[dropcap]¿D[/dropcap]ónde están los votos con los que ganó Martha Erika Alonso – formalmente, aunque muchos pensamos que el triunfo fue dudoso?
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Por increíble que parezca, el apoyo de la sociedad al panismo-morenovallismo parece haberse esfumado el 24 de diciembre pasado. Ello no se explica sino como una reacción social ante un régimen autoritario.
El tránsito de Moreno Valle por la silla principal en el Estado se carácterizó por tres errores políticos: gobernar con terror, no crear un grupo -los lacayos no son suficientes para que el reino sobreviva- y menospreciar al rival.
Cuando aún no se enfriaba el campo donde cayó el Augusta en diciembre pasado, el paisaje hacía recordar la muerte de Leonidas Trujillo -el dictador dominicano-. Su asesinato fue necesario para abrir camino a la democracia, porque era “el único modo de librarse de él”, según los verdugos del dominicano. En Puebla, no significa ni que Rafael fuera un dictador, ni que su muerte fuera necesaria o deseable, ni que la democracia nos espere; significa, simplemente, que ante una opción entre el morenovallismo y otro partido, -una vez muerto Rafael-, la gente no tiene dudas: todo, menos el panismo-morenovallismo.
El morenovallismo llenó las arcas de algunos y se enemistó con casi todos. No se hace amigos gobernando, cierto, aunque eso no significa que forzosamente deban crearse enemigos. Y el morenovallismo los hizo y un día estos fueron mayoría. Rafael y su grupo perdieron el rumbo y el apoyo mayoritario, porque pensaron lo que a todo gobernante le pasa por la cabeza en algún momento: que serían eternos.
[quote_right]El morenovallismo llenó las arcas de algunos y se enemistó con casi todos. No se hace amigos gobernando, cierto, aunque eso no significa que forzosamente deban crearse enemigos. Y el morenovallismo los hizo y un día estos fueron mayoría.[/quote_right]
Muerto el rey, las redes que alimentaba el morenovallismo con dinero y que controlaba con terror, ya no tenían figura alguna a la cual rendirle honores. En otras palabras, por muy modernos que se sientan los morenovallistas, es claro que su jefe lideró el estado como el mejor de los priistas, como su mentora -Elba Esther- se lo había enseñado: mostrando la chequera y los dientes.
Al morir Moreno Valle, así como cuando murió Trujillo, ante la opción de continuar con el régimen o iniciar una etapa distinta, los poblanos lo tienen claro: prefieren una opción nueva que continuar con el yugo que asfixiaba e incomodaba a los propios morenovallistas.
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De la falta de creación de un grupo político ya se ha hablado en este espacio: el rey que no ve más allá de la puesta del sol, no es capaz de pensar en el destino de su reino. Y en la puesta del sol, Rafael solo veía como capaz y fiel escudera a su mujer. Tantos años en política, y Moreno Valle no supo que su carrera presidencial y su simpatía con los poblanos se perdió, en buena medida, cuando quiso construir un régimen basado en los secretos de alcoba
Y el rival también cuenta.
Durante las elecciones anteriores (2010, 2013, 2016, 2018), el morenovallismo se enfrentó a un partido desgastado (el PRI) y a un partido aún en ciernes (Morena) que por poco le arrebata la gubernatura en la última elección (2018), si no fuera por la penosa cargada institucional a favor de la candidatura de la finada Alonso de Moreno Valle.
El rival cuenta y Morena es hoy la fuerza política más importante para el país. Y en Puebla se nota.
El morenovallismo-panismo murió cuando alguien le mostró los dientes más grandes y cuando ya no pudo disponer de la chequera gubernamental a placer.
El régimen, dicho de otra forma, no era más que una ilusión de democracia donde brillaba el dinero y se acechaba a los enemigos. Donde la zanahoria era un botín lleno de monedas de oro, y el garrote era el acecho, la cárcel o el ostracismo.
EL PEPO