Lado B
Vencer el cerco: la búsqueda de Bruno
La utopía de la mariposa es un corto documental dirigido por Miguel J. Crespo, centrado en el performer muxe Lukas Avendaño y su lucha por encontrar a Bruno
Por Marielo Regina Polo Chávez @patronapolo
01 de noviembre, 2019
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Marielo Polo

Nunca le gustó el campo. A Lukas Avendaño se le puede intentar definir de muchas formas, pero él únicamente emplea una: buscador de Bruno. Cuando el periodista y documentalista Miguel J. Crespo se acercó al artista tenía la intención de escribir un perfil sobre él, pero después de conocerlo mejor, se dio cuenta que la historia daba para ser un corto documental; de la historia de Bruno se enteró después y el documental cobró un nuevo sentido. 

Inicialmente, el cortometraje documental La utopía de la mariposa se enfocaría en Lukas, antropólogo, escritor y performer perteneciente a la comunidad muxe y, si bien, sí se muestra su cotidianidad y su acercamiento al performance, al hablar de su lucha por encontrar a su hermano menor, lo demás pasa a segundo plano.

Bruno, miembro de la Marina, desapareció el 10 de Mayo de 2018 después de regresar de sus vacaciones. Al intentar denunciar su desaparición en el Ministerio Público a Lukas le dijeron: “no te puedo tomar la declaración ahora porque tengo mucho trabajo”. Al día de hoy no existe línea de investigación y la Secretaría de Marina tampoco ha dado respuesta alguna.

La historia de Lukas es de cambios y rupturas; pasó de estudiar Derecho en Oaxaca a Antropología en la Universidad Veracruzana, donde empezó a hacer spoken word, un tipo de performance que se centra en el discurso: la entonación, el ritmo, y retoma algunos recursos poéticos.

“Cuando yo me empecé a documentar, me di cuenta de que la base sustancia del performance [es] el cuerpo, no la voz”, comentó. Poco después llegó a la facultad de artes. A partir de ese momento la danza se convirtió en su herramienta y moldeó su expresión, fue así como surgió lo que él denomina como “antropología aplicada a la escenificación”.

Su discurso está sustentado en herramientas antropológicas, es decir, planea cada pieza como si fuera un proyecto de investigación: escoge el tema, hace una investigación bibliográfica, observación participante y práctica de campo. La mezcla entre sus conocimientos antropológicos y la performatividad fue lo que llamó la atención del director Miguel J. Crespo, “siempre he pensado que es un poeta muy poderoso”, aseguró en entrevista para Lado B.

El cuerpo como medio de transgresión

Lukas, parado sobre una mesa entre el público, se quita la camisa blanca y la usa para taparse los ojos. Comienza un zapateado que remite a algún baile folclórico hasta que se baja de la mesa y se destapa la cara. Llama a alguien en el público y saca algo cubierto por otra camisa. Bebe y le da de beber a la persona frente a él, lo que parece ser tequila; con el alcohol, comienza a ungir a la otra persona, se intercambian los roles: ahora es la otra persona quien le echa el alcohol a Lukas. Se trata, más bien de una limpia. Termina y se sube al escenario y presenta una adaptación de Pensamiento Puñal de Lechedevirgen Trimegisto:

«Estoy maldito y tengo el cuerpo endemoniado, encargo el fenotipo del latino, del coyote, del sicario, del narcomenudista y del vendedor de piraterías. Encargo el fenotipo del guanaco y del sudaca, del indocumentado, del albañil, del estudiante, del Judas, del traidor, incluso del sex symbol. Soy puñal porque me clavo cuando me dan la espalda, porque para ellos soy traidor por traicionar la ley natural, el orden social y las buenas costumbres».

Lukas usa el performance para transgredir, para denunciar contradicciones en el discurso. Al cumplirse un año de la desaparición de Bruno, Lukas y un grupo de personas presentaron el performance Llamado a la autoridad a las afueras de la Fiscalía General de la República, vestidos con overoles blancos como los de los peritos, con la frase: “¿Dónde están los desaparecidos? Buscando a Bruno” escrita en la espalda.

Las contradicciones también se hacen notar en La utopía de la mariposa. Aunque la mayoría de las escenas en las que se muestra a Lukas haciendo performance se encuentran en la primera mitad, las imágenes se quedan grabadas en la mente del espectador por el resto del documental, “es una cosa de usar tu cuerpo como un arte que va a transgredir en todos los sentidos”, dice el director.

Usa el cuerpo para hacer notar lo que no está, o quienes no están. Con sus performances, el performer muxe se ha convertido en una voz para las miles de familias que buscan a sus desaparecidos. Un ejemplo de sus protestas performativas se dio en el consulado mexicano en Barcelona, cuando, después de entregar una queja, presentó la pieza Buscando a Bruno, en la que representa Las dos Fridas mientras sostiene una fotografía de su hermano, a veces está acompañado, a veces la otra silla está vacía.

Cada vez que se presenta en un país diferente, Lukas presenta quejas en las embajadas y consulados mexicanos.

Así, Avendaño resalta la importancia de manifestarse como una especie de “sanción moral” ante la falta de acción e indiferencia de las autoridades. Asegura pues que para quienes carecemos de algún tipo de influencia o privilegio para denunciar estas situaciones “lo único que tenemos es nuestro cuerpo y el espacio público”.

Al respecto, Miguel J. Crespo también habló sobre la importancia de tratar estos temas en el cine. Comentó que, en el más reciente Festival de Cine de Morelia hubo varios cortos con la temática de desaparición forzada lo cual muestra “una necesidad muy cabrona de contar todo esto que estamos viviendo”.

De esta manera, Lukas habla de su “utopía”, de “vencer el cerco” para conseguir justicia, pero “en este contexto de 40 mil desaparecidos es una utopía pensar que puedes tener un final diferente a esos 40 mil, pensar que lo podemos llegar a encontrar”.

Foto: Miguel J. Crespo

“Ya no les creo”: la contradicción de los desaparecidos

“[N]o tengo el deseo de que la autoridad nos explique por qué Bruno desapareció, sino tenemos la exigencia de decir que nadie merece desaparecer”

Lukas Avendaño, La utopía de la mariposa

Crespo también comenta que en el documental existe una ruptura notoria entre la primera y segunda parte.“Esa era mi intención porque creía que en la vida de Lukas había pasado eso, se había roto y había cambiado totalmente”.

La ruptura a la que se refiere es la desaparición de Bruno Avendaño, su hermano.

Esta situación no solo trastornó la vida de Lukas, también tuvo efecto en sus performances. “Yo parto de la premisa de que la función del performance es evidenciar contradicciones”, asegura. Estas contradicciones se refieren a temas como racismo, etnicidad, género y sexualidad, pero ahora también hablan de un país con más de 40 mil desaparecidos oficiales.

Foto: Miguel J. Crespo

La contradicción de “que vivimos en un estado de derecho; que hay una cuarta transformación; que hay una comisión nacional de búsqueda […] que la búsqueda de desaparecidos es una prioridad del estado”, pero la situación de los desaparecidos no se resuelve.

Lukas dice que él ha tenido la oportunidad de evidenciar estas contradicciones, de que se le preste más atención a este problema, al incluirlas en las temáticas de sus performances pero eso no implica que las autoridades atiendan su caso. Incluso interpuso una queja a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en junio del 2018, la cual sigue sin ser resuelta.

Las dilaciones han sido uno de los problemas principales en el caso de Bruno. Así, el miércoles 30 de octubre, Lukas comentó que tenía planeada una nueva visita a la Fiscalía General de la República al día siguiente.“Ya no les creo”, agregó con hartazgo,  pues asegura que en cada nueva reunión presentan nuevas excusas para justificar la falta de resultados.

Queda espacio para más muxeidad

Al hablar de sus proyectos futuros, el director y periodista menciona que recientemente terminó otro cortometraje, el cual explora el fácil acceso que se tiene a armas de fuego y cuenta la historia de un joven futbolista que fue asesinado y cuyo victimario es familiar de policías, por lo cual pudo escapar. 

Además, también comentó que existe el plan de realizar un largometraje con Lukas, quien, asegura, “tiene diferentes matices, y eso lo hace muy libre y, pues bueno, creo que se quedaron muchas cosas afuera”.

El proyecto aún se encuentra distante, pero Crespo cree que es una nueva oportunidad de atraer más atención al tema de los desaparecidos y de conocer más a Lukas como individuo y artista, pues aún queda mucho que explorar sobre la muxeidad.

*Foto de portada: Miguel J. Crespo

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Autor Lado B
Marielo Regina Polo Chávez
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