Lado B
Tres invenciones bélicas de la antigüedad perdidas en la Historia
 
Por Lado B @ladobemx
18 de abril, 2013
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Dante | Revista Esnob

@MrCrawley

Las antiguas civilizaciones eran especialmente buenas en matarse entre ellas y durante varios miles de años, desarrollaron armas especializadas para lograr su cometido. Algunas de esas invenciones las tenemos hasta la fecha, como la pólvora, pero existen muchas otras que se perdieron por todo el secreto que las rodeaba, otras fueron suprimidas por las grandes operaciones de las casas feudales de la Edad Media. He aquí tres invenciones perdidas (y una medio recobrada) que los pueblos antiguos usaron para ganar guerras.

FUEGO GRIEGO

Tomada de quimicacasera.blogspot.com

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La Primera Guerra Mundial fue una guerra de trincheras, y una de las maneras más eficientes para lidiar con todos esos soldados enemigos que no sacaban la cabeza para pegarles un tiro, fue el lanzallamas. Esta tecnología evolucionó hasta llegar al Napalm, una sustancia que tiene una incómoda tendencia a expandirse en el oxígeno matando a todo lo que se le atraviese. Pero esta “nueva tecnología” palidece en comparación con el Fuego griego. El Fuego griego era un arma del imperio bizantino, y tenía la hermosa habilidad de seguir ardiendo aún después de haber caído en el agua. Los bizantinos ponían sifones en la punta de los barcos, a menudo, éstos tenían forma de animales para que diera la impresión de que vomitaban el fuego pegajoso que además era casi imposible de apagar. La invención se le atribuye a Calínico, y, al igual que la fórmula de la cocacola, su receta era un secreto de estado y ninguna persona la sabía en su totalidad; esto causó que, con la caída del Imperio, se perdiera por siempre la fórmula y nos quedáramos con el equivalente incendiario de la pepsi.

ACERO DE DAMASCO

Tomada de guillermomendoza.com.ar

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Desafortunadamente, los cristales necesarios para crear espadas láser se perdieron hace mucho tiempo en una galaxia muy muy lejana, pero en el año 1100 comenzó la elaboración de una aleación de acero capaz de cortar la seda que resbalaba sobre su hoja y partir una roca sin perder el filo. La aleación, que a la fecha no se conoce exactamente, combinaba la dureza y la flexibilidad, por lo que estas espadas comenzaron a ser obsequiadas por los cruzados. Además, eran conocidas por sus complicados patrones de adorno. El secreto se perdió con los armeros de la época, pues se requería un proceso muy complicado para alcanzar el grado de pureza (inédito para ese tiempo). Actualmente, la Universidad Complutense de Madrid tiene una patente de un acero que, se cree, es la mítica aleación. Pero, como todos los lectores mayores de veintiún años sabrán, todo lo que se hizo en tiempos pasados, siempre será mejor.

HORMIGÓN ROMANO

Tomada de arte-historia.com

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Los romanos son famosos por su estilo de vida hedonista y sus construcciones estrafalarias, igual que Las Vegas. Pero, a diferencia de dicha ciudad, en Roma se tenía una técnica para hacer cemento que incluía leche, sangre, arena y guijarros, que eran mezclados en el sitio de la obra. El resultado era llamado “Opera cœmenticia” y les permitió crear sus grandes y majestuosas obras como el Coliseo, la Basílica de Majencio, o el Foro romano, que se han mantenido erguidos durante casi dos mil años (supera eso, Las Vegas). Se especula que este tipo de hormigón tenía burbuja dentro del mismo, lo que le permite contraerse y expandirse con el cambio térmico. Y era especialmente bueno para hacer fortalezas y paredes para impedir las invasiones bárbaras (o eso se suponía). La receta se perdió durante la era del oscurantismo. Actualmente, se utiliza comúnmente el Cemento de Portland para construcciones, que no tiene la misma resistencia y fue inventado en Inglaterra en 1824.

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Autor Lado B
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