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Jhovany Amastal Molina

Aunque en diciembre se incrementó en 16 por ciento el salario mínimo por primera vez en años, y “ese movimiento generó que por primera vez en años el salario estuviera arriba de la línea de pobreza individual”, ello no es suficiente. Porque si bien “una persona cubre sus necesidades, no así su familia”, por lo que “continuamos en el rezago”, dijo el doctor Miguel Calderón Chelius, director del Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana.

Así pues, para profundizar acerca de esta problemática, se llevó a cabo la mesa de discusión “Revisión y Actualización del Sistema de Salarios Mínimos Profesionales 2019” en la Universidad Iberoamericana campus Puebla. Participaron integrantes del Observatorio de Salarios (Ibero) e integrantes de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CONASAMI).

A partir de la década de 1980, los salarios en México comenzaron a tener un derrumbe. Incluso, de acuerdo con Calderón Chelius, el salario mínimo equivaldría a “casi 16,000 pesos” al compararlo con el valor actual; es decir, el salario mínimo llegó a ser tan alto como 16 mil pesos de hoy en día.

Desde esta perspectiva, Andrés Peñaloza Méndez, presidente de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, dijo que “en las últimas cuatro décadas los y las trabajadores de este país han dejado de percibir alrededor de 54.7 billones de pesos”, lo que representa ”9 veces el presupuesto de egresos de la federación”.

Lo cual, explicó Peñaloza, ha sido el resultado de la desproporción entre la economía y la participación de los trabajadores, ya que “el pago de las remuneraciones no mantuvo la misma proporción de participación en el ingreso nacional”. Además de que las mencionadas remuneraciones ya no representan “la productividad, la expertis, [ni] la formación que muchos y muchas trabajadoras y trabajadores tienen en Puebla”.

Trabajadoras del hogar: las principales afectadas

Una de las principales prerrogativas de la CONASAMI ha sido la reestructuración y actualización de las profesiones y la fijación de los salarios puesto que, según Cinthia Márquez Moranchel –directora de Análisis Microeconómico y Regional–, la normativa actual “ya no es tan representativa” de la estructura socio-económica del Estado.

En este sentido, Márquez destacó la necesidad de tomar en cuenta, por ejemplo, a las trabajadoras del hogar pues, según datos del CONASAMI, sólo 3 de cada 100 tienen acceso a la seguridad social y 9 de cada 10 no tienen un contrato.

Asimismo, señaló que el 46.4% sólo percibe un salario mínimo y el 38.3% definitivamente no logra solventar el costo de la canasta básica, haciendo a esta población vulnerable al rezago, discriminación y expulsión social, recalcó Márquez.

Salarios: uno de los principales estabilizadores económicos

Finalmente, los panelistas coincidieron que en un salario bien establecido –a partir de las condiciones socioeconómicas– permitiría no sólo cumplir con objetivos sociales sino también económicos, pues tal y como se observó en el reciente aumento de 88.36 pesos diarios a 102.68 pesos, en diciembre de 2018, se “logró, por un lado, beneficiar a por lo menos 1 millón 694 mil de trabajadores y hasta 4 millones 098 mil asalariados, colocándolos más cerca de la línea de bienestar individual”; y, por el otro, fomentar los gastos, permitiendo afrontar la recesión económica internacional.

Bajo esta lógica, Peñaloza exhortó a la iniciativa privada a negociar un salario mínimo adecuado –calculado en 550 pesos, según cifras del Observatorio Salarial Ibero–, para cubrir  tanto las necesidades sociales como económicas dado que, hasta la fecha, no se ha logrado un consenso que integre las necesidad de todos los actores involucrados.