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Miguel Ángel, el joven activista LGBT que soñaba con ser modelo y que fue asesinado
El caso de Miguel Ángel Medina, o Mike, es el último crimen que la comunidad LGBT de Veracruz considera como un “crimen de odio”
Por Lado B @ladobemx
20 de agosto, 2019
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Rodrigo Soberanes | Animal Político

Especial

Miguel Ángel Medina Lara pasó de ser un niño introvertido a un chico que exploró varias facetas de su vida. “Fue femenino, masculino, una mezcla de ambos y también travesti”. Experimentó con libertad hasta llegar a una etapa que sus seres cercanos describen como “andrógina”. A sus 21 años estaba en una “transición al arte”. Fue cuando lo mataron.

El caso de Miguel Ángel Medina, o Mike, como le gustaba que le dijeran, es el último crimen que la comunidad LGBT de Veracruz considera como un “crimen de odio”. A pesar de que hay un hombre ya detenido, que confesó ser culpable, quienes a conocían Miguel Ángel no creen en la versión de la Fiscalía General de Justicia de ese estado, según la cual el asesinato fue cometido por una persona de origen centroamericano integrante de una pandilla.

El crimen ocurrió el pasado 9 de agosto en la ciudad de Acayucan, al sur de Veracruz. Miguel Ángel fue encontrado muerto dentro del panteón municipal con rastros de violencia. Lo mataron a golpes, o, como dice la activista Jazz Bustamante: “lo lapidaron”. Ella cree que es un caso que reúne las características de un crimen de odio, y que además no se trata de un hecho aislado en Veracruz.

De entre los muchos recuerdos que tiene de Miguel Ángel, Nancy -una amiga suya de la comunidad trans que habló en anonimato- destacó que le gustaba detenerse a respirar y ver mariposas amarillas, también contó que en los últimos tiempos tenía la firme convicción de hacer una carrera artística en pasarelas y en el teatro.

El sorprendente Mike

Alex Lara, su primo, describió la vida de Miguel Ángel como una metamorfosis en la que iba sorprendiendo a las personas que lo rodeaban. “Era un chico bien alegre, quién sabe por qué porque usualmente lo regañaban mucho, o algunas cosas no le salían tan bien como él quería, pero él era feliz en serio”.

Lara recuerda a su primo como una persona pulcra y detallista desde sus primeros años. Era introvertido, callado, elegía bien con quién hablar las cosas “más profundas”, y con el paso del tiempo fue encontrando cómo expresarse a través del dibujo, una habilidad que heredó de su padre. Desde niño Miguel Ángel comenzó a dibujar diseños de vestidos en sus libretas y poco a poco dejó de hacerlo. Sus diseños cobrarían vida en él mismo.

Nancy y Miguel Ángel se conocieron en la preparatoria. Al principio tuvieron “roces” y después construyeron una amistad que se basaba mucho en el gusto por la música, y por la drag queen RuPaul. “Entre los dos hacíamos play back. Fue una de las primeras personas en Acayucan en ver esos programas. Queríamos que el mundo nos conociera por lo que éramos, nos gustaba vestirnos, travestirnos, tomar hormonas, poder hacernos a imagen y semejanza de una mujer”.

Miguel Ángel salió de la preparatoria y “cambio su perspectiva en la Ciudad de México”, donde conoció más panoramas. Eligió actitudes más masculinas, se dejó crecer un poco la barba y el bigote. Siguió sorprendiendo.

“Su expresión de género siempre fue así, muy andrógina, no le importaba que a las demás personas no les gustara, y vaya que a muchos no les gustaba, incluyendo a gran parte de nuestra familia. Aún así él aceptaba quien era y se permitía fluir con ello”, contó Alexa Lara a Animal Político.

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*Foto de portada: Animal Político

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