Lado B
Menos y más democracia
Por Roberto Alonso @rialonso
12 de octubre, 2021
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“En los años que vienen gobernará la calle si los problemas no están a la altura. Se acabó el tiempo cíclico donde todo comienza de nuevo en el mismo punto de partida”. Con estas palabras, incluidas en su corolario, termina el informe 2021 de Latinobarómetro, estudio de opinión pública cuya serie de datos cubre ya un cuarto de siglo.

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Y es que los latinoamericanos, advierte el resumen de su página inicial, “ya no toleran los gobiernos que defienden los intereses de unos pocos, la concentración de la riqueza, la escasez de justicia, la debilidad de las garantías civiles y políticas, así como la tardanza en la construcción de garantías sociales. El abuso de poder, los privilegios, la restricción de la pluralidad están en el corazón de la demanda de igualdad ante la ley, de respeto, de dignidad. La crítica de los ciudadanos a la democracia es una demanda de democracia. Ningún pueblo de la región está contento con la manera como funciona la democracia en su país”.

El informe reconoce que sus datos suponen mensajes mixtos, sin embargo, recoge de esta mezcla una idea central para la discusión: se exigen democracias efectivas y se rechazan democracias aparentes, o bien, fachadas de democracia; por la vía electoral o en las calles se reclaman democracias reales, pese a que la indiferencia entre un régimen democrático y uno no democrático existe en tres de cada diez personas encuestadas (27 por ciento) y casi una tercera parte de la población de la región (31 por ciento) apoyaría un gobierno militar en reemplazo de un gobierno democrático “si las cosas se ponen difíciles”.

Aunque la expresión entrecomillada no especifica en qué consisten las situaciones difíciles, las crisis sanitaria y económica, sumadas a los pronósticos en materia climática, la inestabilidad política en algunos países y las movilizaciones recientes en la región, prefiguran un coctel explosivo frente al que estas inclinaciones anticipan posturas colectivas que no conviene minimizar.

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El estudio es profuso y merece analizarse detenidamente, observando tendencias y comportamientos diferenciados por países, pero veamos algunas aristas del caso mexicano.

Con datos de 2019, la encuesta del Barómetro de las Américas, que cubre casi el doble de naciones que Latinobarómetro, ya identificaba reportes de mejoría respecto a los niveles más bajos de los indicadores democráticos que llegaron a registrarse en tiempos de Enrique Peña Nieto, asociados a los resultados electorales de 2018 y la idea del “cambio de régimen” en la retórica de Andrés Manuel López Obrador. Latinobarómetro confirma esas tendencias de recuperación.

De acuerdo con el Barómetro de las Américas, el apoyo a la democracia en México pasó de 49,3 por ciento a 62,7 por ciento de 2016 a 2019, mientras que la satisfacción con la democracia en el país saltó de 26,5 por ciento a 46.4 por ciento en el mismo periodo; ni en uno ni en otro caso, cabe destacar, los repuntes llegan a los máximos históricos, registrados en la primera década del siglo. Latinobarómetro, por su parte, revela que el apoyo a la democracia aumentó de 38 por ciento a 43 por ciento entre 2018 y 2020, en tanto que la satisfacción con la democracia aumentó más del doble, trasladándose de 16 por ciento a 33 por ciento en el mismo periodo. El promedio latinoamericano es de 49 por ciento en el primer caso y de 25 por ciento en el segundo.

Si bien el informe no abunda en el porcentaje de insatisfacción, las tendencias lo ubicarían por lo menos en un 60 por ciento, con lo que la población de insatisfechas e insatisfechos en México sigue siendo mayoritaria. Con todo, hay otras percepciones que también mejoran en el estudio aplicado a finales de 2020 por la corporación Latinobarómetro con entrevistas cara a cara en casi todos los países examinados, salvo el caso de Argentina por las condiciones de la pandemia, donde las entrevistas se realizaron de forma virtual.

La apreciación de que se gobierna para grupos poderosos en su propio beneficio disminuyó en el país entre 2018 y 2020 de 88 por ciento a 67 por ciento, siendo 73 por ciento el promedio latinoamericano. La estimación de que la distribución de la riqueza es justa subió en el mismo periodo de 15 por ciento a 22 por ciento, siendo 17 por ciento la media en la región. A tono con las mediciones realizadas por diversas encuestas en el país, según la edición 2021 de Latinobarómetro el gobierno tiene una aprobación de 58 por ciento, 40 puntos porcentuales por arriba de lo registrado en 2018.

A juzgar por los saldos de la pandemia en América Latina —50 millones de nuevos pobres y una alta mortalidad: 30 por ciento del total global de fallecimientos siendo que la región representa apenas el 8 por ciento de la población mundial—, la data de Latinobarómetro parece ser indulgente. No obstante, queda nuevamente claro que el futuro de la democracia depende de la capacidad de respuesta de los gobiernos ante reclamos sociales crecientes, comenzando por la desigualdad.

*Foto de portada: Kelly Lacy | Pexels

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Autor Lado B
Roberto Alonso
Coordinador de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Iberoamericana Puebla y del Observatorio de Participación Social y Calidad Democrática.
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