Trabajar en una mina es uno de los más riesgosos empleos para una persona. La posibilidad de quedar atrapado en las entrañas de ellas no es excepcional. Chile, Perú, México, son algunos de los países en los que en los últimos años han quedado atrapados trabajadores de la mina. Sin embargo, la diferencia es fundamental, en cuanto a la forma en que los gobiernos de estos países, aprecian la vida de los seres humanos.

33 mineros de Chile, estuvieron 69 días atrapados en una mina, en 2010. Todos fueron rescatados con vida gracias al esfuerzo del gobierno del presidente  Sebastián Piñera.  Lo mismo pasó en Perú hace dos días. El gobierno del presidente Ollanta Humala, rescató sanos y salvos a nueve mineros que se encontraban atrapados en una mina peruana, y estuvo presente en el rescate de los trabajadores. 42 personas en total fueron rescatados gracias al esfuerzo de la sociedad y el gobierno de esos países.

En México, en el gobierno de Vicente Fox, ocurrió uno de los más graves accidentes que se recuerden en las minas. 65 mineros quedaron sepultados, después de una explosión, según se informó, en la mina de Pasta de Conchos en Coahuila, propiedad del grupo México, uno de los más grandes del país. Después de cinco años del suceso, los familiares siguen pidiendo los cuerpos de los hombres sepultados. El gobierno no hizo ningún esfuerzo por rescatar |a los mineros que murieron en la mina y ahí quedaron. A los familiares no los han recibido y seguramente no piensan en la importancia del rescate de los cuerpos. ¿Para qué?

¿Es esa la importancia que dan a los seres humanos? Los chilenos, los peruanos, si pudieron rescatar con vida a sus mineros. En México, no lucharon por hacerlo, esa es la diferencia.