Queridos padawans, amigos y enemigos de toda la vida, no quería involucrarme en un tema tan controvertido como este porque además de que no me corresponde, es imposible salir con vida. Sobrevivir al barullo inquietante de una ola de libertadores que te exigen tolerancia y justicia a través de una masacre hecha plenamente en internet… pero venga ya, ¿quién dijo miedo? Estoy encerrado en mi casa y no tengo otra cosa más interesante que hacer.
No sé si lo han notado, pero en los últimos estrenos venidos de Hollywood, la agenda de “lo políticamente correcto” ha estado más intensa y más chocante que de costumbre con los productos directos al formato blockbuster. Tanto que a veces, solo a veces, hasta agradezco esta maldita pandemia por haber dado tiempo-fuera al entretenimiento cinematográfico. Porque vaya que se han vuelto bastante descarados.
Y ya sé que van a odiarme, pero hacía meses que quería hablar de esto. A lo que me refiero, y perdóneme si ofendo a alguien -la verdad me da igual- es a toda esa bola de películas que ondean la bandera de movimientos pro feminismo a través de películas que toman prestados personajes de la cultura pop con el único fin de ponerlos a luchar vs la tan desgraciada sociedad machista, misógina y patriarcal que siempre hemos tenido. Pero sin preocuparse jamás de construir una excelsa trama, ni mucho menos, buenos personajes.
Es decir, meter con calzador una suerte de discurso panfletario a alguna película sea de la índole que sea, que poco o nada tenga que ver con su temática central y esperar a que todo el mundo las consuma con gran placer para volverse clásicos instantáneos. Lo que resulta bastante gracioso porque al menos en esta última tarea la gran mayoría ha fracasado.
Desde la taquillera, aunque poco favorecida Ghostbusters (2016) de Paul Feig que tuvo la maravillosa idea de cambiar a los personajes masculinos por todo un elenco de femeninos simplemente porque sí, y cuya decisión terminó cancelando toda una franquicia que se esperaba fuera protagonizada por ellas debido al fofo desarrollo de su historia y a las terribles críticas que trajo consigo. Incluyendo la mía por supuesto.
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Hasta la vomitiva y despreciada Captain Marvel (2019) de Anna Boden y Ryan Fleck que prácticamente fue un enorme batacazo para Disney ya que Brie Larson, quien se esperaba fuera la próxima actriz estrella dentro de este descafeinado universo, no llenó las expectativas de nadie ni cagando.
Solo un par de productos afectados por este mal -así es, POR ESTE MAL-que como vengo diciéndoles se ha vuelto ya bastante enfermizo con las últimas películas. Porque me he topado con algunas otras que definitivamente olvidan su tema principal para dejarle TODO el peso a estos molestos discursos.
Y aquí es donde de verdad, me comienza a dar ñañaras.
Como por ejemplo, la terrible Charlie’s Angels (2019) de Elizabeth Banks como una suerte de secuela o remake que cometió una serie de errores garrafales, que van desde el construir un universo donde todas las mujeres son buenas, y por ende, SOLO POR ENDE todos los hombres son mentes diabólicas, hasta culpar al machismo de todos los males habidos y por haber en este desgraciado mundo heteropatriarcal… pero que afortunadamente nadie se tragó por tratarse de una simple trama patatera. Convirtiéndose, de hecho, en una de las peores películas del 2019, tanto en crítica como en taquilla.
Hasta la propia Elizabeth Banks llegó a declarar, frente a tanta presión, que el dichoso fracaso de este proyecto se debió -UNA VEZ MÁS- al patriarcado que domina el mundo y no precisamente a que fuera una mala película.
“La gente tiene que comprar entradas para esta película. Esta película tiene que ganar dinero. Si esta película no gana dinero, reforzará un estereotipo en Hollywood de que los hombres no van a ver a las mujeres en películas de acción”
Claro, porque no tiene nada que ver con que esta cinta está mal escrita, dirigida y por supuesto, mal enfocada. La culpa, como lo dice su propia Charlie’s Angels, se debe a la mente diabólica de los hombres que lo han echado todo a perder. ¿Sí, tú? ¡Ándale!
Y a todo esto, nos topamos con que la nueva película de Oz Perkins -hijo de quien fuera el mismísimo Norman Bates en Psycho (1960), Anthony Perkins- intercambió los nombres del mítico cuento de los Hermanos Grimm, Hansel & Gretel (1812) por Gretel & Hansel para entregarnos una nueva reinterpretación de esta historia si bien más macabra, a la vez muchísimo más femenina.
Y ya sé lo que deben estar pensando. Tras semejante discurso heteropatriarcal que acabo de reventarme -juas, juas, very juas- sobre esas películas que te colocan su agenda de lo políticamente correcto antes que escribirte una buena historia, muchos deben estar pensando que terminé odiándola con toda mi transgresora y bellísima alma… pero no es así. Al menos con Oz Perkins, esto no ha resultado como yo lo esperaba.
Y me sorprende porque llegué a leer críticas bastante nefastas. Algunos alegando que el horror se perdía entre tanto discurso baratero, pero otros, tachándola de una cinta, más que nada pretenciosa. Tan lenta como aburrida. Tan estúpida como soporífica. Pero nada que ver.
A diferencia de las otras películas, Gretel & Hansel aprovecha el intercambio de nombres para ofrecer ahora el mismo cuento, pero bajo la perspectiva del personaje de Gretel y unirlo de manera interesante con el clásico antagónico de esta historia: una bruja, que vendría siendo de hecho, otra mujer.
Y de ahí comenzar a elevar el misticismo de la figura femenina a través de la historia con elementos más propios del folk horror o los mitos clásicos del medievo europeo con la cacería de brujas… pero no precisamente para volverla la clásica lucha “vs el patriarcado”, sino más bien, hacerla una suerte de debate que solo señala -en el abandono, o el abuso de las figuras masculinas- pero que nunca sentencia. Lo que la vuelve bastante interesante, porque jamás se inclina por un lado de la balanza, aunque muchos afirmen que sí.
Además de explorar otra alternativa al mítico cuento de los Hermanos Grimm, Oz Perkins nos entrega una suerte de crisis existencial enfocada a las adversidades del feminismo pero bañada de magia y mitos históricos, que de hecho siempre han estado ahí -véase la religión neopagana de la Wicca o su relación con La madre Tierra- pero sin olvidarse, por supuesto, de que se trata de una película de terror. Que, de hecho, eso es lo más importante.
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Porque aunque no lo crean, esta clase de cine también se ha visto afectado por las tendencias de los discursos políticamente correctos que terminan siendo desastres fílmicos por donde quiera verse.
Como el espantoso remake de Black Christmas a mano de Sophia Takal que le valió el repudio de la crítica y taquilla hasta convertirse en una de las peores películas -también- de todo el maldito 2019.
Tan mala y vomitiva que no solo reemplazó el espíritu slasher setentero del clásico de Bob Clark para volver a este nuevo grupo de chicas una suerte de “team anti patriarcal” enfrentándose a un enemigo, como lo sería una suerte de secta dominada por hombres; también se olvidó prácticamente de que era una cinta de terror. Yendo más por el discurso, antes que por la historia.
https://www.youtube.com/watch?v=KIItodvpX3g
Pero Gretel & Hansel aunque pertenece directa o indirectamente a este nuevo tipo de cine que se dedica a exaltar la imagen de la mujer sobre la cultura pop, resulta un experimento bastante interesante. Que le apuesta a crear un argumento sólido, o hasta un micro-universo dentro del folk horror para abrir una nueva vertiente en las adaptaciones de los cuentos de hadas.
Que, por cierto, desde aquella Hansel & Gretel: Witch Hunters (2013) de Tommy Wirkola protagonizada por Jeremy Renner y Gemma Arterton, que fue una odisea de magia, acción y vísceras, nunca una reinterpretación de un cuento clásico había sido tan bien lograda en nuestros tiempos como la que ofrece ahora el mismísimo Oz Perkins.
Y aunque muchos vayan a decirme que esto es una falacia porque Gretel & Hansel no se esfuerza en crear un miedo o un suspenso potente como otras tantas películas, déjenme decirles que están completamente equivocados. Es toda una oda al cine de terror.
La película, para empezar, no pretende inscribirse dentro de la tendencia más efectista del horror contemporáneo. No es una The Conjuring (2013) de James Wan o una Annabelle (2014) de John R. Leonetti, encargadas de hacer saltar al público con tanto screamer tramposo se meta por enfrente. Esto, más bien, es horror fantástico. O en todo caso, folk horror. Recurrir a la magia de lo infantil, y retorcer el cuento para niños a un punto en que la inocencia sea transgredida y quede irreconocible.
Y es bastante obvio que Perkins se ha visto influenciado por el camino que han seguido otros cineastas emergentes como Robert Eggers o Ari Aster. Porque mucho en la atmósfera de su película, tanto recurre a los extraños bosques que vimos en la espléndida The Witch (2015) para generar ese miedo mágico de los mitos europeos sobre brujas; hasta se inclina en los ritos o creencias neopaganas como en Midsommar (2019), repleta de simbolismos y leyendas, para construir otro tipo de cuento retorcido.
No hay screamers, esto es horror contemplativo. Un horror mágico que funciona y te incita a descubrir una serie de elementos escondidos pese a que todos creemos, a sabiendas de la clásica historia dentro de la literatura universal, cómo es que todo esto va a terminar. Pero aun así, pese a nuestro imaginario colectivo, se las ingenia bastante bien para sorprendernos.
Además de que está interpretada por un par de actrices que ya son referentes inmediatos del cine de terror.
Por un lado, tenemos a la jovencita Sophia Lillis que ya la habíamos conocido por las recientes películas de It (2017 / 2019) de Andrés Muschietti. Haciendo esta vez de la mismísima Gretel. Muy bien interpretada, aunque vuelve a presentarnos un personaje extrañamente similar: la clásica niña inocente y su paso por convertirse en toda una señorita en medio de un disturbio sobrenatural. Haciendo un juego bastante ingenioso a sus cambios físicos y mentales con ciertos elementos simbólicos dentro del género de terror. Véase las pesadillas sangrientas como metáforas de la menstruación, o a su destino a convertirse en una mujer madura comparado con alcanzar el grado de una bruja consagrada.
Pero quien de verdad se lleva los aplausos; quien de verdad es el centro total del miedo y el horror en cada minuto de que engendra la cinta: es nada menos que Alice Kirge, quien interpreta por supuesto a la antagonista de esta historia.
Para quienes no la conocen, esta actriz ha estado ya en bastantes películas de terror, haciendo de la enemiga implacable en casi todas ellas. Desde la lunática Christabella en la adaptación del juego de Silent Hill (2006) a manos de Christophe Gans, hasta la malévola mutante Mary Brady de Sleepwalkers (1992) que adaptó Mick Garris de una historia de Stephen King. Su interpretación siempre ha sido increíble y en Gretel & Hansel no es la excepción.
Aun como la inquietante bruja que secuestra a los pequeños dentro de una casa repleta de dulces, sigue teniendo el talento para aterrorizarnos a todos, ya de adultos.
Cada escena en la que ella aparece, incluso en su versión más “joven”, interpretada por la bellísima actriz australiana Jessica De Gouw -serie Arrow– no es más que poesía visual, tan gótica como folclóricamente aterradora.
Y eso se lo debemos principalmente a la magnífica fotografía por parte de nuestro paisano Galo Olivares, quien luego de sorprendernos con su magnífico trabajo en la delicada, pero trágica cinta de Roma (2018), nos transporta ahora a este terrorífico cuento de hadas retorcido con esa bella y exquisita calidad visual, que es sin duda talento aprueba de género. Como deberíamos ser nosotros -la audiencia, los críticos- de hecho.
Porque ya sabes lo que dicen: ¡lo cortés no quita lo valiente! Yo soy el primero en desechar estos discursos patateros de cada película contemporánea que no solo nos arruina la cultura pop con semejantes cagadas, también nos hace odiarla… y para muestra basta un botón. Pero damas y caballeros, quisiera ser el primero en aceptar también cuando dichosos mensajes no solo funcionan en una película, también la mejoran.
Y Gretel & Hansel, respondiendo a la dichosa pregunta que muchos se han hecho a través de internet. Esa que nos dice; esa que cuestiona, tan latente y tan constante: ¿es folk horror o simple discurso? Pues yo solo diré: ¡Mirad esta película! ¡Mirad antes de hablar!
Oz Perkins, con ese talento que le caracteriza, tiene una forma bastante especial de contar historias de terror. Tan especial que no merece ser ignorado. No al menos con esta película. Y eso, queridos padawans, Eso es decir mucho.
Sinopsis:
“En Baviera, a principios del siglo XIV, Gretel y Hansel, de 13 y 9 años respectivamente, viven en la miseria más absoluta. Su padre murió hace años y su madre está casada ahora con un hombre malvado. Debido a la falta de recursos y al creciente miedo que les produce su padrastro, Gretel y Hansel deciden huir del pueblo en busca de un futuro mejor. En el bosque se encuentran con varias personas que, de una forma u otra, intentan aprovecharse de ellos. Huyendo de unos y otros, conocen a un amigable cazador, que por fin les indica cuál es el camino seguro que seguir. Así, los dos hermanos llegan a la cabaña de Holda, una amable mujer mayor que decide acogerlos. Lo que Gretel y Hansel no pueden imaginarse es que en esa cabaña tendrán que enfrentarse a sus peores miedos si quieren sobrevivir.”
*Foto de portada tomada de YouTube
EL PEPO