Lado B
Soul: ¿la obra maestra de Pixar?
Soul (2020), la nueva película del cineasta Pete Docter producida por Pixar, quiere ponernos a imaginar, lo que había antes de venir a este mundo, y de paso cuestiona el verdadero propósito de nuestra existencia
Por Héctor Jesús Cristino Lucas @
28 de enero, 2021
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No, no lo es. Soul, la nueva película del cineasta Pete Docter producida por nada menos que el estudio de animación Pixar, detrás de joyas tan emblemáticas como A Bug’s Life (1998) y Toy Story (1995) —¡Al diablo con la introducción! Todos conocen Pixar— y estrenada directamente en la nueva plataforma streaming de Disney+ no es la obra maestra definitiva de la empresa. Aunque no faltó mucho para lograrlo.

Hola, soy El Cinemaniaco, y si eres un ávido lector —o un hater recurrente más preocupado por lo que escribo que por tu propia vida— seguro me recordarás de aquellas críticas —innecesariamente polémicas algunas de ellas— que me transformaron casi de forma inevitable en un “enemigo público” en cuanto a Disney se refiere. Hoy en día, casi que no tengo permitido hablar de estas películas porque altas esferas de la élite amenazan mi integridad y puedo terminar en la cárcel por el cargo de no tener un buen gusto.

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Aunque conocido por defender el repudiable Episodio 8 de Star Wars: The Last Jedi (2018) dirigido por Rian Johnson cuando cientos de fans -—en su mayoría, ñoños resentidos— te decían “traidor” si acaso te llegaba a gustar —ay por favor, consíganse una vida—; quizá me recuerdes por haberme ganado el odio de cientos de mexicanos —hágame usted el favor— que se ofendieron por haber criticado a la ya olvidada Coco (2017) de Adrián Molina y Lee Unkrich cuando todo el mundo —JUSTO COMO AHORA— juraba que era la obra maestra de Pixar mientras se secaban sus patéticas lágrimas de cocodrilo.

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Bueno, cuanto tiempo ha pasado, ¿no es así? ¡Y ahora es momento de volver!  Coco (2017), a cuatro años de su estreno y tras tantos “días de muertos” vividos desde entonces, me sigue pareciendo una payasada sin ningún tipo de duda. Que nadie me venga a convencer con discursos patateros o correos electrónicos que es una película perfecta porque me hacen sentir muy importante.

En cambio, Soul, con una premisa que roza parcialmente el mismo tema que la otra —lo que nos aguarda después de la muerte, pero también lo que hay mucho antes— en realidad, y por más increíble que parezca —bajen sus antorchas, por el amor de Dios— no me lo ha parecido ni mucho menos. De hecho, debo decirles que, todo lo contrario.  

Ya lo dije y lo volveré a repetir: no me traten como el Hombre de Hojalata, frío, vacío y sin corazón porque no soy ningún detractor de Disney. Y sí, al igual que ustedes yo también tengo mis propias películas favoritas de Pixar. Especialmente si se tratan de largometrajes escritos y dirigidos por el mismísimo Pete Docter ya que es un caso especial. 

De entre todas las animaciones del estudio, las películas de este específico director destacan de las del resto por poseer mensajes tal vez NO “MÁS PROFUNDOS” —como seguro muchos se la pasan parloteando para sentirse intelectuales— pero definitivamente SÍ MÁS ADULTOS

Mientras otras obras conocidas de Pixar se dirigen a los más pequeños, como, por ejemplo, la franquicia de Toy Story (1995 – 2019) con mensajes tan sencillos —aunque no por eso menos importantes— como “jamás olvidar la infancia valorando los mayores tesoros materiales que se tienen en esos momentos” —o quizá a que debas seguir comprando juguetes de Disney para seguir enriqueciéndolo—, Pete Docter prefiere hablarles a los adultos. Entretener a los niños, claro, pero bombardear a toda costa a los más grandes. En la mente, en el alma y en el corazón. 

Películas como Up (2009), Inside Out (2015) y ahora mismo, la propia Soul (2020) descritas por la mayoría como “películas infantiles”, tienen la particular diferencia en que estas son capaces de manufacturar una moraleja que resulta tan pero tan transparente para el adulto, pero irónicamente tan pero tan confusa para el propio infante. Lo que las hace bastante únicas.

Algunos las llaman “existencialistas” por abordar temas delicados o hasta tabú de una manera didáctica y entretenida para los más jóvenes —y sí, hay mucho de eso en sus entrañas—. Pero yo me referiré a ellas de “simplistas”.  Por ser tan claras en lo que exponen, y a veces, damas y caballeros, tan simples pero concisas, que su “mensaje” pasa prácticamente desapercibido para el público habitual de Pixar. No obstante, son capaces de meterse contigo, el adulto que las mira, de una manera bastante personal. 

En la espera, claro, de que los niños crezcan para que finalmente lo comprendan, mientras se vuelven interesantes guías hacia la madurez que los ayudarán a aceptar el mundo de una forma mucho más realista. 

Up (2009), por ejemplo, nos hablaba de la pérdida y el vacío. De cómo aprender a recodar sin que se vuelva una espantosa carga. Pero también de aceptar que nunca es tarde para buscar la felicidad. Inside Out (2015) por otra parte, quería que apreciáramos nuestras emociones. Evitar reprimirlas o restarles importancia. Comprender que tanto la felicidad como la tristeza son fundamentales y que esta última, lejos de ser negativa, no solo es inevitable, sino tremendamente necesaria en ocasiones.  

Soul (2020) en cambio, quiere ponernos a imaginar, en una travesía mágica y hasta divertida, lo que había antes, mucho antes de venir a este mundo. Mientras nos cuestiona de paso el verdadero propósito de nuestra existencia. 

Volver las típicas preguntas filosóficas que ha hecho la humanidad a lo largo de la historia, un manual compacto y simplificado, pero no por eso menos maduro: ¿de dónde venimos o a dónde vamos? ¿Qué hacemos en este mundo? ¿Lo estamos aprovechando? ¿Cuál es nuestra chispa o cuál es nuestro talento? ¿Existe el alma? Cada pregunta, contestada de alguna manera simpática y surrealista. En una eterna metáfora de autodescubrimiento donde podemos vernos reflejados de alguna manera.

A mitad de la cinta ya podemos ser parte de los personajes que buscan responder a toda costa el motivo de esta existencia. Pero de una forma bastante particular. Nos empuja a deducir de manera ilusa, como los adultos maduros que se supone que somos, dentro de una mal “llamada película infantil”…una moraleja evidente. Predecible. que se ajuste a las necesidades de cada uno de nosotros. 

Soul

Foto: Pixar

No obstante, ignoramos que la genialidad de Soul (2020), a comparación de otras películas de Pixar, repito por si no lo habías entendido, es que su enseñanza es mucho más simple y efectiva, que resulta universal.

No propone discursos barateros que aseguren que tus sueños son la felicidad absoluta. O que debas seguirlos a toda costa. En cambio, nos menciona que no hay talento, por más grande que este sea, que deba hacerte desperdiciar tu vida. Ni mucho menos aspiraciones, materiales y físicas que lo valgan todo. La cinta intenta decirte que debes aprender a disfrutar el aquí y el ahora. No el mañana. Mucho menos el pasado. Disfrutar tu vida con o sin aspiraciones logradas. Con o sin talento aprovechado, porque esto que ves… es pasajero. Y así como viene, así todo se va.  

El moderno y actualizado “hakuna matata” que te invita a no estresarte si los sueños no se cumplen, o aún si ya lo hicieron. Disfrutar del día y simplemente sonreír. Tan simplista pero tan adulto, como solo Pete Docter sabe regalarte. Pero no, por favor… no me hagan verla como “la obra maestra de Pixar” porque eso sería exagerado. Demasiado “anti Soul”. 

Soul

Foto: Pixar

Aún para el detractor más iluso y arrebatado, las películas de este estudio son sinónimo de genialidad. No vamos a cuestionar la carrera que le precede porque habla por sí sola. Lo que digo es que Soul está muy lejos de la perfección ya que pese a tratarse, quizá, de su cinta más adulta, no logra compensar con excelentes resultados las dos caras de la moneda; los dos lados de la balanza: tanto el mensaje para el adulto como el entretenimiento para el niño. 

Los elementos existencialistas y el fascinante recorrido a este universo de lo que hay antes y de lo que hay después, queda por momentos eclipsada con una mitad de la película enfocada en la clásica comedia slaptick (de pastelazo) a través de un recurso, mil veces visto, como la típica “broma del cambio de cuerpo”. Que lejos de volverla simpática, fresca e innovadora… la hace bastante común. 

El clímax y el desenlace, por otra parte, se vuelve —además de forzado— una constante, aunque inverosímil artimaña por entretener a los dos públicos para la que fue concebida. Pero lográndolo más con el pequeño que con el adulto. 

Soul

Foto: Pixar

Decir que la trama es cuanto menos “innovadora” puede llegar a ser pretencioso.  Algunos se han levantado a mencionar que la fórmula de Pete Docter comienza a ser reciclada tras cada película. Siendo Inside Out (2015), por ejemplo, la más parecida con Soul (2020). Porque mientras una echa un vistazo al interior de nuestros sentimientos, la otra hace lo propio, pero al interior de nuestra existencia. Aunque no es eso a lo que me estoy refiriendo. 

En lo particular, la idea de las almas y la búsqueda del más allá, atrapados en una suerte de limbo —llámese el Gran Antes o el Gran Después— y esa tarea por encontrar el máximo significado de la vida, ya ha sido desarrollada infinitas veces en la historia del cine con grandes resultados. Sea de forma conmovedora como en What Dreams May Come (1998); romántica como en Ghost (1990); o hasta graciosa como en The Frigtheners (1996). Y es difícil encontrar algo diferente. La película de Pete Docter se esfuerza por hacerlo, hace hazañas mega elaboradas para lograrlo, pero queda a mitad del camino. 

Además… ¿no les parece familiar la trama de Soul (2020) con el anime de Ghost Hound (2007)? ¿Acaso soy el único estúpido, friki-virgen que le encontró parecido? Quizás sea cosa mía. 

La historia sobre tres chicos atrapados en un aparente “pueblo maldito” lleno de fenómenos sobrenaturales que encuentran la manera de cruzar al “mundo astral” a través de “cuerpos inmateriales” —o sus propias almas— y entender la complejidad del universo o el significado de la existencia. Lo que hay después de la muerte, pero también antes de la concepción, aunque más enfocada al suspenso y al horror, es algo bastante parecido a la cinta de Docter. 

No obstante, no vamos a desechar la cinta solo por estos minúsculos detallitos. Tiene sus momentos de impacto y sus giros de “innovación”. No por nada la historia está enfocada en un personaje entendido de la música Jazz, lo que hace de la premisa una forma bastante hermosa de entender el mundo al que nos rodea. “La música, siendo el significado dentro de otro significado”. “La música como la chispa, el poder y la inspiración del hombre para seguir existiendo” y que puede convencer hasta al más trágico de los filósofos, como Friedrich Nietzsche, a decir que sin ella… la vida es solo un error. La música como el punto de inflexión. Como el punto de quiebre. Quizá. Quizá. 

Soul

Foto: Pixar

Sea como sea, convengamos en que Soul (2020) no es la obra maestra de Pixar ni mucho menos. Este término ya se volvió rebuscado entre los críticos de hoy en día. Y solo hace que te convenzas de lo contrario por mera imposición. Un título cuanto menos pretencioso, aunque todos sabemos que apesta a Oscar a cientos de kilómetros. Pero queridos padawans, definitivamente sí que se trata de la obra maestra de Pete Docter. Habrá que reconocerlo. Hoy, mañana o cuando quieras.

No olvides disfrutar del día.


Sinopsis:

“¿Alguna vez te has preguntado de dónde provienen tu pasión, tus sueños y tus intereses? ¿Qué es lo que te hace ser… tú? Pixar te lleva en un viaje desde las calles de Nueva York a los reinos cósmicos para descubrir las respuestas a las preguntas más importantes de la vida.”

 

*Foto de portada: Pixar

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Autor Lado B
Héctor Jesús Cristino Lucas
Héctor Jesús Cristino Lucas resulta un individuo poco sofisticado que atreve a llamarse “escritor” de cuentos torcidos y poemas absurdos. Amante de la literatura fantástica y de horror, cuyos maestros imprescindibles siempre han sido para él: Stephen King, Allan Poe, Clive Barker y Lovecraft. Desequilibrado en sus haberes existenciales quien no puede dejar (tras constantes rehabilitaciones) el amor casi parafílico que le tiene al séptimo arte. Alabando principalmente el rocambolesco género del terror en toda su enferma diversidad: gore, zombies, caníbales, vampiros, snuff, slashers y todo lo que falte. A su corta edad ha ido acumulando logros insignificantes como: Primer lugar en el noveno concurso de expresión literaria El joven y la mar, auspiciado por la Secretaría De Marina en el 2009, con su cuento: “Ojos ahogados, las estrellas brillan sobre el mar”. Y autor de los libros: Antología de un loco, tomo I y II publicados el 1° de Julio del 2011 en Acapulco Guerrero. Aún en venta en dicho Estado. Todas sus insanias pueden ser vistas en su sitio web oficial. http://www.lecturaoscura.jimdo.com
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