María Vilchis
Cuando Natalia nos hablaba de tirantes transparentes, yo tenía recién 12 años. Y claro que soñaba con usar aquellas tiras plasticosas, pero era demasiado pequeña. Eso no impidió que la escuchara y se volviera una de mis referentes favoritas.
El primer concierto al que fui sin personas adultas cuidándome fue a uno de Natalia Lafourcade. Recuerden que eran los dosmiles y el público lanzaba regalos al escenario, bueno, yo le lancé un collar, mi gargantilla favorita para ser exacta. Por supuesto Nat nunca la vio, se resbaló por el escenario y estoy segura que se perdió. Y aunque era la favorita no me importó porque ya había bailoteado y cantado con mis amigas adolescentes hasta el cansancio. Hoy, a mis 31 años, Nat me sigue acompañando: a lavar los trastes, a pasear al perro, a sentarme frente a la computadora o a la ventana a admirar el volcán.
Tal vez te interese: ¡Hasta siempre, Pau Donés!
*Ilustración de portada: Gogo
EL PEPO