Dr. José Guadalupe Sánchez Aviña*

Desde hace ya largo tiempo, he insistido en la necesidad de contar con un organismo autónomo que acompañe el desarrollo educativo del país, concretamente centrado en la generación de conocimiento de lo que sucede en nuestro Sistema Educativo Nacional; no solo la evaluación, sino la definición de las directrices posibles a seguir, en un esfuerzo articulado a nivel nacional.

Sin olvidarme de lo anterior, tengo que reconocer, mi equivocación, ya que la urgencia más inmediata, no es este organismo, sino el contar con una secretaría de Estado dedicada a impulsar la educación de calidad, como el marco del ejercicio del derecho que tenemos los mexicanos a educarnos. Si vemos lo que sucede actualmente en nuestro país y entidad, con las secretarías nominalmente encargadas de tan vital función, encontramos los énfasis de su atención en cualquier otra cosa menos en la materia que les debería ocupar.

El que un nuevo titular encargado de la Secretaría de Educación del Estado de Puebla reciba como encomienda trabajar con honestidad, transparencia y sin afectar los intereses de los trabajadores -más menos- y que este, posteriormente lo replique a cada nuevo funcionario que es nombrado, nos da idea. Al respecto, hay mucho que mencionar. En esta ocasión referiré de manera sencilla dos aspectos: a) La obligación del esfuerzo de una secretaría de esta naturaleza es el garantizar el derecho a educarse que tiene la ciudadanía; el derecho al aprendizaje, al conocimiento, a formarse como ser libre y de ninguna manera cuidar la relación política con los representantes del magisterio. No coloco a debate la importancia central del profesor, mi aprecio por ellos y su labor, es más que sabido. b) El perfil de quienes hoy ocupan la titularidad es un perfil político, de negociación, que permita un tránsito administrativo lo más terso posible, y que, desde luego, no afecte la imagen de la administración con actos indebidos ¿Y el proyecto educativo? Por ninguna parte.

Más de cien años de existencia de una Secretaría de Educación y sus réplicas en las entidades federativas, inamovible, perdurable, que cambia para no cambiar; en la cual, desde su origen, se gestan las fuerzas en eterna negociación para el beneficio propio; no solo con sindicatos, sino con la propia estructura de colaboradores, así como con todo aquel que de manera directa o indirecta pueda recibir beneficio de un presupuesto, que nos pertenece a todos. En ocasiones se nos olvida que un servidor público es eso: una persona que presta sus servicios a los mexicanos, quienes pagamos su sueldo; por tanto, deben rendir cuentas, con resultados, ante la ciudadanía.

También puedes leer: Identidad y alteridad en la educación

Esta mañana, escuchaba en las noticias que en una reunión de personalidades en defensa de los derechos sociales se exigía más presupuesto para educación, con lo cual estoy de acuerdo inicialmente. Sin embargo, esta salida fácil, no es suficiente por sí sola cuando se piensa que el presupuesto que se destina a educación no se refleja en el día a día de las escuelas ni en las condiciones en las que un verdadero profesor realiza su fundamental labor. En otras palabras, no llega a donde debería ser, o lo hace en una cantidad ínfima. Como reacción a este tipo de exigencias ciudadanas, seguro habrá quienes de inmediato se froten las manos.

A la par de exigir mayor presupuesto, como ciudadanos debemos prestar especial atención a la forma en la que se ejerce el presupuesto, exigiendo transparencia y rendición de cuentas a quien sea que ejerza nuestros recursos. Esta acción ciudadana, considero, sería bien recibida por la gran cantidad de profesores y figuras educativas y administrativas que día a día, no solo realizan su labor, de manera intachable, sino que además resisten en un entorno que en ocasiones se torna difícil.

Sin dejar de señalar la necesidad de contar con un organismo autónomo y especializado que permita conocer lo que en educación sucede, generando la información necesaria para la toma de decisiones en materia educativa; hoy, sin duda, tengo que reconocer, la urgencia de contar con una Secretaría de Educación.

*El autor es académico de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Sus comentarios son bienvenidos

**Foto de portada: @SEPGobPue | Twitter