Lado B
Educar para cambiar de vía: desafíos pospandemia
Por Juan Martín López Calva @m_lopezcalva
13 de julio, 2021
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“El momento histórico gravísimo por el que estamos pasando está lleno de desafíos. La crisis sanitaria que aún no hemos superado va acompañada de una crisis política y de una crisis económica cuya trascendencia y duración todavía desconocemos; parece anunciarse una crisis alimentaria mundial y se ha iniciado una crisis social dramática al aumentar el número de desempleados y de trabajadores precarios”

Edgar Morin. Cambiemos de vía. Lecciones de la pandemia, p. 68.

Dediqué la Educación personalizante de la semana pasada a homenajear al gran pensador planetario, padre del pensamiento complejo, Edgar Morin, que el 8 de julio cumplió cien años de vida . Tomé como epígrafe de ese texto un fragmento de la introducción de uno de sus libros más recientes: Cambiemos de vía. Lecciones de la pandemia.

En estos tiempos en los que estamos hablando ya de pospandemia, más por desesperación y deseo de superar esta etapa crítica de la humanidad, que porque realmente existan datos de que se ha dominado esta enfermedad, llamada COVID-19 o nuevo coronavirus, quisiera hacer un apretado resumen del capítulo segundo de esta obra que Morin dedica precisamente a hablar de los desafíos de la pospandemia.

Lo hago aunque no se trate de un tema directamente educativo, porque considero que, como digo en mi libro Educación humanista en la quinta parte: “toda educación produce la sociedad que la produce”, y en este sentido considero que los desafíos que plantea el pensador francés van a tener una incidencia directa en el funcionamiento de los sistemas e instituciones educativas; y porque creo que dichas instituciones y sistemas deberán responder tratando de enfrentar estas crisis y de proponer una formación renovada de los futuros ciudadanos del mundo para poder intentar dar respuesta a la situación.

En este capítulo de su libro, titulado precisamente “Los desafíos del poscoronavirus”, Morin plantea nueve grandes retos que va a experimentar o ya está experimentando la humanidad en estos tiempos de crisis inédita global:

  1. El desafío existencial
  2. El desafío de la crisis política
  3. El desafío de la globalización en crisis
  4. El desafío de la crisis de la democracia
  5. El desafío digital
  6. El desafío de la preservación ecológica
  7. El desafío de la crisis económica
  8. El desafío de las incertidumbres
  9. El peligro de una gran regresión

En el primer desafío, se plantean dos grandes aspectos. En primer lugar, el cambio en la relación con el tiempo puesto que, si bien la pandemia ha implicado el encierro obligado, también ha traído una cierta liberación respecto a la dinámica de prisa y movimiento vertiginoso en la que estábamos acostumbrados a vivir y los horarios sobrecargados que implicaban el tiempo cronometrado del trabajo.

Aunque bien esto no es del todo cierto para muchos empleados de distintas áreas laborales que más bien vieron invadido su espacio personal por el laboral y perdieron los límites entre el trabajo y la vida personal, la pandemia ha implicado un cambio en nuestra manera de experimentar y vivir el tiempo.

La pregunta es si volveremos después de la pandemia a las rutinas acostumbradas o habremos aprendido que se pueden hacer muchas cosas desde casa, y que la rigidez de los horarios laborales y las evaluación por horas sentados en una oficina ya no es operante.

Por otra parte, Morin plantea la necesidad de hacer perdurar la nueva solidaridad que se generó a partir de la preocupación por nuestros seres queridos y la compasión y empatía con quienes sufrieron pérdidas de personas cercanas, o quienes estuvieron hospitalizadas durante largos períodos.

En la crisis política se plantea qué será de las búsquedas reformadoras después de esta crisis enorme en la que se revelaron muchas deficiencias e insuficiencias de los servicios públicos, pero también la insuficiencia y crisis del neoliberalismo. Salir del neoliberalismo y reformar al Estado son los dos retos centrales en esta dimensión retadora después de la pandemia.

El siguiente desafío es el de una globalización en crisis. Esta pandemia ha mostrado que el proceso globalizador “ha creado una interdependencia sin solidaridad”. Durante la crisis los gobiernos nacionales volvieron a encerrarse en sí mismos y a competir por las vacunas y medicamentos y equipos de salud en lugar de incrementar la colaboración internacional. ¿No habría que humanizar la idea de desarrollo? Se pregunta el autor. ¿No habría que combinar loa globalización con desglobalizaciones parciales?

En cuanto a la crisis de las democracias, el padre del pensamiento complejo se pregunta si la pérdida de libertades y la adopción de ciertas políticas y decisiones sin consulta previa a la sociedad podría derivar en una situación de prolongados autoritarismos, al surgimiento de neoautoritarismos apoyados en la geolocalización de los teléfonos celulares y la video vigilancia constante de todos los ciudadanos.

Lo anterior lleva a cuestionamientos por la propagación de lo digital y el incremento del trabajo en línea usando plataformas y aplicaciones digitales que son a la vez instrumentos de libertad y de esclavización de los seres humanos. “La tecnología digital, internet y la inteligencia artificial son medios que tienden a convertirse en fines o a estar al servicio de poderes controladores e incontrolados…” dice con razón en su análisis y advierte la necesidad de debatir públicamente este tema para potenciar los beneficios pero prevenir los posibles usos deshumanizantes de la tecnología en el mundo actual.

El desafío del deterioro medioambiental es otro campo que hay que tomar en cuenta en esta crisis. Durante la pandemia, dice Morin, se han reducido los traslados, el uso del avión y del automóvil al sustituirse muchas actividades presenciales por espacios virtuales de encuentro y comunicación. La reducción de la contaminación hizo surgir nuevamente elementos de la biodiversidad que estaban a punto de extinguirse y los hábitos de consumo se redujeron a lo indispensable. La pregunta es si se podrá prolongar esta nueva forma de vivir y convivir para generar una revolución no violenta que salve a la naturaleza.

En el rubro de la crisis económica, el autor plantea la pregunta por la decadencia del neoliberalismo o su resurgimiento con mayor fuerza después del confinamiento. Las preguntas que plantea se orientan hacia la reflexión acerca de las posibilidades reales de moderar el hipercapitalismo salvaje y construir una economía internacional basada en un “new deal” que se oriente al cuidado del medio ambiente y la reducción de las desigualdades.

El desafío del incremento de las incertidumbres es también muy relevante y plantea preguntas relacionadas con la posibilidad de construir un mundo más humano y sustentable, basado en la colaboración internacional y planetaria, o si habrá más bien un resurgimiento, un nuevo auge del neoliberalismo y un cierre de fronteras que hagan más difícil la convivencia y aceptación de los diferentes.

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Finalmente, está el desafío de una gran regresión que plantea regresiones morales e intelectuales que restauren los maniqueísmos y la polarización social, el riesgo de regresión democrática que genere un nuevo autoritarismo y el paso de los gobiernos neoautoritarios a gobiernos neototalitarios.

Esta gran regresión podría conducir al retorno del belicismo y a un nuevo auge de guerras de corte ideológico, religioso o económico. “El espectro de la muerte campea sobre la humanidad”, afirma Morin hablando de riesgos equivalentes a los que originaron las dos grandes guerras mundiales y cuestionando totalmente la teoría optimista de Steven Pinker “según la cual hemos entrado en la era más pacífica y feliz de la historia humana”.

“La esperanza está en seguir despertando las mentes y en buscar otra vía que la experiencia de la megacrisis habrá estimulado”. Y en esta labor de despertar mentes y buscar otra vía, la educación, desde mi punto de vista juega un papel fundamental.

Habría que empezar por hacer consciencia de todos estos desafíos, aceptarlos, estudiarlos, asumirlos y enfrentarlos con creatividad, construyendo nuevas estrategias e instituciones para la formación de una nueva ciudadanía planetaria que pueda contar con las herramientas y la valentía para “salvar a la humanidad, realizándola” según plantea el mismo Morin.

*Foto de portada: Freepik

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Autor Lado B
Juan Martín López Calva
Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Realizó dos estancias postdoctorales en el Lonergan Institute de Boston College. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación. Trabaja en las líneas de Educación humanista, Educación y valores y Ética profesional. Actualmente es Decano de Artes y Humanidades de la UPAEP, donde coordina el Cuerpo Académico de Ética y Procesos Educativos y participa en el de Profesionalización docente..
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