Lado B
Calidad educativa y desarrollo sostenible
Se requiere un referente para conocer y comparar el nivel de aprendizaje que logran desarrollar en su trayecto formativo quienes tienen acceso a la escuela
Por Juan Martín López Calva @m_lopezcalva
10 de abril, 2019
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Foto tomada de PxHere

Martín López Calva

Para la Mtra. Sylvia Schmelkes con mi agradecimiento

por inspirar e informar esta Educación personalizante

 

“La educación es la base para mejorar nuestra vida y el desarrollo sostenible. Además de mejorar la calidad de vida de las personas, el acceso a la educación inclusiva y equitativa puede ayudar abastecer a la población local con las herramientas necesarias para desarrollar soluciones innovadoras a los problemas más grandes del mundo”.

Objetivos de desarrollo sostenible ONU 

La discusión acerca de la (contra) Reforma educativa –la llamo así porque se ha planteado desde el nuevo gobierno en términos de abrogación y contradicción de la del 2013 aún vigente– sigue detenida en el Congreso de la Unión debido a la presión de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), misma con la que se han organizado “mesas de diálogo” para tratar de llegar a acuerdos porque el compromiso, según declaró el líder morenista en la Cámara de Diputados y presidente de la Junta de coordinación política, Mario Delgado, el dictamen aprobado no se subirá al pleno mientras no se llegue a un consenso con la CNTE.

Uno de los puntos de discusión –de los que explícitamente se plantean, porque debajo del discurso todos sabemos que la lucha es por el control de plazas y presupuestos– es el de la eliminación del término «calidad» del artículo tercero constitucional y de las leyes secundarias de la nueva normatividad educativa para estos seis años.

La oposición a este término tiene como base la idea de que se trata de un concepto neoliberal –cualquier cosa que esto signifique– y que proviene de los dictados de los organismos económicos y responde a los intereses de los capitales transnacionales.

Para sustituirlo se ha propuesto el concepto de «excelencia», que es un concepto mucho más cuestionable porque implica exclusión –ser excelente implica sobresalir, estar por encima de los demás– y tiene como fundamento una visión de perfección que, en su ya clásica conferencia de aceptación de doctorado honoris causa, por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana, el Dr. Pablo Latapí Sarre explicó con mucha claridad es una visión intrínsecamente deshumanizante.

Independientemente de que la afirmación de que el concepto de «calidad» es neoliberal sea errónea e ideológicamente sesgada y simplificadora, más allá de que el término «excelencia» con el que se está pretendiendo sustituirlo es un concepto “aberrante”, como lo califica Latapí en la conferencia citada, es importante poner sobre la mesa que el derecho a una educación de calidad es un compromiso internacional firmado por nuestro país junto con otros 192 en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Se trata, como dice la página web oficial de esta agenda, de “una oportunidad para que los países y sus sociedades emprendan un nuevo camino con el que mejorar la vida de todos, sin dejar a nadie atrás”. Esta agenda incluye 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) que van desde la eliminación de la pobreza hasta el combate al cambio climático, la defensa del medio ambiente, la igualdad de la mujer, el diseño de las ciudades y, por supuesto, la educación.

En efecto, el objetivo número 4 de la agenda aprobada en el 2015 dice literalmente: “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”.

Este objetivo parte de la realidad actual en la que, según datos de esta página citada, existen 265 millones de niños y niñas en el mundo que no están escolarizados; 22% de los cuales están en edad de estudiar la educación primaria. Pero además de este problema gravísimo de cobertura educativa, existe un problema muy serio porque los niños que sí asisten a la escuela “carecen de los conocimientos básicos de lectura y aritmética”.

Se trata, como puede verse, de un problema de doble dimensión: por una parte es necesario todavía redoblar esfuerzos para que todos los niños y niñas tengan acceso a la escuela, y simultáneamente se tienen que poner las condiciones suficiente para que lo que suceda en la escuela aporte a estos niños y niñas las herramientas necesarias para poder desempeñarse en el mundo, tanto en el campo laboral como en el ejercicio responsable de la ciudadanía, así como promover la posibilidad real de autodeterminarse y construir un proyecto de vida plena.

Es por ello que se requiere de un referente para conocer y comparar no solamente la cantidad de personas que tienen acceso a la escuela sino el nivel de aprendizaje que logran desarrollar en su trayecto formativo. Este referente a nivel internacional es el concepto de «calidad» y asumirlo nos permitiría seguir participando en este diálogo, investigación y análisis sobre la problemática educativa a nivel global, lo cual es ya imprescindible en estos tiempos de globalización y de búsqueda de caminos para asumirnos como ciudadanos de la Tierra-patria de Morin, desde nuestra propia nacionalidad.

Si se define la «calidad» como la conjunción de equidad, pertinencia, eficacia y eficiencia, como lo hace la mayoría de los autores serios del tema, se puede construir el camino hacia el cumplimiento del objetivo 4 de los ODS, apuntando hacia una educación que verdaderamente garantice la inclusión y la equidad por ser pertinente a los diversos contextos de necesidad en nuestro país, y por trabajar con eficacia y eficiencia para el cumplimiento de las metas de formación integral de los futuros ciudadanos.

“Las razones de la falta de una educación de calidad son la escasez de profesores capacitados y las malas condiciones de las escuelas de muchas zonas del mundo y las cuestiones de equidad relacionadas con las oportunidades que tienen niños y niñas de zonas rurales. Para que se brinde educación de calidad a los niños de familias empobrecidas, se necesita invertir en becas educativas, talleres de formación para docentes, construcción de escuelas y una mejora del acceso al agua y electricidad en las escuelas”.

Objetivos de desarrollo sostenible ONU 

Las razones que señala el documento de los ODS de la ONU como factores para la falta de calidad de la educación son completamente aplicables a la realidad de nuestro país. Tenemos muchos retos en la capacitación de profesores; la construcción y adecuación de escuelas; la mejora de las oportunidades de acceso a la educación para todos; y acceso a los servicios básicos y a las condiciones de alimentación y salud que hagan posible un adecuado rendimiento escolar. En gran medida, el futuro de nuestra patria depende del trabajo cooperativo para enfrentar estos desafíos.

Resulta muy lamentable que, teniendo todo este horizonte de desafíos que implican un enorme trabajo entre sociedad y gobierno, sigamos entrampados en el choque de intereses de poder y dinero que está impidiendo avanzar en lo fundamental: la formación integral de calidad de las nuevas generaciones para construir un país más justo, pacífico, democrático e incluyente.

Es verdaderamente dramático que viendo los deficientes resultados de aprendizaje de nuestros niños y niñas, y teniendo un compromiso con el mundo pero sobre todo con los sectores menos favorecidos de nuestro país, se siga discutiendo si es o no adecuado hablar de calidad como uno de los rasgos esenciales de la educación.

 

*Con motivo del receso por la Semana Santa, no habrá entregas de este artículo las siguientes dos semanas.

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Autor Lado B
Juan Martín López Calva
Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Realizó dos estancias postdoctorales en el Lonergan Institute de Boston College. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación. Trabaja en las líneas de Educación humanista, Educación y valores y Ética profesional. Actualmente es Decano de Artes y Humanidades de la UPAEP, donde coordina el Cuerpo Académico de Ética y Procesos Educativos y participa en el de Profesionalización docente..
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