Lado B
Leer salva vidas
Por Espacio Ibero @
04 de febrero, 2022
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Mtra. María José Hernández Soto

¿Qué es vivir? La Real Academia Española (RAE) define este verbo intransitivo como la forma de “estar presente o perdurar en la memoria, en la voluntad o en la consideración”. Otros autores y autoras, como Elvira Lindo, determinan que vivir es un aprendizaje, sobreponerse ante las dificultades de la existencia humana. Para Rosa Montero, vivir es tener vida, sabiendo que subsistimos en la consciencia de estar vivos. Para otros, como el famoso John Lennon, vivir implicaba reconocer “todo aquello que nos va sucediendo mientras nos empeñamos en hacer otros planes”.

Vivir puede detallarse de múltiples formas, puede esclarecerse a través de metáforas, analogías, ejemplos, disertaciones y más. Lo cierto es que la vida implica armonía, júbilo y algazara; al mismo tiempo, oscuridad, sin sabor y angustia. No nos desanimemos, en incontables ocasiones vivimos la vida con rumbo, mientras que otros se mueren sin llegar a saber qué es lo que quieren. ¿Qué implica saber qué se quiere en la vida? ¿Eso definirá nuestro andamiaje existencial? Solo una luz nos puede iluminar nuestro caminar.

Me gustaría relatar un pequeño cuento clásico árabe. Es la historia de un mercader que un día visitaba la ciudad. “Al entrar a la metrópolis se encontró a un mendigo y tuvo compasión de él. Por eso le brindó dos monedas de cobre para que el mendigo pudiera comer ese día. Después, el comerciante se dirigió al mercado, por la tarde hizo negocios con sus socios y por la noche, se disponía a regresar a casa cuando, se encontró con el mismo mendigo. Fue entonces cuando le preguntó qué había hecho con las monedas que él le había dado. Su respuesta fue la siguiente: —Con una me compré un pan para tener con qué vivir, con la otra me compré una rosa para tener por qué vivir”. Una rosa que nos muestra la belleza tan necesaria por la vida, tan indispensable como el pan.

Bien lo decía el pintor francés, Georges Braque: “el arte es una herida hecha luz”, y el arte de la literatura nos abre nuestra perspectiva de la vida, nos impulsa a mirar de otra forma nuestra realidad. Tal cual lo menciona Robert Anton Wilson, en su libro Prometheus Rising (1983), todos tenemos filtros mentales formados a partir de creencias y experiencias; cada individuo interpreta la misma realidad de manera diferente y leer libros nos permite abrir nuestros filtros especulativos para poder entender a un autor o autora y decidir si eso será relevante en nuestras vidas.

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Sabemos que como seremos humanos tenemos limitaciones y es probable que los sueños que tenemos con nuestra vida sucedan o se queden en la intención de cumplirse, pues sabemos que la vida es incierta.

Para eso leemos, para hacer nuestra vida más grande, para que nuestros sueños se cumplan; buscar más, encontrarlo y darnos cuenta que la vida no basta.

¿Cuánta fe o esperanza hay en la acción de leer?  Albert Camus decía que “la literatura era el arma secreta más poderosa frente al horror”. Es tan verdadera y única esta frase, pues sabemos que incluso en guerras mundiales se ha querido destruir libros, bibliotecas y arrebatar el libre pensamiento; sin embargo, siempre hay luces de esperanza que podemos notar con diarios como el de Ana Frank que, a pesar de vivir horrores, dejó su blasón secreto que continúa dando a conocer aspectos de la Segunda Guerra Mundial y moviendo corazones.

Y es que es indiscutible que leemos para poder vivir otras vidas, imaginándolas y sintiéndolas. De alguna forma, contemplamos a través de la lectura las actitudes y acciones de las y los otros que nos interrogan y que nos hacen mirar nuestra propia vida. Posiblemente las y los lectores somos todos parecidos, tenemos una fisura o incomodidad que no nos permite acabar de insertarnos del todo en la vida y por eso necesitamos un puente de palabras para unirnos con ella.

Al leer, reescribimos nuestro pasado, lo vamos recodificando y reinventando. Al leer vamos sanando, pues cuando leemos estamos revisando las narraciones de otros y así como indica Yuval Noah Harari, en su libro Sapiens, le vamos dando sentido a la vida en la medida en que vamos descubriendo nuestra identidad que se forma por las narraciones que contamos y que nos cuentan. Somos narraciones vivientes y sin estos relatos que nos tocan el alma, la vida sería insufrible.

En las últimas entrevistas de Doris Lessing (escritora británica, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 2007), siempre declaraba que ella, a pesar de su gran edad, seguía leyendo para salvar su vida. Por otro lado, el escritor español, Jordi Sierra i Fabra era tartamudo desde niño, y él manifiesta que, sin la lectura, jamás hubiera superado su trastorno del habla y mucho menos hubiera logrado ser un escritor, así que siempre sostiene que leer le salvó su existencia. Y es que, efectivamente, leemos para compartir la dicha y para soportar la vida.

*Foto: <strong>Lisa Fotios | Pexels</strong>

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