Lado B
Enviado el 17/02/2021 El dato disparador
Por Lado B @ladobemx
17 de febrero, 2021
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 Hoy toca, de nuevo, hablar de corrupción. 

 

En algún momento del 2018 si la memoria no me falla— tuve una charla con la abogada Marcela Carcaño, integrante del Instituto de Acceso a la Información Pública de Puebla (ITAIP). Hablamos del caso del “Juez que no debía serlo” que para ese momento estaba por resolverse el amparo que tramitó mi compañera Karen de la Torre y que nos permitió acceder a los documentos educativos del entonces juez penal de Cholula, José Refugio Alejandro León Flores.

En la conversación Carcaño me preguntó, palabras más palabras menos, que quién estaba detrás de nuestro interés en el tema, no sobra decir que mi respuesta fue que lo que había de fondo era un interés periodístico.

 

 

La pregunta de la comisionada es la misma reacción que tienen las personas que trabajan en gobierno o que viven de la política cuando se enfrentan a trabajos periodísticos de investigación: alguien detrás filtró la información para generar un daño político. Tal vez porque muchos años el periodismo en general con sus excepciones ha jugado un papel en el tablero político para construir o destruir figuras públicas alimentado por filtraciones de grupos de poder.

Otro papel muy diferente es el que han jugado filtradores, alertadores o denunciantes (whistleblower en inglés) movidos no por un interés personal o de grupo sino por poner luz a actos de corrupción, violaciones a los derechos humanos e incluso espionaje masivos por parte de gobiernos, y pongo de ejemplo casos muy sonados como el Eduard Snowden y la NSA; el de Chelsea Elizabeth Manning y Wikileaks, o el de las personas que filtraron los datos del Panamá Papers.

Pero esa es otra historia.

 

 

En el periodismo llamamos “el dato disparador” a la información que por sus características puede iniciar una investigación.

Y sí, ese dato disparador puede ser una filtración del poder (y como toda filtración esta debe ser investigada antes de publicarse) pero también puede ser muchas otras cosas: una charla al vuelo en un café, un dato en un informe de gobierno o incluso un boletín, un estudio de alguna organización, un chisme en redes sociales, o un dato recolectado en un trabajo de reportería o la observación del o la periodista sobre fenómenos que se repiten.

El dato disparador en el caso del juez fue que Karen de la Torre descubrió que León Flores carecía de Cédula Profesional. Y detectó eso porque estaba reporteando una nota sobre la equidad laboral en el Poder Judicial que arrojó que había más jueces que juezas. En la mesa de redacción le pedimos que fuera más allá, y checara el grado académico por género y ahí saltó el dato disparador (también conocido como cola de la rata en el argot periodístico): un juez que no tenía cédula.

 

 

 

Y ya que hablamos de filtradores… ¿Se acuerdan que hace un par de semanas les recomendaba un trabajo de Animal Político sobre las denuncias de tortura, asesinatos, violaciones a personas migrantes que la Comisión Nacional de Derechos Humanos había mantenido ocultas? Pues la CNDH reaccionó y no de la mejor manera, pues lejos de atender la situación señalada por el portal decidió que lo mejor era callar a las personas que filtraron la información: CNDH amenaza con sanciones internas por publicación de informe sobre migrantes, pero sigue sin explicar por qué no actuó.

 

 

Notas que no deberías perderte:

 

 

 

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