Lado B
"La SEP se quiere lavar las manos"
La madre de Toño, el niño que estuvo en coma tras un ataque de bullying, niega antecedentes de tumor
Por Lado B @ladobemx
01 de diciembre, 2013
Comparte
Foto: Andrés Lobato. Tomada de milenio.com

Tomada de milenio.com Foto: Andrés Lobato

Xóchitl Rangel

@xochitlrangel

Cuando Antonio de Jesús escucha el nombre de Daniel, tiembla, se altera. El pequeño de 12 años perdió la memoria, pero tiene una reacción extraña cuando alguien pronuncia ese nombre, posiblemente es uno de sus agresores.

Hace apenas un mes, Toño se entretenía con sus videojuegos cada tarde, ahora pasa el mayor tiempo recostado, sin movilidad en la mitad del cuerpo.

Tiene la cabeza amorfa luego de que los médicos optaron por quitarle la mitad de la estructura craneal porque su cerebro está inflamado a causa de la golpiza que compañeros de la secundaria le propinaron.

La tarde del 28 de octubre la vida de Toño cambió radicalmente, alrededor de las 14:00 horas, todavía dentro del plantel de la secundaria técnica industrial 10 Galileo Galilei, ubicada en el municipio de Amozoc, un grupo de entre tres y cinco adolescentes de tercer año lo golpearon brutalmente.

Inicialmente el niño logró escapar y salió corriendo de la escuela, pero fue perseguido e interceptado a unas cuadras, cerca del Centro Escolar Manuel Espinosa Yglesias (CEMEY), donde fue agredido por varios minutos.

María de Jesús Monje es madre de Toño, para la mujer ha sido todo un calvario intentar reconstruir los hechos, dar con el paradero de los agresores y, a la par, encargarse de los cuidados de su pequeño.

Recuerda que aquella vez le preguntó a su hijo por qué llevaba el uniforme sucio, pero él calló, no dijo una palabra de lo ocurrido. Al día siguiente, la catástrofe familiar inició con un dolor de cabeza que se agudizó tanto que tuvieron que llevarlo al hospital regional de Tepeaca, donde no pudo ser atendido por falta de equipo.

La señora alquiló un taxi que los llevó a Puebla, al Hospital del Sur, pero tampoco recibió atención ahí. Entonces viajaron hasta la Ciudad de México; en el Hospital Juárez le diagnosticaron traumatismo craneoencefálico por los severos golpes.

Tras una serie de intervenciones Toño entró en coma, después de unos días salió de él, pero no volvió a ser el mismo. Ahora depende de su mamá y sus hermanos de 23 y 22 años. El infante balbucea, por instantes no sabe dónde está ni quiénes le rodean. No controla sus movimientos y la mitad de su cuerpo está paralizada.

“Mi hijo perdió la memoria, está como que ratitos se acuerda de unas personas, ratitos no, ratitos soy su tía, ratitos soy su mamá, así…”

María ha indagado lo que puede, pero en la Galileo hay un hermetismo que obstaculiza cualquier intento. Por comentarios sabe que “un tal Daniel” estuvo ahí, así que en los esporádicos momentos de lucidez de Toño, le mencionó este nombre, su hijo se alteró.

Los rumores crecen rápido y para María, algunos sólo afectan el caso, llegó a difundirse que a los cinco años a Toño le fue detectado un tumor en la cabeza y que por los hechos recientes se complicó.

“Está su cabeza sin la mitad de hueso. Están diciendo que fue por un tumor, mentira, mi hijo nunca ha tenido tumores. Desde que nació, hasta ahorita, nunca había sido internado. La SEP se quiere lavar las manos”

La postura de la Secretaría de Educación Pública (SEP) va en el sentido de condenar las manifestaciones de violencia, pero en el caso particular de Toño asegura que la golpiza ocurrió fuera de las instalaciones de la escuela y del horario de clases, pese a que la investigación apenas está en curso.

Personal de la dependencia dice que en los siguientes días se obtendrán los resultados preliminares de la investigación, pero en caso de que estén involucrados estudiantes de la Galileo Galilei no ameritarán expulsión.

Las autoridades han planteado la reubicación de los victimarios y desde ahora se sabe que sus identidades serán reservadas por la protección a menores de edad que exige la ley.

El miércoles, la SEP informó por un comunicado oficial que separó del cargo como director a Margarito Emilio Basilio Gómez, “debido a que no reportó de manera inmediata el caso de un alumno de la institución quien fue severamente golpeado el pasado 28 de octubre”.

Los antecedentes del denominado bullying son contundentes, en 2012 la Dirección de Prevención al Delito y Protección a Víctimas de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal (SSPTM), identificó 84 casos de agresión en las escuelas de la capital poblana, cifra de la que el 10% se registró en escuelas privadas.

En el transcurso del presente ciclo escolar se han reportado oficialmente una cifra aproximada de 14 quejas en el estado.

De acuerdo con un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México ocupa el primer lugar a nivel internacional por casos de bullying en el nivel secundaria.

En septiembre de 2011, el  Congreso de Puebla aprobó  reformas a la  Ley de Seguridad Integral Escolar del Estado con la que se imponen sanciones como la expulsión a los alumnos promotores del bullying en las escuelas de los niveles primaria, secundaria y bachillerato.Aquella ocasión, el panista Mario Riestra Piña mencionó que los alumnos agresores deben ser «corregidos»  con la expulsión parcial o definitiva de los centros escolares, según la gravedad de los ataques, mientras que los docentes se rigen por la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos que los obliga a detener y reportar casos de violencia, y asumir sanciones por omisión, en caso de no hacerlo.

A la par de esta ley,  la Secretaría de Educación Pública habilitó una línea 01800 Educatel que otorga orientación en casos de agresión escolar y que anualmente recibe un promedio superior a las mil llamadas.

El caso de Toño hizo eco en distintas esferas, por ejemplo -desde el Congreso local- el legislador por Nueva Alianza, Guillermo Aréchiga, pidió una sanción justa para los agresores.

Calificó la situación como un acto delictivo que no debe minimizarse con el término bullying.

Mientras las posturas y opiniones fluyen, la realidad de la familia López Monje es dura. María está en aprietos económicos porque tuvo que dejar la venta de tacos y ropa usada con la que sostiene su hogar, para cuidar a Toño. Ella dice que le tocó ser madre y padre de sus hijos.

La Secretaría de Salud apoyará con la próxima operación que requiere el menor y una silla de ruedas que agilice sus traslados.

Pero María “no ve claro aún”, por ahora vendió algunas pertenencias para solventar los gastos, el pasaje de cada semana para la consulta en el DF, las medicinas, la comida. Entre las cosas que vendió la familia, Toño extrañará algo especial: su consola de videojuegos.

Comparte
Autor Lado B
Lado B
Información, noticias, investigación y profundidad, acá no somos columnistas, somos periodistas. Contamos la otra parte de la historia. Contáctanos : info@ladobe.com.mx
Suscripcion