En su tercera edición, el Festival Guacamaya logró consolidarse como uno con identidad propia gracias a la elección de artistas que se presentan en su escenario, ya que la apuesta no ha sido necesariamente la popularidad o la novedad, sino la calidad de la música y la coherencia entre géneros y estilos.
El evento que en sus ediciones anteriores tuvo a Sónex (México) y Muerdo (España) como headliners, en esta ocasión repitió la estética de la fusión latina, el reggae, la canción de protesta, el folk y las múltiples combinaciones de estos géneros con la electrónica y el pop, para ofrecer un cartel a la vez variado y congruente desde las 2 de la tarde hasta poco antes de la medianoche.
Como siempre, además de la música, el evento funcionó como una feria gastronómica donde se dieron a conocer restaurantes y productos locales de Cholula (opciones veganas incluidas gracias a Coffee Brothers), así como tiendas de diseño y los Amunches, viajeros argentinos que llevan el mensaje del viaje consigo y su autobús.
La jornada inició con Temple Haze, artista estadounidense radicado en Berlín, que convenció con su folk melancólico, y los mexicanos Elohim, con una propuesta de jazz y flamenco.
Después apareció en escena la cantante pop Daniela Spalla, seguida en primera fila de un pequeño pero entusiasta club de fans que cantó con ella cada una de sus temas. A ella siguieron las fusiones latinas de Buena Mafia y los argentinos Churupaca, quienes por fin lograron concretar una fecha en el Festival Guacamaya tras ser considerados desde la primera edición. Para quienes se los perdieron, esta banda se presentará este jueves 6 de abril en Sala Fórum.
Una de las sorpresas de la noche fue Salt Cathedral, un dúo electrónico de músicos colombianos afincados en Nueva York. Su sonido de loops electrónicos, guitarra distorsionada y voces pasadas por robóticos efectos de eco resultó novedoso e intenso. La voz femenina sonaba a veces gótica a la Cocteau Twins; otras, fresca, á la Grimes.
Ya puesto el sol, la noche guacamaya cerró con el reggae soundsystem del mexicano Lengualerta. El cierre de la tercera edición fue un show sólido con solo un DJ, pistas dancehall con samples de algunos clásicos del género y un cantante que sabe mantener el flow en todo momento e intercalar mensajes políticos en cada descanso (incluido un mensaje de repudio al reciente asesinato de la periodista Miroslava Breach).
La participación de Lengualerta fue una excelente manera no sólo de cerrar una noche de sonidos variados sino de conjuntar el mensaje del Festival Guacamaya: buena música, baile, sonidos originarios de este continente y un mensaje de conciencia política.
EL PEPO