Tetelcingo, municipio de Tepecoacuilco en Guerrero, a 110 kilómetros de Cuernavaca), pero presumió que su registro había sido legal, “en tiempo y forma”.
E incluso dijo, de acuerdo con una nota del diario Milenio: “La comunidad autodetermina qué candidaturas pueden ser y yo estoy muy orgulloso de ser una candidatura de origen indígena (pero no supo decir qué comunidad era). Es un acto discriminatorio suponer que un indígena debe medir un metro y ser de una tez y un color».
No fue, claro, el único caso. El PAN mandó a varias personas afines a Jorge Romero a ocupar esas posiciones. Otra de esas personas fue Genoveva Huerta Villegas, la hasta hace unos meses líder del PAN en Puebla, quien fue anotada en la posición número cuatro de la lista de candidatos y candidatas plurinominales.
Aunque la información no se supo de inmediato, pues el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ordenó que no se hicieran públicos los nombres de quienes competían como candidaturas indígenas por un asunto de protección de datos personales.
Pero finalmente trascendió a los pasillos políticos y periodísticos, Genoveva tenía una candidatura indígena. En una entrevista que ofreció en septiembre del año al periódico ContraRéplica Puebla, la panista pasado dijo:
“Formo parte del equipo de Marko Cortés y del diputado Jorge Romero y a mí me enorgullecen mis orígenes y el equipo en el que estoy y que me haya invitado a formar parte, todos los documentos están públicos, incluso el INE los verificó de manera presencial porque no se iba a permitir ninguna falsedad”.
