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TDAH: otra problemática que le ha quedado grande a la SEP
El Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad afecta a más de medio millón de infantes en México. La detección pronta, así como el tratamiento correcto en casa y escuela, es esencial para el correcto desenvolvimiento de los y las pacientes
Por Lado B @ladobemx
02 de febrero, 2021
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Diana Rojas

Cuando Gabriel* fue diagnosticado con Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) a la edad de cinco años, Jimena* –su madre— confiesa haber sentido miedo e incertidumbre ante una enfermedad que volvía a su hijo dependiente de su atención y a un medicamento por tiempo indefinido.

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De acuerdo con el DSM-5  (Libro de Asociación Estadounidense de Psiquiatría),  el TDAH es una enfermedad neuropsiquiátrica que afecta la maduración del cerebro y el trabajo que ejecutan los neurotransmisores. Es decir, el envío de información de una neurona a la otra, no funciona adecuadamente. Es por eso que las y los pacientes tienen dificultades para mantener la atención en una actividad específica por periodos relativamente largos, y son impulsivos, lo que les pone en riesgo al no medir el riesgo de sus acciones.

Lo curioso es que este diagnóstico casi siempre se da después de los cuatro años, ya que es la edad en la que los niños y niñas entran al preescolar y cuando la dificultad de aprendizaje comienza. Este periodo es casi siempre el detonante de la mayoría de los síntomas, que devienen en frustración e irritabilidad.

Esto sucede, según la pedagoga Liliana Gutiérrez, ya que el sistema educativo en México –el de la Secretaría de Educación Pública (SEP), específicamente– no está diseñado para que menores de edad con este trastorno tengan un correcto desenvolvimiento en el aula, pues se les pide que estén sentados y en calma por mucho tiempo (más de tres horas durante el día). 

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En 2021, se estima que el cinco por ciento de la población infantil del mundo lo padece, es decir, un aproximado de 6.4 millones de infantes. En México, afecta a más de medio millón de menores de edad –la mayoría varones– de acuerdo con un estudio realizado por la UNAM

Hasta 2013, se le catalogaba como parte de los trastornos de la infancia y la adolescencia, pero tras estudios del DSM-5, se concluyó que el 50 por ciento de los casos continuaban hasta la vida adulta y que, en total, 2.5 por ciento de la población adulta lo tenía, por lo que decidieron reconocerlo como otro de los trastornos que afectan a personas de distintas edades –entre estos están la ansiedad y depresión, bipolarismo, autismo, esquizofrenia–.

El trato en las escuelas

Foto: master1305 | Freepik

Antes de que Gabriel entrara a preescolar, Jimena y su esposo no notaban ningún rasgo de personalidad que les preocupara. Sabían que Gabriel era un niño muy alegre y efusivo. Sin embargo, al iniciar las clases, las maestras les llamaban constantemente para discutir su comportamiento en el aula: no llevaba el ritmo de los demás niños y niñas, la lectura se le dificultaba y, más adelante, vino el maltrato y el bullying

Gabriel se quejaba de los regaños de las maestras y de no tener amigos. La gota que derramó el vaso fue cuando, al sacarlo del salón por “mal comportamiento” (estar inquieto, hablar con sus compañeros, no prestar atención a las instrucciones), una maestra le “machucó los dedos”. Esto empezó a tener estragos en su comportamiento dentro y fuera de la escuela: tenía cambios de humor drásticos, y pasaba mucho tiempo triste; incluso empezó a autoflagelarse.

La pedagoga Gutiérrez –quien trabaja en una escuela privada en la ciudad de Puebla– admite que el sistema educativo, tanto en la educación pública como privada no es del todo inclusivo con los pacientes con TDAH. Las y los profesores, deberían llevar más de cerca el trabajo de los niños y niñas con esta problemática: desde saber qué hacer en caso de una crisis nerviosa a cómo acortar las instrucciones para que puedan completar sus actividades escolares, dice la experta. 

Por su parte, algunos profesores y profesoras han tratado de llegar a acuerdos con la SEP planteando la problemática en los consejos técnicos, desde programas de inclusión, así como cursos donde se dé más información al respecto.

El año pasado, la SEP estaba por generar mejoras en el PIEE (Programa para la Inclusión y Equidad Educativa); no obstante, el proceso fue detenido por la llegada de la pandemia. Anteriormente, este exigía la presencia de dos profesores o profesoras en el aula, uno de ellos especializado en educación especial, pero el programa duró poco. 

Liliana confiesa a LADO B que las y los docentes de educación especial fueron removidos poco a poco. Ahora, los profesores (no especializados) tienen que trabajar con las herramientas que se les dan y valerse de su ingenio. 

Además, la información para atender a pacientes con TDAH no llega a todas las escuelas públicas, y menos a las que están fuera de la ciudad. Los programas de inclusión son, en la mayoría de las ocasiones, exclusivos de las escuelas particulares que contratan a psicólogas o psicólogos que les ayudan a dar seguimiento, así como talleres o congresos para su planta docente, con el fin de actualizar el tratamiento del trastorno. 

El sistema público se queda atrás y es importante que la SEP ponga más interés y recursos en esta problemática para que se detenga el rezago académico de los niños y niñas con TDAH.

La salida

Foto: Freepik

Ante la situación que Gabriel vivía en su escuela, Jimena y su esposo decidieron llevarlo con una psicóloga, quien inmediatamente lo canalizó con un neurólogo, quien pudo completar el proceso de diagnóstico y medicación por medio de mapeos cerebrales y un electroencefalograma. 

La terapia y el medicamento han sido un fuerte aliado. Hasta antes de la cuarentena, Gabriel había sido medicado con lisdexanfetamina –un estimulante del sistema nervioso central–, pues al salir a la calle era vulnerable a la sociedad injusta, comenta su mamá. “Yo trato de darle armas para que se defienda. Es por eso que recurrimos al medicamento, para que se desenvuelva bien”, agrega.

Sin embargo, debido a que el medicamento sirve, en especial, para su contacto con el exterior, en la cuarentena, a pesar del reto del encierro, Jimena decidió suspender su medicación paulatinamente. Considera que, al estar en casa, no es necesario que Gabriel lo tome, ya que puede expresarse abiertamente y cuenta con ella para que su impulsividad o su falta de atención no le afecten en sus actividades escolares o personales. 

“Además, es estable emocionalmente porque está rodeado de una familia amorosa. Siento que eso hace una diferencia”, agrega Jimena. 

La pedagoga Liliana y otras personas expertas en el tema concuerdan que el ambiente en el que se desenvuelven las y los infantes, así como la detección temprana, hace una diferencia en el paciente con TDAH. Y, si bien no es un trastorno curable, los síntomas se pueden reducir no sólo por medio del medicamento, sino también con la atención en casa. 

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La pedagoga menciona que el trabajo debe de hacerse en conjunto con la escuela y el núcleo familiar, por lo que la relación entre ambos lados debe ser muy estrecha y fuerte. Pues las y los niños van a requerir más atención en casa, así como atención especial en la escuela.

Gracias a todas estas herramientas y un ambiente sano, Gabriel ha encontrado una alternativa a su proceso educativo. Ahora cursa el cuarto de primaria y lleva un promedio alto. Jimena, por su parte, está agradecida con las maestras que sí han sabido incluirlo en la escuela; y de tener el tiempo y el solvento económico para adquirir el medicamento que cuesta mil 200 pesos al mes. 

Asimismo, Jimena ha implementado en la rutina diaria de Gabriel el programa de Mindfullnes —uno de los más reconocidos en Estados Unidos—, que su profesora de una escuela pública en Momoxpan le presentó.

Se trata de mantener la mente del niño ocupada aprovechando la multi plasticidad del cerebro. Se recurre a la plena relajación del cerebro antes de que empiece con sus actividades diarias por medio de respiraciones y meditaciones. Esto ayuda a mejorar su atención, autocontrol y nivel cognitivo. 

Este programa también ha ayudado a que Gabriel deje la medicación durante este periodo de cuarentena. 

Y es que, es importante que se implementen más formas de inclusividad (en la vida cotidiana, en el hogar, en las escuelas) para que el TDAH no sea un factor determinante en la vida de una persona, que esto no la detenga de aprender y de realizarse completamente en un futuro, puntualiza la pedagoga Liliana Gutiérrez.

*Los nombres han sido modificados por respeto a la privacidad de las personas

**Foto de portada: Freepik

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