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El de Puebla, un Congreso de izquierda que no es de izquierda
Morena, el partido mayoritario del congreso autopercibido progresista, no está ateniendo las temáticas que el resto de la política izquerdista en el mundo
Por Lado B @ladobemx
10 de noviembre, 2020
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Fernando Merino | @FerMerinoN

La mayoría del Congreso del estado, conformada por Morena, PT y el camaleónico PVEM, que se mueve en sintonía con quien controle el poder, denominó la LX Legislatura como la primera de izquierda en la historia de Puebla, pese al título que se adjudicaron las y los diputados del bloque mayoritario se han mostrado renuentes a legislar temas relacionados propios de la izquierda.

Entre las principales deudas que el Congreso tiene con la sociedad poblana, desde la lógica de la línea política en la que se ubica la mayoría, está la despenalización del aborto y la ley de identidad sexogenérica, que permitiría a las personas trans poder cambiar documentación legal.

Y aunque hace unos días aprobaron la reforma al código civil que reconoce el matrimonio igualitario, se trató de movimiento político obligado por la presión y mandato de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), más que una decisión acorde con la oferta política que deberían tener, según plantea Natalí Hernández, activista por los derechos de las mujeres y las disidencias sexuales y directora del Centro de Análisis, Formación e Iniciativa Social A.C (Cafis). 

La iniciativa del matrimonio igualitario que finalmente fue aprobada entró al Congreso como propuesta de la presidenta de la comisión de Gobernación, Vianey García Romero (Morena), y fue aprobada en fast track, y a pesar de que existía una propuesta previa impulsada por la diputada Rocío García Olmedo (PRI) no fue tomada en cuenta en la discusión.

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En la “congeladora legislativa” también hay dos iniciativas de García Olmedo para despenalizar el aborto, pero la mayoría legislativa ha ignorado el tema; de hecho, en octubre del año pasado Gabriel Biestro, presidente de la Junta de Coordinación Política operó para que la propuesta de García Olmedo para permitir que las mujeres decidan sobre su cuerpo fuera votada en contra.

El pasado 6 de noviembre la diputada morenista, Estefanía Rodríguez Sandoval, presentó una iniciativa en la materia, lo que podría abrir la discusión en el poder legislativo, pues se trata de una integrante del grupo parlamentario dominante.

Para Natalí Hernández, la Coalición Juntos Haremos Historia no ha aprovechado su mayoría legislativa para impulsar una agenda “progresista” o de izquierda, mientras que a los gobiernos de la derecha no les ha temblado “la mano para negar derechos a la gente”, e incluso cuando se aprobó el aborto en la Ciudad de México, en los estados se apresuraron para poner candados y evitar que eso ocurriera en otros lugares. 

Para Juan Luis Hernández Avendaño, politólogo de la Ibero Puebla, los gobiernos de izquierda en América Latina no han sabido ”construir espacios democráticos, ni procurar libertades, y han sido muy poco tolerantes frente a la protesta, denuncias y contrapesos. Y es muy lamentable, porque la izquierda históricamente se ha enfrentado a gobiernos autoritarios”.  

Acorde con la tendencia mundial, según el politólogo, hay cuatro temáticas que están moviendo a la izquierda: reducción de desigualdades; apuesta por las energías renovables para lograr la sustentabilidad; política de género, y desarrollar  mecanismos alternativos de justicia que permitan dejar a un lado el sistema punitivo. En ninguno de los casos Morena, a nivel nacional ni local, está atendiendo esas temáticas.

Y lo que pasa en el Congreso local es reflejo de ello.

Morena, un partido de izquierda que no es de izquierda

El de Puebla, un Congreso de izquierda que no es de izquierda

Foto: Marlene Martínez

 “En ciertos contextos y en ciertas circunstancias, claramente [Morena] no opera como un partido de izquierda. Llama la atención que se haya autodefinido como bloque de izquierda o como Congreso de izquierda (…) cuando en realidad si vemos las historias personales de cada uno de los diputados [del Congreso local] que hacen posible la mayoría, vamos a apreciar que muy pocos de ellos provienen realmente de la izquierda partidaria o social; Morena no es un partido de izquierda, tiene gente de izquierda pero no lo es”, puntualizó el politólogo de la Ibero.

Morena se construyó como un partido atrapalotodo o catch-all, agrega Juan Luis Hernández, por su ideología ecléctica. 

En el caso particular de Puebla hay varios ejemplos de personajes poco gratos a los grupos activistas, en especial a aquellos que trabajan por los derechos de las mujeres o los derechos de la población LGBT+. El caso más evidente es el del diputado Héctor Alonso Granados, conocido por su misoginia y homofobia, quien ganó su curul con Morena, y que ahora se encuentra sin partido. 

Otro caso es el de José Juan Espinosa Torres (PT), quien ha incurrido en violencia política en razón de género contra la representante del PRI ante el Instituto Electoral de Puebla (IEE), Laura Villegas. 

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Las actitudes de Alonso y Espinosa están lejos de la postura política de género que debería impulsar la izquierda; incluso ambos se volvieron adversarios de la mayoría del Congreso. Hoy Espinosa ya dejó su curul.

Vemos –dice el investigador en Ciencias Sociales de la UAM, Telesforo Nava Vázquez– que el Congreso local se dice de izquierda pero ¿por qué no legislan a favor de los sectores populares? ¿Dónde está la congruencia? (…)  Al PRD le llevó unos cuantos años empezarse a descomponer, pero a Morena le pasó de inmediato, y ya en el poder está descompuesto (…) La izquierda es una bandera espuria que ha utilizado Morena, y pura demagogia ”, señaló. 

Y razón no le falta, en el tintero del Congreso todavía está la revocación de la concesión del agua, algo de lo que todavía hablaba Gabriel Biestro Medinilla en octubre del año pasado, cuando aseguraba que estaban estudiando estrategias jurídicas y que sería para finales de ese año cuando iniciarían el procedimiento de revocación, pero 2019 terminó igual que empezó con Agua de Puebla como la concesionaria.

Juan Luis Hernández y Telesforo Nava coinciden en que Morena no es un partido de izquierda, ni siquiera se acercan, dice Nava: “Morena no va avanzar a la izquierda, muy al contrario, avanza al conservadurismo, corrupción y a una disputa despiadada entre sus integrantes por el poder; esa es la dinámica de Morena”.

Una incongruencia sin costo político

El de Puebla, un Congreso de izquierda que no es de izquierda

El politólogo Juan Luis Hernández refiere que el hecho de que el Congreso de Puebla no sea congruente con la agenda de izquierda que prometió, probablemente no va a tener costos políticos a corto plazo para Morena y aliados en las urnas, contrario al desempeño de las administraciones municipales y la estatal que sí tendrán repercusión en las elecciones de 2021. 

Para el académico, el costo político más importante que enfrentará Morena en Puebla, tendrá que ver con los déficits en seguridad y obra pública que han dejado como saldo los gobiernos que ganaron hace dos años, y el papel que han jugado en la gestión de la pandemia, tanto a nivel local como estatal.

Esto significa que la postura de los funcionarios respecto al aborto o el matrimonio igualitario, podría no tendrán un impacto tan relevante en términos electorales porque son más difíciles de ubicar y de trasladar al voto, contrario a los que se relacionan con los bienes materiales y que los ciudadanos identifican con mayor frecuencia y facilidad. 

Hernández también dijo que en el caso de los comicios del 2021, al tratarse de una elección intermedia, el abstencionismo será grande, contrario a lo que ocurre con las elecciones donde se elige presidente de la República, lo que ayudará a que la incongruencia de la mayoría del Congreso con la izquierda pase desapercibida. 

El mayor reto para Morena será aprender de lo ocurrido con el PRD,  de acuerdo al politólogo de la Ibero Puebla, que fue el primer partido de izquierda en México en llegar al poder, y que en la Ciudad de México aprobó la despenalización del aborto en 2007 y el matrimonio igualitario en 2009: dos conquistas de la izquierda que repondieron a las exigencias de la sociedad. 

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Natalí Hernández concluye diciendo que la actual legislatura, así como todas las que le han precedido, “tiene una tarea pendiente” y adelantó que muy probablemente las y los diputados de Juntos Haremos Historia “no van a entrarle a los temas que les causen un gran conflicto porque eso implica mucho trabajo, muchas reflexiones, y asumir los costos provocará que no cambie el panorama (…), y conforme se van acercando épocas electorales las posibilidades son menores”.

 

*Foto de portada: Marlene Martínez

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Autor Lado B
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