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Lado B

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Este fin de semana dio inicio el torneo de futbol Copa FIFA Confederaciones Brasil 2013, acompañado de movilizaciones sociales que tomaron las calles de siete ciudades del país para protestar contra el aumento de las tarifas del transporte público. Dichas manifestaciones fueron fuertemente reprimidas por la policía.

Sin embargo, meses atrás al inicio del primer certamen internacional que inició desde el anuncio de la Copa Mundial de Futbol (2014) que se realizará en dicho país, así como de las Olimpiadas (2016), la represión de diferentes grupos comenzó en Brasil.

En mayo de este año, el informe “Megaeventos y violación de derechos humanos en Río de Janeiro”, que dio a conocer el Comité Popular de la Copa y de las Olimpiadas y que aglutina a unas 50 agrupaciones, entre movimientos sociales, investigadores, organizaciones no gubernamentales y sindicatos daba a conocer  que los preparativos del Mundial y las Olimpiadas “ocultan la intervención autoritaria de los poderes públicos y la violación de los derechos humanos, en favor de grandes proyectos urbanísticos y de remodelación de estadios”.

Un ejemplo de estos hechos fue el desalojo de cerca de 30 mil familias que debieron abandonar sus hogares forzadas por el Estado, así como señaló que tan solo en Río de Janerio, donde se celebrarán los Juegos Olímpicos de 2016, habían sido desalojadas 3 mil  familias y otras 7 mil 800 estaban amenazadas de serlo.

Fin de semana de marchas y represión

El motivo de las marchas fue el aumento en  el costo del pasaje de autobús urbano, que en São Paulo pasó de tres a 3.20 reales (de 1.40 a 1.50 dólares) y en Río de Janeiro de 2.75 a 2.95 reales (de 1,28 a 1,38 dólares).

Las mayores concentraciones tuvieron lugar en estas dos ciudades emblemáticas de Brasil. En la capital paulista, la primera marcha ocurrió el 6 de este mes y la última el jueves 13, organizadas por el Movimiento Pase Libre.

Las protestas estuvieron marcadas por la represión de la policía, que usó bombas de gas lacrimógeno, gas pimienta y balas de goma para intentar dispersarlas. Decenas de personas resultaron heridas por los disparos, mientras que más de 230 fueron detenidas.

También Río de Janeiro fue escenario de más de una protesta en la noche del jueves 13, tres días después de la primera realizada en la ciudad. Las autoridades policiales justificaron la represión en que se trató de controlar actos de vandalismo.

En Brasil se incrementa la ola de protestas contra el gobierno de Dilma Rousseff, y ya son 27 las ciudades convocadas a manifestarse. Las protestas surgieron por el aumento del precio de los transportes, la exigencia de una mejor educación, mejores hospitales y la reducción del gasto en eventos públicos como los deportivos.

Mientras se inauguraba la Copa de las Confederaciones con el partido entre Brasil y Japón, fuera del estadio la Fuerza de Choque de la Policía militar intentó dispersar una manifestación de unas 1000 personas con gases lacrimógenos y balas de goma.

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