El viernes pasado, la Secretaría de Salud anunciaba un acumulado de 5 mil 19 defunciones por COVID-19 en la entidad, aunque seguramente los fallecimientos relacionados con la pandemia son más.
Ya en semanas anteriores les contábamos que tan sólo de abril a julio de este año fallecieron 4 mil 520 personas más en Puebla en comparación con el mismo periodo de 2019, de las cuales el 62% son muertes directas por COVID, mientras que el otro 38% son atribuidas al contexto de emergencia sanitaria.
Aunque el estado se encuentra en semáforo amarillo –y Puebla capital en naranja con tendencia estable–, y las autoridades de Salud tanto federales como estatales han recalcado que la emergencia aún no ha terminado, el gobernador Miguel Barbosa anunció esta semana que del 9 de noviembre al 7 de enero los centros comerciales podrán permanecer abiertos hasta las 11 de la noche, toda la semana, como medida extraordinaria en apoyo de la reactivación económica de la entidad.
La condición, dijo, 30% del aforo máximo, so pena de clausura temporal (3 horas). ¿Seremos capaces como sociedad de respetar las medidas y, en efecto, sobrevivir al 2020 sin aumentar la curva? Hagan sus apuestas.
Esta es la historia de un funcionario que durante su encargo como secretario de Desarrollo Económico durante el gobierno de Melquiades Morales supo de la compraventa de un terreno en Chipilo, entonces propiedad del ex Instituto Poblano de la Vivienda, hoy Comisión Estatal de la Vivienda.
El terreno lo vendió el IPV a la mamá de los dueños del famoso Grupo Sitma, que hoy están en la cárcel por fraude, con la condición de que ahí se construyera vivienda popular, lo cual como, seguro ya imaginan, no sucedió.
El predio, que debió ser recuperado por el gobierno ante el incumplimiento de la condición, pasó de mano en mano hasta formar parte, desde 2017, del patrimonio del funcionario que sabía, siempre supo, cuál era el fin inicial del terreno y conoce la condición de compraventa que nunca se cumplió: Antonio Zaraín García.
Cosas que suceden en el país de no pasa nada. Tan-tan.
Hace unos días, una amiga nos hacía notar que Hollywood no nos preparó para esto, podríamos casi sin problemas enfrentar zombies, una invasión espacial, maremotos y guerras nucleares, entre otras catástrofes, pero un coronavirus, definitivamente no.
Y tampoco nos preparó para la batalla del agua, que ya está ocurriendo en muchos lugares del mundo e incluso del país, como es el caso de Chihuahua.
En Puebla también, aunque aquí es una batalla silenciosa. En Santa María Malacatepec y San Isidro Petlacatl, juntas auxiliares de Santal Clara Ocoyucan, municipio vecino al fraccionamiento de lujo Lomas de Angelópolis, la situación es tan clara como el agua que comenzó a disminuir en sus pozos conforme avanzaba la construcción de residencias.
Samuel Rosado, investigador de la UNAM, considera que este proceso, además de contaminante e insostenible, anuncia la privatización del recurso a costa del derecho de las personas en la localidad. Esta hiperurbanización, advierte, es la consumación de lo global impactando en lo local. Y plantea: “¿Qué poder democrático tienen las personas de Santa María Malacatepec sobre su propio territorio (y el agua dentro de él)?”.
Esta semana, el Observatorio Ciudadano de Seguridad y Paz del Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia del Estado de Puebla (Ccsjp) presentó el informe “Justicia por propia mano: Análisis de los linchamientos en el estado de Puebla, 2019”, según el cual en el estado se registraron 391 eventos de enero a diciembre de 2019.
En LADO B estamos preparando un especial sobre este tema que publicaremos en la primera semana de diciembre, se trata de un trabajo de varios meses -más de los que quisiéramos-, en el que abarcamos desde 2013 a la fecha. Los hallazgos son muy interesantes. Ya lo verán.
Centauros y Caudillos es un grupo de rock que hace música incluyente, pues buscan que sus rolas lleguen también a las personas sordas.
Esto lo logran gracias a Iván “Navi” Jurado González, intérprete en Lengua de Señas Mexicana (LSM), que no sólo “traduce” las canciones, sino que participar en su composición para adaptar las letras a la lengua de señas, simplificando ideas o conceptos, dándoles forma para que el público con discapacidad auditiva pueda verlas e interpretarlas.
El 27 de noviembretendremos una masterclass con el periodista Conrad Fox en la que aprenderás nuevos adjetivos y frases descriptivaspara mejorar tu redacción en inglés. Más información e inscripciones aquí.
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