Era de madrugada -04.25- cuando una fuerte detonación remeció las entrañas del cerro Posokoni, donde funciona la mayor mina estatal de estaño de Bolivia. La explosión conmocionó a los trabajadores de turno. Víctor, de 43 años, se encontraba dentro de la mina esperando una volqueta para salir, cuando el estruendo lo sacudió. Al minuto, una densa polvareda inundó el lugar y sus botas, overol y guardatojo quedaron completamente cubiertos. Para respirar se colocó un filtro. Avanzó cuesta arriba, desde 280 metros al interior de la mina, el último nivel en explotación, alumbrado por el foco de su casco. Un grupo de trabajadores que se adentraba le dijo que había volado el almacén de explosivos. Pero no fue así.
Al llegar al nivel 240, tras 15 minutos de caminata, junto a otros trabajadores, enmudeció al ver a las víctimas de la explosión. A raíz del incidente, 10 mineros perdieron la vida y 12 más quedaron heridos.
“Era una desesperación ver ese ambiente”, recuerda Víctor cinco meses después, y dice que tuvo que seguir de largo su caminata para pedir auxilio.
Víctor confiesa que así como él, muchos trabajadores aún sienten miedo cada vez que pasan por el lugar. Esa mañana, lo primero que pensó, al igual que sus compañeros, es que se trató de una venganza de los ladrones de mineral o jucus. “Ellos son vengativos, amenazan”, dice, “siempre tienen conflictos con nosotros, bajan hasta los parajes en grupos y se llevan el mineral”.
Las investigaciones del Ministerio Público descartaron después la participación de los jucus y concluyeron que el hecho ocurrió por un descuido de los mineros en la aplicación de protocolos de seguridad, lo que es rechazado por los trabajadores. La explosión, sin embargo, puso en evidencia el ambiente de tensión que existe en la Empresa Minera Huanuni (EMH), por la presencia de los grupos que roban el mineral.
Los trabajadores sospechan de los jucus, a los que también llaman lobos, porque los conocen muy de cerca. Conviven con ellos cada día de una u otra manera: muchos fueron abordados dentro de la mina por alguno, otros hacen negocios con ellos, algunos tienen familiares o vecinos jucus y otros más robaron mineral en el pasado. El temor a encararlos reina, porque dentro de la mina o fuera de ella nadie les garantiza seguridad si se les enfrenta.