Lado B
di-SENTIRES diSIDENTES: los rostros de la resistencia de la comunidad LGBT+
La exposición se inauguró el 11 de junio y permanecerá hasta final de mes en la Sala Luis Tinoco de la Casa de Cultura; en la exhibición se muestra un recorrido por las primeras acciones realizadas para combatir la homo-lesbo-bi-transfobia en Puebla y la lucha diaria por existir de las personas que pertenecen a la diversidad sexual
Por Fernando Merino Noriega @FerMerinoN
17 de junio, 2021
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“Ponemos la cara y nuestro nombre”, “lo hacemos por los que no pueden, pudieron o podrán”, son consignas que se leen en el collage Les Descarades, alojado en la exposición di-SENTIRES diSIDENTES, que el artista Isai Xochimitl realizó este año, y en el cual pegó los rostros de 32 personas integrantes de la comunidad LGBT+, acompañados de su nombre, y motes como “joto”, “sidoso” o  “lencha” que se han usado como insulto pero que ahora tienen un significado diferente, pues quienes aparecen en la obra se dicen “dueños del insulto, quienes usamos tu etiqueta con orgullo”. 

Viernes 01 1

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En otra obra de la exposición hay seis personas, cada una interpretando a un personaje distinto. Una no tiene rostro, pues pidió que lo recortaran por temor a que su madre se enterara de que se vestía con ropa femenina, en su lugar, un arcoiris emana del espacio donde debería estar su cara. 

Esta pieza es una intervención, realizada por Ámbar Barrera, curadora de la muestra junto con Cinnthya Quintero, de una fotografía de 1983 perteneciente a Antoine, activista y artista travesti poblano, en la que posa con los amigos que en aquellos años, se reunían para cantar y bailar ataviados de vestuarios con lentejuelas, uno de los cuales se encuentra también exhibido en la muestra

El collage de Isai y la fotografía que utilizó Ámbar para su pieza muestran un panorama distinto de lo que significa pertenecer a la comunidad LGBT+, cada obra anclada a la realidad de su época. En 1983, muchas personas de la diversidad sexual optaban por no mostrarse a la sociedad para evitar agresiones; ahora, las personas pueden salir y mostrar de manera pública su orientación sexual e identidad de género con un poco más de libertad ーya que aún hay ataques de homo-lesbo-bi-transfobiaー, gracias a la lucha que iniciaron personajes como Antoine y que continúan las personas más jóvenes. 

En ambos flancos una constante ha sido y es la resistencia y la disidencia.

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El nombre de la exposición es un juego de palabras,  pues “disentires” no existe, o al menos no está reconocido como un concepto. Lo que sí existe es disentir que “es no estar de acuerdo con algo o alguien” y si hay algo en lo que no han estado de acuerdo las personas de la diversidad sexual, sin importar su generación, es con la heteronoma ーla imposición de la heterosexualidad y binariedad (masculino-femenino) como única forma de entender el extenso abanico de la sexualidad e identidad de géneroー que oprime las libertades. El concepto disentires es una combinación de “disentir” y “sentires”, explica Ámbar Barrera.

Crear puentes

Foto: Marlene Martínez

Siete años han pasado desde la inauguración de “Re-existencias de la diversidad”, exposición organizada de igual manera por Quintero y Barrera ーademás de Raúl Bravoー, que a través de fotografías mostraba personajes y momentos de las primeras marchas del orgullo que son memoria de la organización y resistencia de la comunidad LGBT+ que salió a las calles en 2002, pero que ya se gestaba desde 20 años atrás en espacios donde se realizaban reuniones para que las personas de la diversidad pudieran expresarse con cierta libertad, a expensas de ser arrestadas por la policía o de ser descubiertas por sus familiares o personas cercanas

En 2021, la exposición Di-SENTIRES diSIDENTES se convierte en una extensión de aquella muestra presentada en 2014;  ahora brinda una perspectiva actual de cómo viven las y los artistas jóvenes su identidad como integrantes de la diversidad sexual, en donde la principal característica es la  visibilidad. 

La intención de esta nueva muestra es crear un puente entre el 2014, o años anteriores —pues la fotografías exhibidas eran de épocas pasadas—, y la actualidad. Para ello, en di-SENTIRES diSIDENTES se muestran las obras que seis artistas jóvenes realizaron para esta exposición y través de ilustraciones, fotografías y técnicas mixtas, en las que plasmaron “cómo ellos, ellas y elles viven su identidad como parte del colectivo en el presente”, comenta Ámbar, y entre los tópicos de las obras está el amor entre mujeres o llevar en el rostro la bandera gay o trans haciendo visible su identidad y sexualidad.

La apuesta de  Ámbar Barrera y Chintya Quintero con esta muestra es transitar de lo privado a lo público, tal y como lo han hecho quienes pertenecen a la comunidad LGBT+, ya que como lo muestra el collage de Isai Xochimitl: las personas de la diversidad sexual poco a poco han dejado la privacidad que ofrecía estar entre cuatro paredes para expresar su identidad, no por gusto sino por seguridad, y ocupar espacios públicos como  Bella Fiera o Jun, quienes aparecen en la obra y no tienen reparo en escribir “somos los que ya no tenemos vergüenza”.

Por otro lado, los puntos de referencia, 2014 y 2021, necesitaban un puente entre las fotografías de la primera exposición y las obras nuevas que se presentan; Ámbar y Chintya no reunieron acervo fotográfico de los acontecimientos en relación a la lucha de las personas de la diversidad sexual en esos siete años por diferentes circunstancias, entre ellas la falta de presupuesto, pero encontraron una forma para llenar ese vacío y fue a través del seguimiento que ha realizado LADO B del tema.

Para presentar un registro de ese lapso, a través de códigos QR quien visite la exposición puede conocer qué ocurrió durante ese tiempo en notas que han sido publicadas por esta casa editorial, las cuales están clasificadas por cada uno de los grupos de la diversidad sexual: sucesos como la aprobación del matrimonio igualitario, el 3 de noviembre de 2020; o la aprobación de la Ley Agnes, el 25  de febrero de 2021.

El acto político de existir

Foto: Marlene Martínez

La lucha por los derechos de la diversidad sexual tiene rostros, entre ellos el de Agnes Torres o el de Antoine, pero las personas han decidido mantener un perfil bajo, como la persona de la fotografía de Antoine que decidió borrar su rostro, también han sumado a la causa, considera Cinthya, pues sus historias personales de resistencia a los prejuicios con los que su familia y la sociedad intentaron oprimir su orientación sexual e identidad y expresión de género, son un acto político: “Son esas luchas de los individuos, las historias particulares, que suman a una lucha colectiva”, dice Chintya.

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Por su parte, las acciones del colectivo LGBT+, como las marchas, han estado marcadas por una posición política que se reafirmaba con un discurso al final de estas movilizaciones; ahora las marchas han tomado un carácter de celebración, dice Ámbar Barrera, lo cual también es un acto político. 

“Es visibilizar desde ambos flancos, por un lado sí de lo político y por otro simplemente [de existir y decir] (…) El sentido activista existe no solamente en la calle cuando salimos a las marchas, sino en todos nuestros quehaceres, en nuestro caso desde la gestión de espacios para la cultura y el arte en donde quepan las disidencias”, comenta Ámbar. 

Lo pendientes

De 2014 a la actualidad han existido grandes avances en materia de reconocimiento de los derechos de las personas que pertenecen a la diversidad sexual; sin embargo, aún hay muchos pendientes, entre ellos la garantía de la no discriminación en cualquier ámbito, como la escuela o trabajo. 

Por otro lado, las personas que viven con VIH tienen necesidades específicas, como la garantía de vivir una vida libre de violencia, pues en el último mes un hombre fue asesinado en Cancún por su estado serológico y uno más fue detenido en Ciudad de México; en el caso de las personas trans, aunque a partir del 23 de junio ya podrán hacer su cambio de identidad, aún se enfrentan a la exclusión de espacios laborales. 

Asimismo, Ámbar Barrera agrega que hacen falta datos sobre crímenes de odio y que se investigen como tal, pero que además haya sensibilidad por parte de las autoridades a la hora de investigar los crímenes de odio a través de sus propios protocolos, pues aunque ya hay una Unidad Especializada en Investigación de Delitos Cometidos Contra  la Comunidad LGBTTTIQ, y que el odio y discriminación están tipificados como agravantes en el caso de homicidio, la Fiscalía General del Estado (FGE) ha sido hermética para compartir información referente a estos crímenes. 

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Los datos permitirían desarrollar políticas públicas de acuerdo con las necesidades de cada sector, pero al no haber datos el gobierno sigue invisibilizando a las poblaciones por considerarlas minoría, y esa lógica está impregnada en el poder. Muestra de ello es que el 23 de febrero el diputado Héctor Alonso (sin partido) sentenció que no legisla para “los grupos minoritarios”; no obstante, la lucha por un objetivo continúa: que llegue el día en el que pertenecer a la comunidad LGBT+ esté tan normalizado, que no sea necesario salir del clóset.

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La exposición se puede visitar en la Sala Luis Tinoco de la Casa de Cultura (5 Oriente #5, Centro) hasta el  30 de junio, sin ningún costo. 

*Foto de portada: Marlene Martínez

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Autor Lado B
Fernando Merino Noriega
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