Lado B
Cambio climático y falta de acceso al agua: la realidad del campo poblano
Para este 2021 Conagua pronosticó que Puebla es uno de los estados más golpeados por la sequía. El problema de falta de agua ha ido creciendo desde hace varios años, y ha sido denunciado de tiempo atrás por campesinos y agricultores
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
28 de abril, 2021
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“El que dijo que el agua es vida, no se equivocó”, dice don Marcos Hernández Corona, productor de berries en la comunidad de San Diego Buenavista, en Huejotzingo.

Mientras se mueve entre las frambuesas que están a un mes de florear, don Marcos explica que estos cultivos necesitan mucha agua. Es caro cosechar frambuesa; la inversión total que tiene que hacer un campesino es de más de 200 mil pesos por un cuarto de hectárea, y encima tienen que competir con las grandes empresas como Driscoll. Pero su principal problema es la falta de agua, que se agrava con la sequía.

La organización de campesinos de Buenavista, quienes en su mayoría se dedican a cultivar frambuesa y en menor medida zarzamora, ingresaron desde hace un par de años una solicitud a Conagua para poder perforar un pozo en la localidad y abastecerse. Porque en esa zona de Huejotzingo sí hay agua, pero no hay autorización para usarla. Los trámites se han ido alargando y alargando, y a la fecha no tienen respuesta. 

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Esta problemática la explica la Doctora Judith Domínguez, profesora investigadora del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales del Colegio de México (Colmex): Cuando pequeños agricultores quieren acceder al recurso hídrico, Conagua les dice que no pueden hacerlo porque ya está concesionada. Esto, porque hay concesiones que se otorgan para 30 años, que todavía tienen en algunos casos más de 20 años para ser explotadas. 

“En todo el país, concretamente en Puebla, hay conflictos porque se otorgaron ciertas concesiones, hace años, a grandes usuarios del agua, industria agrícola; [son] concesiones vigentes, y una concesión puede durar 30 años. Por eso hay problemas, porque las empresas tienen mucha agua, y a veces para el uso doméstico no hay nada”, dice la especialista.

Sequía en Puebla

Marcos Corona y otros agricultores usan sistemas de goteo para llegar sus cultivos, debido a la sequía tienen que comprar pipas de agua. / Foto: Marlene Martínez

Y aunque la actual ley prevé mecanismos para que las concesiones otorgadas sean revisadas en casos extraordinarios, como sequías, siguiendo un procedimiento jurídico, Conagua nunca los ha puesto en marcha, dice la también integrante del Comité técnico de la Red de gestión e investigación del agua (Retgia) del Conacyt.

“Al menos desde la reforma de 2004 encontramos estos mecanismos pero ninguna autoridad se ha atrevido o implementado lo que dice la ley”, agrega la Doctora.

Una opción es que se roten o cambien los cultivos, y también que se implementen tecnologías de captación de agua, lo cual estaría a cargo no solo de Conagua sino también de otras instancias federales dedicadas al tema del campo. Son los pequeños agricultores quienes tienen más problemas para acceder a estos recursos por la falta de dinero, y es ahí cuando entra el gobierno con programas y políticas públicas. 

Sin embargo, estos se han reducido, dice la investigadora del Colmex, con la austeridad presupuestal. Un ejemplo es la desaparición del Fondo para la Atención de Emergencias (Fonden), que era el que cubría estas pérdidas. 

La falta de lluvia es contraproducente porque si no hay precipitaciones, dice don Marcos, no hay agua que almacenar, ni con la que regar sus cultivos. Y si no se tiene acceso al agua, hay que comprarla, y el gasto diario en pipas es altísimo. 

Cambio climático y explotación de los recursos, un círculo vicioso

La Comisión Nacional del Agua (Conagua), en su más reciente reporte, destaca que el 71 por ciento de los municipios del estado de Puebla tienen altos niveles de sequía: 71 con condiciones anormales de sequía y 82 en nivel moderado. Con respecto a este fenómeno, los campesinos llevan años denunciando dos situaciones alarmantes: el cambio climático y la falta de agua.

En esto coincide la Doctora Domínguez, quien explicó a LADO B que, por un lado, tenemos el cambio climático, un hecho que debemos enfrentar ya. Por otra parte, están las actividades económicas (como actividades de industria textil, manufacturera y minera), que utilizan agua no siempre de manera racional”. La mayoría de estas empresas, dice, no son conscientes que el agua es un recurso limitado.

Raíces de la planta de cebada secas por la falta de lluvias. /
Foto: Olga Valeria Hernández

Vicente Moratilla es campesino en Tepeyahualco. En esa región, donde desde hace un par de años existe un conflicto por el presunto uso de cañones antigranizo por parte de grandes empresas como Granjas Carroll, Driscoll y Audi, los agricultores se dedican principalmente al maíz. Y si en 2020 ya tuvieron afectaciones, con la sequía este 2021 la situación pinta peor.

“Con esto de las sequías, pues no dejaron llover con los cañones, empiezan los problemas. El [costo del] fertilizante también se disparó. Estamos atenidos a las lluvias, este año va a estar más crítico; el año pasado varios en este tiempo ya habíamos sembrado, pero como se ha ido rezagando el agua año con año, ahorita esta la humedad un poco más difícil. Hace un año, te repito, ya habíamos sembrado maíz, ahora no tenemos nada”, dice don Vicente.

El costo de las sequías en el bienestar y la economía

Las afectaciones económicas son altísimas. Don Vicente explica que la inversión para una hectárea de maíz es de entre 9 mil a 11 mil pesos. Pone el ejemplo de un pequeño productor que siembra 16 hectáreas, lo que implica una inversión promedio de 160 mil pesos anuales. Si hay cosecha pueden ganar 250 mil a fin de año, esto es, cerca de cien mil pesos de ganancia. Pero si no llueve, si se pierde la cosecha, no sólo no ganan sino que pierden todo. 

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Las problemáticas tienen orígenes distintos dependiendo de la región, pero finalmente todas responden al cambio climático y a la sobre explotación de los recursos o al mal manejo de ellos, generalmente, por parte de grandes empresas. 

Don Marcos, el productor de frambuesa, relaciona directamente la sequía con la tala desmedida, al menos en la región de los volcanes. Si no hay árboles, el suelo se erosiona, no se retiene el agua en la tierra, e inicia una cadena de problemas, entre ellos, la falta de lluvia; la sequía. 

En lo mismo coincide Omar Carpio, quien se dedica a producir tuna y nopal en la región de Izúcar de Matamoros, zona de por sí con un clima más árido. Él dice que, si bien ya había sequía, cada año se resiente más, no sólo por la falta de lluvia sino porque no hay reservas de agua. Como no hay tantas plantas en el suelo, este está más seco y hace que la sequía se sienta más fuerte año con año.

Y las consecuencias para la calidad de vida de las personas del campo van más allá del dinero, pues muchas de ellas no solo venden sino que también cosechan para consumo propio. 

Sequía en Puebla

Ante la falta de agua y tecnología para regar sus cultivos, los agricultores tienen que buscar formas de captar agua de lluvia, sin embargo la sequía hace que esto sea insuficiente. / Foto: Marlene Martínez

El enólogo Miguel Hernández, viticultor de Calpan, en la región de los volcanes, explica que la sequía afecta más a los pequeños productores, principalmente a quienes no tienen las posibilidades de riego, que son una buena parte de los agricultores del valle de Puebla.

En el caso de Miguel el cultivo de uva no necesita tanta agua, pero identifica el problema en sus vecinos que se dedican a la milpa (maíz, frijol), sobre todo quienes tienen agricultura de subsistencia, es decir, que venden una parte y la otra la usan para su consumo propio.

“Esa cuestión la vamos a ver mucho en la caída de la productividad —que seguramente [se] reportará al final de año— del maíz y frijol. A los productores medianos y grandes que tienen riego no les afectará [la sequía], pero a la sociedad de campesinos que necesitan agua y pozos de riego, que han hecho solicitudes, les va a afectar más, porque a veces tardan en responderles más de una semana para que reciban agua”.

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En otras regiones, la escasez de humedad se explica por la falta de sistemas de captación de agua, y en la zona de Libres y Tepeyahualco los campesinos señalan directamente a las grandes empresas y su uso de tecnologías para modificar el clima.

¿Y cómo es que esto afecta a quienes no nos dedicamos a la agricultura?

La investigadora del Colmex explica así el ciclo: se pierden cultivos y el precio se eleva; muchos agricultores, o incluso las propias entidades federativas, no tienen seguros contra la sequía, así que las pérdidas son totales. La gente abandona el campo, porque no es redituable, y se va a las ciudades o emigra a Estados Unidos.

Si no hay cultivo, no hay alimento. La escasez hace que haya desabasto, que los precios suban y que haya impactos económicos a nivel nacional y hasta internacional. Si no llueve y el campo colapsa, todos colapsamos. Y es una realidad que ya está aquí.

 

*Foto de portada: Marlene Martínez

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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