Este sábado 5 de diciembre, se llevó a cabo la décima Marcha de las Putas –con todas las medidas de seguridad e higiene–, la cual se sumó a la lucha de las feministas que tienen tomado el Congreso del estado desde hace ya casi dos semanas, para exigir un alto a la violencia de género, la interrupción legal del embarazo (ILE), entre otras cosas.
La cita fue a las dos de la tarde y llegaron cerca de 90 mujeres de todas las edades, convocadas por la organización El Taller AC, para tomar las calles, recuperar los espacios públicos y alzar la voz.
La movilización estuvo encabezada por un grupo de trabajadoras sexuales, en un breve recorrido desde el zócalo de la ciudad hasta la sede del Congreso: rodearon la catedral y subieron por la avenida 3 oriente, caminando hasta la 3 sur para encontrarse con otras compañeras que las esperaban ahí.
Ya en las afueras del Congreso, hicieron un mitin cultural y de denuncia con baile, música y performance. A la movilización se sumaron también personas trans.
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El llamado de esta edición de la Marcha de las Putas fue a la unión, a sumar fuerzas, a reunir los distintos tipos de feminismos; a decidir sobre nuestros propios cuerpos y a poder vivir libres y sin miedo, porque el patriarcado –dijeron– ya se cayó, lo tiramos.
La Marcha de las Putas es una movilización internacional que nació en Canadá, cuando un policía dijo que a las mujeres las mataban por “vestirse como putas”. Ante esto, las mujeres respondieron saliendo a las calles vestidas como ellas querían, demostrando que no es la ropa, ni el lugar: lo único que nos mata son los feminicidas.