Lado B
“La pandemia no es la enfermedad, sino un síntoma”: Mario Patrón
Una larga entrevista con el rector de la Ibero a dos años de su rectorado: la pandemia, el regreso a clases, las personas desaparecidas en Puebla, el derecho a decidir de las mujeres, los temas
Por Ernesto Aroche Aguilar @earoche
16 de septiembre, 2021
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Hace dos años Mario Ernesto Patrón Sánchez llegó a la Ibero de Puebla como rector. Abogado de profesión con una maestría en Derechos Humanos y Democracia, tomó el cargo luego de dirigir por varios años el Centro Agustín Pro Juárez, una reconocida organización de defensa y protección de los derechos humanos.

Y llegó, dice, en un buen momento. Con el tiempo suficiente para embeberse de la cotidianidad universitaria, de conocer “la formalidad y la informalidad de nuestra institucionalidad” antes de la irrupción de la pandemia del SARS-CoV-2, y tomar las riendas con un plan estratégico que hacia dentro consolidó, pero también implicó cambios tecnopedagógicos, y hacia afuera expandió la incidencia social de la Ibero. 

Y vaya que sí se miró mucho más a la universidad vinculada a causas sociales a pesar de la COVID. Su acción más visible fue el acompañamiento y asesoramiento al colectivo Voz de los Desaparecidos para impulsar una ley estatal en la materia que, si bien no tuvo los alcances esperados, es una ley que “clarifica los derechos de las víctimas” y, en ese sentido, fue exitoso que se lograra su decreto.

LADO B platicó con él en el marco de su segundo informe y la charla discurrió en temas varios, desde las acciones realizadas y el cambio digital en la Univerisdad, obligado por las condiciones de salud, el regreso a clases y las condiciones político-sociales de una segunda mitad del gobierno de la 4T, federal y local, porque Mario Patrón tiene claro que la universidad es un actor político y de transformación, aunque se trate de una institución medieval.

Reinventarse

Foto: repo.iberopuebla.mx

Mario Ernesto Patrón: La vida me dio la oportunidad de llegar [a la Universidad] en tiempo sustantivo, seis meses antes de la pandemia. En ese tiempo saqué mi plan estratégico de la Rectoría dividido en tres dimensiones, todo lo que son las condiciones estructurales de posibilidad, la otra dimensión es actores y activos, que significa poner en el centro a los docentes y los estudiantes; y la tercera dimensión son las funciones sustantivas propiamente de la universidad: docencia, vida académica, investigación, incidencia y vinculación.

Luego llegó la pandemia, y la pandemia como una causa sistemática transversal desestructuró la vida en su conjunto. No solo la vida en términos individuales, familiares, comunitarios y sociales, sino también la vida de las instituciones. 

Tuvimos que mudar de una semana a otra todos nuestros programas académicos a la vida virtual, tú sabes que en nuestro paradigma pedagógico una de las anclas es la cura personalis, que no es más que el acompañamiento integral y cercano a los estudiantes basado en un esquema de presencialidad. Parte del aprendizaje fue que nos dimos cuenta que esa perspectiva de presencialidad en otros momentos nos inmovilizaba para no hacer adecuaciones o tránsitos, pues, más propios de estos tiempos, y la virtualidad nos vino a obligar. 

Luego de ese tránsito a la virtualidad, nos dimos cuenta de que la apuesta frente al distanciamiento social tendría que ser en dos dimensiones, y una es transmitir o construir en la dialéctica en línea con los estudiantes y docentes, aprendizajes significativos, entendiendo que no es lo mismo la educación virtual que la educación presencial. Y lo otro es que no podíamos renunciar a un ápice a la pertinencia social de nuestra calidad académica.

Entonces, sacamos el proyecto de producción de caretas hospitalarias, producimos alrededor de 60 mil caretas para hospitales públicos preferentemente, para enfermeras y doctores; generamos nuestro comedor comunitario en Valle de Paraíso para paliar un poquito la crisis social con soberanía alimentaria; es un proyecto dirigido principalmente a adultos mayores, padres y madres de familia trabajadoras que tienen a su cargo niños y niñas, solo por mencionar dos proyectos de una diversidad de proyectos.

Y luego, al devenir la pandemia, hicimos una síntesis entre nuestro modelo educativo original, basado en la presencialidad y los nuevos tiempos de la virtualidad. Así es como diseñamos el modelo híbrido que hoy estamos implementando. Es un modelo enriquecido porque tiene la síntesis de la didáctica en línea, de estas competencias tecnopedagógicas en línea, con nuestro sello identitario de la presencialidad. Para hacer eso pusimos tres dimensiones fundamentales en el centro: el cuidado de la salud, el cuidado de la viabilidad financiera de nuestro proyecto, y la calidad académica entendida como pertinencia social. 

Para el cuidado de la salud creamos un órgano colegiado, cuyo mandato específico ha sido garantizar el retorno seguro de la Universidad; se han construido alrededor de 29 protocolos. Entendimos que nuestra vida de aquí en adelante, por lo menos unos años para el frente, no será del factor de riesgo cero, y porque tenemos que vivir con el riesgo diseñamos los protocolos que nos ayudarán a prevenir la exposición de ese riesgo, y también a generar capacidad de respuesta institucional.

Hicimos todo un rediseño y adecuación del campus: laboratorios, talleres, salones y apostamos a la tecnología para darle mayor profundidad a nuestro modelo, o sea, mayor profundidad en términos de presencialidad de los estudiantes. Y hoy tenemos ya activadas nuestras villas universitarias, todas las actividades extracurriculares de deporte, arte y cultura, y el regreso a las actividades académicas. 

Este trazo que te cuento en 10 minutos ha significado que la universidad se ha tenido que reinventar, acuérdate que somos instituciones medievales, con orgullo y pena —dice y sonríe—: la Iglesia y la Universidad son la herencia más antigua que tenemos en la sociedad moderna y no es fácil mover a la Universidad, porque parte de su fortaleza es su tradición pero también puede ser un galimatías.

Ha sido un reto el cuidado en la viabilidad financiera, pues asumimos el reto de que nadie se fuera de la universidad. Hubo un momento en que pudieron haber salido alrededor de 100 colaboradores por la ausencia de ingresos. Y lo otro es que no queríamos que se fueran los estudiantes por no poder pagar. En lo interno generamos un plan de austeridad, y un plan de colaboración para ayudar a la misión. Hoy con mucho orgullo digo: mis colegas colaboradores y yo mismo donamos días de trabajo a la universidad, días que trabajamos y que no nos lo paga la universidad, y eso nos ha permitido contener un poco el gasto y no tener que correr a nadie, que nadie se fuera. 

Y en la dimensión de solidaridad a la economía de las familias creamos un órgano específico de apoyo COVID y hemos beneficiado a 206 familias. Que para nosotros sí es una cifra de orgullo, porque son 206 estudiantes que pudieron continuar sus estudios a pesar de la vivencia del COVID.

Y ampliamos nuestra capacidad de financiamiento educativo, hoy llegamos al 59 por ciento de estudiantes de licenciatura becados. Pasamos a tener menos del 50, alrededor del 45 al 59 por ciento. En posgrado incluso llegamos al 70 por ciento. No estoy hablando de becas al 100 por ciento, pero tienen algún tipo de beca. Eso nos da mucho orgullo porque no solo hemos resistido, sino que nos hemos ido resignificando en el camino y lo hemos hecho con un modo de proceder muy muy nuestro, apelando a nuestros sentidos de comunidad, apelando a nuestra colegialidad, y siempre a la transparencia y a la rendición de cuentas.

El regreso a clases y la salud mental

LADO B: Rector, una de las situaciones a las que nos estamos enfrentando con esta pandemia, más allá del contagio y su impacto de salud en lo físico, es la salud mental, entre los encierros, las adaptaciones, incluso a las herramientas digitales ¿cómo lo han enfrentado ustedes? ¿Qué están haciendo al respecto? 

Mario Ernesto Patrón: A ver, yo vi con una perspectiva muy crítica cómo desde la voz del propio presidente se politizó el tema del regreso a clases. Yo creo que no había dudas, por muchas circunstancias, de que había que regresar, desde preescolar hasta educación superior, porque aún estamos por descifrar todos y los efectos más profundos de la pandemia. Pero no había duda de que los efectos psicosociales hacia los jóvenes, por el confinamiento, por el aislamiento, por el trastocamiento de su vida y de sus entornos de red social son tremendos. Los efectos de violencia en los entornos domésticos, también son tremendos. Todos los índices de violencia, y más hacia las mujeres, niños y niñas crecieron muchísimo.

Para mí la discusión no era si regresar o no, la discusión era cómo regresar y en qué condiciones. En ese entorno para nosotros siempre fue claro que lo mejor para la salud de nuestros jóvenes era que fueran regresando paulatinamente a la universidad.

Y fue muy interesante porque hicimos distintas encuestas e instrumentos de percepción de ellos [y ellas], y siempre hubo un sector que había construido muchos miedos en estos 17 meses, de manera muy legítima, pues porque la pandemia es eso, es incertidumbre. Ahí tienes un sector que hay que acompañar, justo por la construcción de miedos. Y otro gran sector que sí quería regresar, aunque fuese para ir al baño. El reto es que con las capacidades instaladas que tienes, porque tienes disminución de ingresos, tienes que hacer frente a estas nuevas dimensiones de la pandemia. 

Creamos la Comisión de Salud Integral que aglutina a distintas áreas. Tenemos al servicio médico por un lado, tenemos al OPTA que es nuestra clínica de acompañamiento terapéutico, por otro; tenemos nuestra clínica de nutrición, tenemos al FOE, que es Formación, Orientación y Atención; tenemos al centro de espiritualidad. La idea de fusionarlos en una comisión de Salud Integral es que construyéramos con esas capacidades instaladas que teníamos y ampliáramos nuestro margen de llegada hacia los jóvenes.

Fusionamos perspectivas transversales, de estas distintas entidades universitarias, jalamos egresadas y egresados, particularmente de nuestro departamento de ciencias de la salud, psicología y nutrición, para ampliar nuestra capacidad y montamos un esquema de acompañamiento psicoafectivo.

No es suficiente, indudablemente estamos rebasados porque así son los tiempos pandémicos, los tiempos pandémicos superan siempre tus capacidades de lectura de la realidad, pero también de respuesta frente a esa realidad, pero por lo menos estamos contentos de que en el último año dimos más de 300 atenciones a estudiantes. Tenemos en esta plataforma casos que solamente son de atención y orientación, pero hay otros en donde damos atención hasta por siete sesiones, es decir, sí es un acompañamiento. Si lo ves así de siete sesiones es alrededor de dos meses de estar acompañando en asesoría terapéutica, espiritual, incluso hasta por momentos académicos, a los estudiantes.

Yo creo que estamos por ver todavía los efectos y las consecuencias más profundas de la pandemia, y uno de los retos universitarios va a ser cómo nos acompañamos. 

LADO B: hacia dentro y hacia afuera…

Mario Ernesto Patrón: Otro de los proyectos sobre los procesos de pertinencia social que no hemos comentando, pero que tú sabes que ahí ha estado puesto nuestro corazón, es el tema de la desaparición de personas en el estado. Y cuando hablamos de hacia afuera pues cómo no acompañar en tiempos pandémicos al colectivo Voz de los desaparecidos en Puebla

Nosotros como universidad sí paramos, pero ellos y ellas, como familiares que buscan a sus desaparecidos [y desaparecidas], no. Ahí fue donde tuvimos que ir ampliando nuestros márgenes de riesgo, entendiendo que no había riesgo cero, nunca. Y generar protocolos flexibles para acompañarlos, porque la pandemia para nosotros sí es una enfermedad, pero en el fondo es un síntoma de un orden estructural patógeno, que es la verdadera enfermedad. 

La pandemia vino a evidenciarnos, claro, pero también a profundizar esas desigualdades estructurales, sobre todo de concentración de poder económico-político, en fin… por eso es que el informe [de labores] lo inicio hablando de “la primacía de la realidad”. No es el conocimiento puro y duro el significante central de tu agenda, no; es la realidad en sí misma que está primero. La educación-aprendizaje es un segundo hecho, el primer hecho es a lo que tú das respuesta. Bueno, esa ha sido nuestra intención.

Pertinencia social y las personas desaparecidas

Colectivo Voz de los Desaparecidos en Puebla, organización que fue apoyada por el rector Mario Patrón y la Ibero para el desarrollo de una ley estatal en la materia

Foto: Olga Valeria Hernández

LADO B: Me parece que la Ibero se ha caracterizado por tener una voz que se escucha dentro de la sociedad, y busca hacer algún tipo de incidencia, pero con su llegada se hizo mucho más visible, y me refiero al acompañamiento que se hizo al colectivo Voz de los  desaparecidos Puebla. El impulso que dio la universidad para presionar fue importante para conseguir que el estado cumpliera con su obligación de tener al menos una ley. ¿Cómo ha sido la vinculación con el colectivo y qué sigue en adelante? 

Mario Ernesto Patrón: Yo creo que de las pautas más críticas de Andrés Manuel López Obrador es que no ha sabido hacer una transición entre ser jefe de un movimiento social a ser jefe de Estado de un país. ¿Dónde está la diferencia fundamental? Para mí es que cuando tú eres jefe de un movimiento social exiges derechos. Y cuando eres jefe de Estado eres el garante de los derechos. Y me parece que eso está pasando con Morena y con los gobiernos de Morena, que no está viendo que es una gran posibilidad gobernar, y que pueden realmente construir procesos de transformación.

Este fue un proceso realmente de mucha colaboración en su etapa inicial, el propio presidente del Congreso [en ese momento Gabriel Biestro] vino acá a hablar con los colectivos, trabamos un acuerdo político para que fuera un iniciativa ciudadana que conjuntaba la fracción de Morena, la Comisión Legislativa Derecho Humanos [encabezada por la entonces diputada Estefanía Rodríguez], los colectivos y el aporte técnico de la Universidad. Eran muy muy potente, pues, y hubiera sido muy posibilitador como ejemplo de una forma distinta de ejercer el poder y de gobernar desde el parlamento y desde el Ejecutivo.

Mi interpretación es que en el fondo Morena no vio capital político en la iniciativa, por eso no jugó para sacarla en ciertos tiempos de la legislatura. Fueron desgastando a los colectivos hasta que llegaron al plantón enfrente de la Fiscalía. Finalmente lo que sí logró la iniciativa ciudadana, y sobre toda la tenacidad de María Luisa y del colectivo, fue poner el tema en la agenda, tan es así que trascendió a la agenda nacional, a la agenda internacional con pronunciamientos de la ONU-DH, y se obligó al Ejecutivo del estado a presentar una propuesta que, como toda propuesta legislativa, tenía virtudes y tenía limitaciones.

Hoy creo que es un gran triunfo del colectivo, de las y los familiares que buscan a sus desaparecidos, la emisión de la ley, que como toda ley es perfectible, pero además como toda ley no resuelve la realidad. La ley es un pintado normativo de cancha, que clarifica las obligaciones del Estado, pero sobre todo clarifica los derechos de las víctimas, que era más lo que nos importaba, entonces esa ha sido una experiencia prodigiosa. Hoy estamos ya trabajando en la siguiente etapa, que es ponerla a prueba, ponerla en ejercicio y para eso vamos a estar acompañando a los colectivos.

El derecho a decidir de las mujeres

Feministas marcharon este fin de semana por la interrupción legal del embarazo

Foto: Marlene Martínez

LADO B: Otro de los temas que está en la agenda, especialmente en los últimos días, porque la SCJN se encargó de darle un matiz diferente al tratamiento que se tenía desde el Estado mexicano, es el tema del derecho de las mujeres a decidir. ¿En eso la Ibero tiene alguna postura? ¿De alguna manera impulsará, más allá de la obligatoriedad política, digamos, que genera esa decisión de la Suprema Corte, que el Estado legisle en la materia, que también se ha resistido con uñas y dientes a hacerlo?

Mario Ernesto Patrón: La Universidad nunca ha dicho que está en pro o en contra del aborto. Lo que sí hemos dicho es que estamos en contra de la criminalización de las mujeres a causa del aborto. Eso significa que nuestra posición no es ni desde la perspectiva religiosa, ni moral, nuestra posición es que el tema central del aborto tendría que ser un tema de política pública, de discusión en la arena de salud reproductiva, y no del derecho penal; para nosotros el derecho penal es la última ratio. Y esa ha sido nuestra posición, y frente a esa posición cuando estaba el plantón en el Congreso nos acusaron, o a mí personalmente, de ser pro abortistas. 

Me parece que es un tema que polariza socialmente, las últimas encuestas de El Financiero y de otros medios dan cuenta que la discusión está alrededor del 56-44, es decir, está casi mitad y mitad. 

A ver, tú en democracia tienes poderes instituidos que son de representación popular, y ahí se deberían de llevar las agendas. Pero tienes otros poderes que son de democracia derivada, que no son instituidos directamente con el voto, como una Suprema Corte, que es un poder contra mayoritario, porque lo designa otro poder que es el Congreso.

Eso tiene su sentido en un esquema de presos y contrapesos en democracia, porque entonces un poder contra mayoritario, como es la corte, puede tomar una decisión con base en principios y argumentos técnicos y perspectivas, no solo no politizadas sino no necesariamente de orden moral-ideológico religioso, por eso creemos que fue virtuosa la resolución de la Corte, porque no está determinando el derecho al aborto, está determinando el derecho a decidir de las mujeres sobre su vida reproductiva. Ese es el derecho, ya de ahí lo que determina es que ningún juez puede condenar a ninguna mujer. Todo lo demás, asociado con la política pública, pues se va a tener que discutir en otra arena, que va a ser la del debate parlamentario, la del Congreso. 

La Corte termina refrendando una posición que la Universidad en voz de su rector ya había tenido previamente. Y sobre la cual reitero: no es una posición a favor del aborto y tampoco es una posición a favor en contra de la vida, es una posición hacia la no criminalización de las mujeres.

La ultraderecha

LADO B: El escenario político de los últimos días ha estado muy ideologizado, con la resolución de la Corte que abre ahí varios escenarios, pero además también el internacional, de pronto empezamos a ver muchas expresiones de la ultraderecha: Vox que llega a México y se reúne con los senadores del PAN. La nueva gobernadora de Chihuahua se muestra portando un pañuelo azul, que simbólicamente tiene también su significado, ¿cómo ves ese escenario, y de qué manera impacta en lo educativo y en la visión de la Ibero?

Mario Ernesto Patrón: Particularmente creo que las y los políticos, y muy particularmente el presidente y también el poder económico, han tendido a resumir y restringir la expresión social de nuestro país en dos polos: aliados y adversarios, blancos y negros; lo que me parece es que nuestra expresión social, es mucho más compleja, es mucho más diversa. Y creo que la sociedad lo empieza a tener mucho más claro. Para mí las elecciones intermedias, si bien se prestaron a interpretaciones de propios y extraños halagüeñas: todo el mundo ganó, todo el mundo perdió en la clase política; en realidad hubo ya una primera expresión social en términos de decir: sí queremos un cambio de esas estructuras corruptas del pasado, pero no lo queremos a costa de un cheque en blanco.

Entonces, para la universidad eso es una oportunidad y es un compromiso, porque en nuestra mejor expresión somos Ágora en donde queremos que esto sea espacio para el planteamiento de la diversidad. Cuando la reducción de la identidad social viene del poder político y del poder económico lo que toca es reivindicar las diferencias, porque es lo que nos puede igualar un poquito más, la reivindicación de esas diferencias.

Yo cerré mi informe justo con la reivindicación de este espacio como un espacio no de identidades hegemónicas, sino de identidades diversas en donde tenemos que asumir el compromiso y la capacidad de que dialoguen entre sí. En ese sentido, la Universidad apela a dejar de lado a los políticos y a la clase política para socialmente construir, no en la polaridad, sino en las diferencias.

LADO B: ¿Qué podemos esperar como sociedad poblana en los próximos años de la universidad?

Mario Ernesto Patrón: Vienen tiempos complejos. Me parece que vamos a inaugurar muy pronto un proceso preelectoral ampliado de aquí al 2024, porque así va a convenir al presidente. Y viene una segunda mitad del gobierno difícil, compleja, porque la agenda identitaria que llevó a este gobierno al poder se ha ido diluyendo, me refiero a la de la pobreza pero también la de terminar la corrupción, la agenda anti militarización, la agenda del respeto a los migrantes, todo eso se ha ido socavando de alguna manera. 

A nivel local tenemos también la expresión de la segunda parte del gobierno de Barbosa, que es un gobierno de menos años. Yo quiero seguir viendo que en Puebla podemos tener todavía oportunidades. Y creo que se tiene que poner por delante el tema de la distribución del ingreso y de la desigualdad, Puebla es la ciudad más desigual de todo México, en donde tienes expresiones de la mayor opulencia y de la mayor pobreza. Ese tiene que ser un tema indudablemente. El otro tema es la inseguridad, y si bien algunos índices delictivos en el estado bajaron, eso es real. Lo otro que también es real es que el índice de percepción ciudadana sobre la inseguridad se ha ido incrementando, hay que trabajar en el fortalecimiento de instituciones, pero también en la reelaboración de los tejidos sociales, que me parece que eso es clave.

Lo tercero que es fundamental es el tema del cuidado de la casa común, o el cambio climático; es una de las mayores interpelaciones de la pandemia desde los primeros meses, en donde vimos cómo animales silvestres se reapropiaron de sus lugares, hasta las últimas expresiones de incendios masivos, de inundaciones masivas, en fin… y eso tiene una expresión muy propia en Puebla, desde que tenemos el segundo río más contaminado de México, que es el Atoyac, hasta el todo el tema de la calidad del aire, la desertificación de los bosques, el tema de los mantos acuíferos, en fin, me parece que tienen que estar también en el centro.

Lo otro son los esquemas de igualdad sustantiva, hablamos de que la violencia feminicida ha crecido en el estado, que el estado es el número dos y tres de desaparición de niños, niñas y de mujeres. Sin duda nos parece que ese tendría que ser un sustrato básico de la agenda del gobierno para trabajar en adelante. 

Creemos que puede haber una expresión un poco más saludable del ejercicio del gobierno teniendo ya a ciertos gobiernos de oposición, por lo menos nominalmente en el nivel municipal, hablo de Puebla, de Cholula…  ojalá que eso ayude a hacer un poco más de contrapesos para la segunda mitad del sexenio.

*Foto de portada: repo.iberopuebla.mx

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Autor Lado B
Ernesto Aroche Aguilar
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