Lado B
Matrioska de Gilda Manso
La ficción breve ha ganado terreno en los últimos años gracias a la expansión de las redes sociales. Internet permite la difusión de textos breves que crean nuevos lectores.
Por Lado B @ladobemx
13 de junio, 2013
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Alejandro Badillo

La ficción breve ha ganado terreno en los últimos años gracias a la expansión de las redes sociales. Internet permite la difusión de textos breves que crean nuevos lectores. Sin embargo la narrativa breve no es un fenómeno nuevo: autores de generaciones anteriores como Julio Torri, Cortázar, Borges, Juan José Arreola, entre muchos otros, escribieron textos breves que llevaron la narrativa a entrar en contacto con otros géneros como el ensayo o la poesía. De esta forma nacieron ficciones híbridas, viñetas, digresiones, imágenes que han ganado un lugar importante y han superado el filtro del tiempo.

Ediciones de Educación y Cultura. 1era edición 2012

Ediciones de Educación y Cultura. 1era edición 2012

Matrioska, de la escritora argentina Gilda Manso, abreva de esta tradición. En los textos de este volumen podemos encontrar una variedad de registros, intereses y obsesiones. Lo primero a destacar es la vocación de los cuentos: algunos –por su extensión más larga, tres o cuatro cuartillas- tienen un desarrollo que los vincula con la tradición del cuento clásico: personajes identificables, escenas que se encadenan en un lapso de tiempo y una anécdota que sirve como un gancho que atrapa al lector hasta el final. Otros cuentos se apegan al formato de la minificción: destellos, fragmentos afilados que usan las palabras exactas, que no dan vueltas de más y se dirigen, inexorables, a su cometido.

Más allá de la extensión, podemos encontrar varias características que se repiten en Matrioska y que le dan homogeneidad: una introducción que muestra un mundo cotidiano rápidamente alterado por un elemento fantástico. Este artificio tiene varios matices: el exceso, imágenes surrealistas que, a primera vista, se antojan imposibles. Sin embargo Gilda Manso tiene varias herramientas para ganar la partida y convencer al lector: la más importante es el lenguaje que no sólo es exacto, sino que se expande en el ritmo e, incluso, en la poesía. La autora sabe que la credibilidad no se sostiene solamente con una estructura o eslabones bien diseñados en sus trucos y escondites. Se necesita encontrar al lector por otras vías como la belleza de una imagen, una escena dejada en suspenso o la reunión de objetos o accidentes aparentemente inconexos.

Otro elemento interesante en Matrioska es el tratamiento de los cuentos más largos. La autora se da tiempo para plantear una historia que va ganando en tensión por los espacios en blanco que deja, posibilidades que prometen un desenlace que se demora hasta el final. Incluso, en varios textos, éste no llega y se mantiene como una amenaza que perturba al lector. Un punto que se aprovecha es el uso de la primera persona. Además de la credibilidad, la mirada íntima e inmediata que atrapa, la primera persona funciona como un personaje, un álter ego que empieza a desmenuzar su realidad, una anécdota en apariencia anodina, y la lleva a límites insospechados gracias a sus interpretaciones. De esta forma queda en evidencia el valor de la literatura, trabajar con objetos cotidianos y someterlos a una nueva perspectiva.

Matrioska utiliza una gran cantidad de perspectivas, temas y puntos de arranque. Como refiere la autora en el prólogo del libro sus historias vienen en varias capas. Hay una superficie que oculta una serie de trampas, engranajes y trucos. Ahora depende del lector descubrir lo que está bajo la punta del iceberg.

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