Lado B
Irreversible
Por Roberto Alonso @rialonso
07 de diciembre, 2021
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Oficialmente se han cumplido tres años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México. Aunque su mandato durará cinco años con 10 meses, simbólicamente estamos a la mitad del sexenio y ello sirvió como pretexto para que su mensaje conmemorativo tuviera lugar en el zócalo capitalino, su plaza preferida.

La pieza de oratoria fue una con talante triunfalista. En medio de una pandemia que ha traído consigo más de 600 mil muertes de las esperadas y de una crisis económica que ha desembocado en una inflación que no se veía en 20 años, la aprobación de López Obrador ronda el 66 por ciento, una media que no se presentaba sino desde el verano de 2019. Si hoy fuera la consulta por revocación de mandato, seis de cada 10 estarían a favor de que continuara en el cargo, mientras que si hoy fueran las elecciones presidenciales, Morena ganaría nuevamente con una diferencia de hasta 25 puntos porcentuales.

Así se entiende que luego de hacer una emotiva evocación al significado de una concentración en el zócalo de la Ciudad de Mexico, el presidente haya iniciado su discurso con las siguientes palabras: “Hoy cumplimos tres años de gobierno y estamos de pie (…) Hemos resistido a las adversidades y seguimos avanzando en la transformación de la vida pública de México”.

Tras recitar líneas, datos y énfasis que suele esgrimir en sus intervenciones matutinas, esta vez no sólo insistió en que se han sentado ya las bases para la transformación del país, sino que aprovechó la fortaleza con la que llegó a sus tres años de gobierno para decantarse en sus opciones. En una clara alusión a lo que sucedía en otros momentos políticos de mitad de periodo, López Obrador remarcó que “nada se logra con las medias tintas”.

“Los publicistas del periodo neoliberal, además de la risa fingida, el peinado engominado y la falsedad de la imagen, siempre recomiendan a los candidatos y gobernantes correrse al centro, es decir, quedar bien con todos. Pues no, eso es un error. El noble oficio de la política exige autenticidad y definiciones. Ser de izquierda es anclarnos en nuestros ideales y principios, no desdibujarnos, no zigzaguear”, afirmó en el culmen de su alocución.

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Más allá de las críticas que con fundamento se han hecho a su administración y a su estilo personal de gobernar, en estos tres años puede destacarse de manera notoria: la constitucionalización de los apoyos a las personas con discapacidad, las personas adultas mayores y las y los estudiantes del sistema público; la recuperación del salario mínimo; la estabilidad financiera; una mayor recaudación fiscal acompañada de una disminución significativa de condonaciones y exenciones de impuestos que solían favorecer a las grandes fortunas; la lucha contra los privilegios y el dispendio en los gastos del gobierno; y una ingente presencia pública en la que sostenidamente busca poner por delante el bienestar de la mayoría de la población.

Sin embargo, la otra cara de la moneda suele oscurecer el paisaje: la violencia sigue su curso con una tasa elevada de homicidios y desapariciones de personas; la idea de bienestar del gobernante suele pasar por encima de derechos de colectividades y comunidades; contrario a lo que se reza, hay una profunda intolerancia a la crítica con efectos adversos que viene tanto de la prensa como de la sociedad civil y las instituciones autónomas del Estado mexicano; a pesar de los programas sociales y su blindaje, la pobreza sigue en aumento; e, indiscutiblemente, la impunidad sigue campeando. Con todo, algo de lo más preocupante es la acumulación de poder de las Fuerzas Armadas por la vía de nuevas tareas, funciones y tramos de decisión, así como mayor presupuesto, responsabilidad y protagonismo en la vida pública.

¿Quién va a poder regresar a soldados y marinos a las tareas propias de la disciplina militar? ¿Qué va a pasar con el despliegue castrense en todos los ámbitos donde se están atrofiando músculos civiles por darle entrada a las Fuerzas Armadas en cada vez más ramas de la administración pública, una vez que López Obrador deje la presidencia?

Por eso es que otra parte del mensaje presidencial del 1 de diciembre resulta igual de estimulante, entre sus seguidores, que alarmante, entre quienes tratamos de ver con distancia y ojos críticos la evolución de este gobierno. “En tres años ha cambiado como nunca —sostuvo el habitante de Palacio Nacional— la mentalidad del pueblo, que eso es lo más importante de todo, la revolución de las consciencias, el cambio de mentalidad, eso es lo más cercano a lo esencial, a lo mero principal, y eso es lo más cercano a lo irreversible. Pueden darle marcha atrás a lo material, pero no van a poder cambiar la consciencia que ha tomado en este tiempo el pueblo de México”.

De tomarse como referencia la alta aprobación del presidente y la alta confianza que tiene la sociedad en las Fuerzas Armadas, inquieta que esa “revolución de las consciencias” pase por preferir los valores castrenses a los valores democráticos, lo que sí roza con la idea de militarismo que tanta roncha le saca al presidente. ¿Son el Ejército y la Marina los garantes de la irreversibilidad? ¿A qué costo?

*Foto de portada: @lopezobrador_ | Twitter

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Autor Lado B
Roberto Alonso
Coordinador de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Iberoamericana Puebla y del Observatorio de Participación Social y Calidad Democrática.
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