Lado B
Los niños de paja: terror mexicano con referencias a King y Lynch
Esta edición del Círculo de Lectura LADO B se trató de Los niños de paja, de Bernardo Esquinca, una antología que muestra una realidad inquietante
Por Lado B @ladobemx
28 de octubre, 2021
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Alonso Rojas Cruz

“Todos ellos, junto al resto de los seres que habitan los nueve cuentos incluidos en estas páginas, tienen un objetivo: nunca darle la espalda a la oscuridad, sino abrazarla; arrojarse al abismo y explorarlo, porque la realidad resulta tan banal como insoportable”.

Bernardo Esquinca, Los niños de paja

El libro de Bernardo Esquinca, Los niños de Paja (2008), sigue el rastro de una pitonisa que solo prevé desgracias, un hombre que sueña con accidentes aéreos, una cruenta guerra en un pueblo durante la noche de brujas, y un espantapájaros que protege los secretos de un grupo de niños. 

Estos son algunos de los siniestros seres que se mueven entre las páginas de esta antología de nueve cuentos de terror que reúnen atmósferas enrarecidas, con guiños constantes a la obra de Stephen King o David Lynch.

Esta sesión del Círculo de lectura de LADO B fue coordinada por Cristian Escobar, licenciado en Lingüística y Literatura Hispánica en la BUAP que, además, de ser escritor emergente con pasión por la narrativa y el neobarroco latinoamericano, es un habitual colaborador de esta casa editorial.

Bernardo Esquinca, comparte el coordinador del Círculo, puede ubicarse en la tradición del cuento de terror mexicano, que se ha ido construyendo desde mediados del siglo anterior con exponentes como Amparo Dávila —con El huésped— o Salvador Elizondo, así como Juan Rulfo —con Pedro Páramo— donde se junta lo costumbrista y lo fantástico.

La crisis, alimento del terror

¿Por qué nos atrae el género del terror cuando ya existen tantas historias perturbadoras en la realidad mexicana? Cristian Escobar refiere que las y los lectores se acercan a este género desde la seguridad brindada por la pantalla o por la página: el miedo se exorciza entrando en él de forma segura.

Abrazar la oscuridad, explorarla y no darle la espalda, argumenta una de las participantes del Círculo de lectura, es la única vacuna contra el terror.

Las y los escritores latinoamericanos, comparte el moderador, escriben sobre estados de crisis provocados por el terror; estos podrían ser causados por cualquier cosa: desde los escalofriantes centros psiquiátricos e insectos coprófagos que describe Esquinca hasta la inseguridad y la desigualdad, y muchas otras situaciones fuertes, como por ejemplo, los feminicidios. 

En el contexto latinoamericano, señala Escobar, estamos en un constante estado de crisis e incertidumbre, y esto genera miedos y terrores colectivos. 

Una integrante del círculo, menciona que el libro, más que al género de terror, se puede adscribir al género de lo fantástico encuadrado con lo macabro: “No hay seres sobrenaturales, es nuestra realidad y en nuestra realidad pueden suceder estos hechos inquietantes”.

En la sesión también se reflexionó acerca del tema de la muerte, muy presente en nuestra cultura. Una de las integrantes del Círculo compartió que en toda familia mexicana hay una historia que involucra apariciones: “Estamos habituados a que esto pase”, afirma. 

Este arraigo con la muerte y lo sobrenatural es visible en nuestra cultura; lo que hay más allá de la muerte representa una esperanza de volver a encontrarnos con la gente que ya no está aquí. “A lo mejor nos va tan mal en esta vida”, medita uno de los integrantes del círculo, que necesitamos aferrarnos a que hay otra donde habrá una revancha.

Un guiño a Stephen King

En toda la antología están presentes las referencias a Stephen King, en especial a su relato corto Los niños del maíz (1977). La influencia del autor estadounidense se percibe en cómo se construye el miedo, más allá del terror o el horror.

Pero no todo se trata de King, en el libro hay constantes guiños a grandes referentes del terror que plantean una cierta complicidad con este bombardeo narrativo, televisivo y audiovisual de la cultura estadounidense; sin embargo, Esquinca a su vez refleja en la cultura mexicana, inscribiéndose en mitos prehispánicos, concluyen las y los participantes del Círculo de lectura de LADO B

El reto, reflexiona el moderador, está en dotar de un giro a esas historias y lugares comunes que perviven en el imaginario colectivo mexicano; este giro empleado por el autor contempla la hibridación cultural y la hibridación de géneros narrativos, con el roce entre el género policiaco y fantástico con la misma realidad. Es decir, muestra el lugar común y luego le da este giro. 

El autor de paja

Bernardo Esquinca nació en Guadalajara Jalisco, el 4 de enero de 1972. Es narrador y periodista. Estudió Ciencias de la comunicación en el ITESO. Ha publicado en Crónica, Día siete, El Financiero, La jornada semanal, Letras libres, Milenio, Nexos, Reforma y Tierra adentro. Asimismo, fue Becario del Fonca en 1996. Obtuvo el primer lugar del Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez en 1994.

Esquinca es escritor de narrativa de terror, en sus textos mezcla la novela, el cuento y la literatura policíaca con terror y fantasía. Por ejemplo, el cuento largo que da nombre a la antología, Los niños de paja, es una mezcla entre el cuento y la novela, resultando en un difuso límite entre los géneros.

Esquinca va de la nota roja al terror sobrenatural. Los niños de paja es un homenaje al terror con el que creció el autor. El catolicismo y la religión le influjo mucho miedo (como puede recordarse de la novela de Umberto Eco, El nombre de la rosa, la religión siempre tuvo que ver con el miedo, pues sin temor no puede haber fe), como el mismo autor ha confesado en anteriores ocasiones; la idea de que alguien te observa en todo momento, que incluso vigila los pensamientos, atemoriza a cualquiera. También su obra toma inspiración de los mitos prehispánicos; en Esquinca, los mitos mexicanos están muy presentes, no tan sólo de forma ornamental, sino que basa en ellos su relato.

Los niños de paja refleja en forma de homenaje aquello que lo inspiró a escribir terror: los mitos prehispánicos, la agitada y violenta vida en la Ciudad de México, el catolicismo y, finalmente, el bombardeo cultural de películas y autores estadounidenses del género de terror.

 

*Foto de portada: Cortesía

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