Foto: Marlene Martínez

Dra. Laura Angélica Bárcenas Pozos

El Nuevo Modelo Educativo ha sido motivo de debates, análisis, presentaciones, discusiones, entre los que se consideran “críticos” del sistema y están en la actitud de criticarlo todo y aquellos que tratan de continuar construyendo el sistema y buscan encontrar el lado bueno de estas propuestas curriculares. En efecto como muchos ya lo han señalado, este modelo tiene muchos elementos que no son nuevos, pero que están presentes desde reformas anteriores porque son deseables y también porque están contemplados en la esfera mundial, de la que no podemos separarnos. Además, hay otros elementos novedosos, como la “autonomía curricular”, que ninguna reforma anterior en nuestro país había contemplado y que también es deseable en los tiempos actuales. Sin embargo y más allá de los elementos que integran este modelo educativo, me preocupa cómo se va a operar una nueva propuesta en las viejas estructuras del sistema educativo nacional.

Con “estructuras” no sólo me refiero a la forma como está organizado el sistema educativo que en sí es un problema para el nuevo modelo, sobre todo en lo que se refiere a dar continuidad a lo que ahora llamamos educación básica, que está dividido prácticamente en tres subniveles: preescolar, primaria y secundaria. La complejidad inicia desde que docentes de estos niveles no tienen formas de comunicarse para dar continuidad a lo que sucede en cada uno de ellos, hacia abajo y hacia arriba. Se debería empezar por establecer los canales de comunicación de cómo operar este modelo educativo y garantizar que las competencias o propósitos deseables se vayan logrando. Tal como está ahora la comunicación entre docentes y directivos será imposible dar condiciones al nuevo modelo educativo para que opere.

Es importante señalar que en Puebla ha habido avances al respecto y en la SEP estatal opera un grupo que atiende las necesidades académicas de Media Superior y ya están trabajando con profesores de secundaria, pero, ¿por qué sólo con profesores de secundaria?, ¿no se tendría que estar hablando de trabajar con el nivel básico? Sin embargo en el imaginario de todos, la educación básica está dividida, no sólo para su operación y funcionamiento, sino en su comunicación interna, que fractura toda propuesta educativa. La comunicación, dicen los expertos en gestión, es básica para lograr un buen entendimiento de lo que busca alcanzar en una propuesta curricular para operar con éxito.

[pull_quote_right]Cuando la reforma curricular se trata de que los profesores hagan cosas diferentes, en el proceso enseñanza aprendizaje, a las que están acostumbrados, es necesario que el docente sepa eso y lo comprenda de manera sustancial. Que tome la decisión de entrarle y que en realidad haga cosas diferentes. Estas acciones del docente dependerán de qué tan bien se comunica la propuesta en su conjunto y de qué tanto el grupo de docentes el que se pertenece lo va adoptando[/pull_quote_right]

Otro acierto de la SEP estatal es que se creó la subsecretaría de educación obligatoria y ahora se  tiene un único director, eso ayudará a disminuir los problemas que se derivan de que haya muchos responsables pidiendo cada uno lo que cree que tiene que pedir a sus subalternos. Esto también puede ayudar a que la comunicación se logre, en función de que el director a cargo tenga claro que tiene que establecer lazos de comunicación entre los niveles para atender las condiciones que establece este nuevo modelo educativo. Pero, se considera que se ha dado un buen primer paso al menos en nuestra entidad federativa. Y la pregunta aquí, es si no habrá otra manera de organizar el sistema educativo, por ejemplo, que en una misma escuela se encuentren todos los niveles que conforman la educación obligatoria y que tengan un único director que dé seguimiento a lo que están haciendo, como más o menos operan, actualmente, los centros escolares.

En algunas comunidades esto ya es más o menos posible, porque las escuelas están muy cerca unas de otras y en el último de los casos pueden operar administrativamente así, aunque el espacio no sea compartido. Hay que aclarar que lo importante no es que los alumnos compartan los espacios, sino que los profesores tengas la comunicación suficiente para resolver los problemas propios de cada nivel y decidan, por ejemplo, los apartados de autonomía curricular en función de los contextos que atienden.

La comunicación es un elemento esencial de cualquier reforma educativa, pues su principal función es que los docentes comprendan qué se espera de ellos al implementar una nueva reforma, modelo o enfoque educativo, así que comprender los diferentes elementos que componen una nueva tendencia educativa aplicada al currículum, se logra a través de una buena comunicación y de un diálogo constante entre los diferentes actores para que haya una apropiación del discurso y para que los docentes vayan ganando más claridad sobre lo que se les pide modificar en sus prácticas.

Esta comunicación se da a través de la formación docente, que es siempre necesaria, pero que no basta con que se imparta a través de cursos breves. Cuando la reforma curricular se trata de que los profesores hagan cosas diferentes, en el proceso enseñanza aprendizaje, a las que están acostumbrados, es necesario que el docente sepa eso y lo comprenda de manera sustancial. Que tome la decisión de entrarle y que en realidad haga cosas diferentes. Estas acciones del docente dependerán de qué tan bien se comunica la propuesta en su conjunto y de qué tanto el grupo de docentes el que se pertenece lo va adoptando.

Por eso nosotros pensamos que las propuestas curriculares no llegan a buen puerto, porque no se atienden temas sustanciales como el de la comunicación, que van garantizando una mejor comprensión de lo que se propone y de la manera de operarlo y eso requiere tiempo y paciencia.

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La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

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