El 17 de octubre de 2019 fue un día que marcó a Culiacán: fue el llamado jueves negro, cuando a raíz de la breve captura del hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán Lorea la capital de Sinaloa se convirtió en un campo de batalla. Desde la organización “Iniciativa Sinaloa” sus integrantes se preguntaron, ¿qué hizo la sociedad culiacanense para recuperarse? Y el documental El día que perdimos la ciudad, publicado recientemente, fue la respuesta a esta inquietud.
En entrevista para LADO B, Marlene León Fontes, directora de Iniciativa Sinaloa, y Marcos Vizcarra, periodista de Revista Espejo, contaron que el documental nació a partir de la campaña Jueves Negro, impulsada por dicha organización, que constó de mesas de diálogos entre ciudadanía y autoridades, firma de compromisos de paz, pero también del ejercicio documental, financiado por la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado.
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Marlene León explicó que este proyecto le apostó, sobre todo, a la memoria colectiva, buscando que las personas no olvidaran y no quisieran darle la vuelta a la página “de un día a otro”.
Esto, coinciden, por la complejidad del tema: un día en que la ciudad fue secuestrada, tomada por el crimen organizado, un día en el que miles de personas terminaron atrincheradas en oficinas, tiendas, en sus casas, donde las calles estaban llenas de autos quemados, cadáveres. Un día en el que, en palabras de Marcos Vizcarra, se confirmó que la violencia tenía tomada la ciudad.
El documental buscaba en un principio responder la pregunta: ¿cómo cambió la sociedad sinaloense, en particular de Culiacán, después del jueves negro? Vizcarra dijo que partieron con la intención de reflejar cómo la gente se había reconstruido y había salido de ese bache. Sin embargo, al hacer el trabajo encontraron algo distinto: una resistencia a hablar del tema, a aceptarlo, a trabajarlo (desde lo social).
Y la explicación que han encontrado a esta cerrazón es que el discurso oficial, que ha sido el hegemónico respecto a este tema, insiste en que lo ocurrido fue un hecho aislado.
“Hay una resistencia por parte de los culiacanenses en general, en gran parte, de hablar y discutir y recordar, [de] revivir [lo sucedido]. Es porque se creó un discurso oficial de que lo que sucedió fue una situación de un día nada más, y ese discurso se fue construyendo desde ese tiempo para acá, desde el gobierno local y federal”, dijo Vizcarra.
Incluso la propia Comisión Estatal de Víctimas dijo en su momento que a más de dos años de este episodio no se ha dimensionado lo pasó ese día en Culiacán, y eso porque no ha habido una disposición oficial de aceptarlo y responsabilizarse.
Esto, porque la breve captura del hijo del Chapo evidenció el control y poder del crimen organizado en la ciudad y en el estado, en el marco de una normalización de la violencia en Culiacán, ciudad que ha estado en el ranking mundial de las más peligrosas del mundo, en repetidas ocasiones.
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Hacer el documental fue difícil no sólo por tener poco tiempo para todo el proceso, sino también para hablar con las víctimas que estuvieron directamente ese día y que estaban dispuestas a hablar del tema.
Así pues, la conclusión de Vizcarra y León es que si bien no resolvieron la pregunta de cómo cambió la sociedad, se dieron cuenta que era más importante mostrar la realidad de Culiacán, para poner sobre la mesa de discusión el por qué esto sigue sin discutirse, trabajarse ni resolverse.
Finalmente, este ejercicio de memoria colectiva logró unir las piezas de un rompecabezas que no se había acabado de construir: la reconstrucción de los hechos.
“No queremos que se olvide, que se recuerde quiénes estuvieron detrás de esta operación, que la gente conozca la situación a la que nos enfrentamos aquí en Culiacán”, dijo Fuentes.
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Puedes ver el documental en este enlace. Y el resto del trabajo de Iniciativa Sinaloa puede ser consultado aquí.
*Foto de portada: Documental «El día que perdimos la ciudad»