Lado B
Indígenas colombianos luchan contra mineras y grupos armados
 
Por Lado B @ladobemx
29 de agosto, 2012
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México, DF. La imagen de los indígenas nasa expulsando al ejército de sus territorios dio la vuelta al mundo; sin embargo, eso fue solamente el principio de una cascada de acciones por parte de los actores involucrados: gobierno y ejército, guerrilla y, por supuesto, indígenas que defienden su territorio de una guerra que les fue impuesta.

Los indígenas nasa desalojaron, a mediados de julio, a la fuerza pública instalada en el cerro sagrado El Berlín, en Toribio, norte del Cauca. Por esas mismas fechas, aparecieron en la parte alta de Toribio panfletos firmados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), donde acusaban a los líderes indígenas de ser colaboradores de las fuerzas del Estado “por estar auspiciando la militarización”. “Pueden ser las FARC, como pueden no ser”, señala Dora Muñoz, integrante del Tejido de Comunicaciones de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN).

Foto tomada de desinformemonos.org

Días después, los indígenas retuvieron a algunos guerrilleros y “se les aplicó el remedio desde las costumbres indígenas; esto generó gran inconformidad en las FARC y hubo amenazas de tomar venganza por estas acciones. Las situación se puso muy tensa en el territorio, pues ya se venía haciendo ciertos acercamientos con algunos ministerios del gobierno para hacer diálogos y frenar estas situaciones”, rememora Dora.

Sin embargo, la situación del Cauca es mucho más compleja que el episodio del desalojo de la fuerza pública. Dora Muñoz da cuenta de los principales problemas.

Las mineras devoran el territorio

Más del 60 por ciento del territorio indígena está concesionado a mineras, incluyendo resguardos indígenas. Aunque es un derecho constitucional la consulta previa y la información, los proyectos que están en exploración no han sido consultados con las organizaciones indígenas.

El ministro de minas definió al menos 21 áreas estratégicas mineras, que abarcan cerca de 105 mil hectáreas y comprenden zonas protegidas ambientalmente, como parques nacionales naturales, reservas naturales, páramos, tierras de comunidades negras, resguardos indígenas y ciénagas.

El panorama es bastante crítico: tan sólo en Caloto hay 45 solicitudes de extracción minera, 15 de ellas por parte de la multinacional Anglogold; en Toribio hay 21, de las cuales 13 son de la Anglogold. En total, en el Cauca hay 1380 solicitudes, 250 de la Anglogold; ya son titulares de 283, y en todo el departamento ya han titulado 45 de ellas.

La experiencia de la militarización

Actualmente, por territorio caucano circulan 14 mil militares, cifra que va en aumento. En los lugares sagrados indígenas –lagunas, cerros y otros sitios en donde hacen sus rituales- está ubicado estratégicamente el ejército y han instalado bases militares. “Estando ellos allí ya nadie puede subir porque nos restringen la libre movilidad; si vamos allá, nos convertimos en objetivo militar de ambos bandos. Este daño no lo sufrimos sólo nosotros como personas. También lo sufre la madre naturaleza: los lugares sagrados donde están ubicados estos actores armados están totalmente contaminados”, informa Dora.

Aunque el gobierno argumenta la legitimidad de la militarización para proteger a la población civil, “lo que nos muestra la experiencia en los territorios indígenas es todo lo contrario: donde hay ejército y grupos armados, hay combates, riesgo para la vida de todas las personas, violaciones, abusos, maltratos, explosivos, minas. Hay muerte. Las cifras de heridos y muertos nos ha dado la razón. Para nosotros, los grupos armados de derecha o de izquierda son un riesgo”.

Lea el reportaje completo de Desinformémonos aquí.

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