Lado B
Clinton y Trump, incapaces de eliminar desconfianza en sus candidaturas
¿El votante de Estados Unidos, como dice su tradición, optará por la consistencia, es decir, Clinton, antes que por la "novedad"?
Por Lado B @ladobemx
21 de octubre, 2016
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LAS VEGAS, NV - OCTOBER 19: Democratic presidential nominee former Secretary of State Hillary Clinton (R) debates with Republican presidential nominee Donald Trump during the third U.S. presidential debate at the Thomas & Mack Center on October 19, 2016 in Las Vegas, Nevada. Tonight is the final debate ahead of Election Day on November 8. Win McNamee/Getty Images/AFP == FOR NEWSPAPERS, INTERNET, TELCOS & TELEVISION USE ONLY ==

Foto: AFP, tomada de ibero.mx

Javier Urbano Reyes* Prensa Ibero

@prensaibero

El tercer debate Clinton-Trump: ¿La fácil disyuntiva entre certeza e incertidumbre?

Parece que el tercer debate realizado la noche del 19 (de octubre de 2016) entre la candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton, y al republicano Donald Trump coloca a cada uno en su posición original: son dos personajes cuyos programas y propuestas de gobierno han sido incapaces de eliminar o atenuar la desconfianza en sus candidaturas, es decir, hay un profundo cuestionamiento con relación a sus merecimientos para llegar a la Casa Blanca.

En el caso de Trump, sea por convicción, sea por estrategia, el personaje misógino, grosero, elitista, excluyente y con una alarmante ignorancia, terminó por ganarle la partida al Trump que durante casi dos tercios del debate quiso demostrar al votante estadounidense que tiene el perfil idóneo para ejercer la presidencia.

Peor aún, dejar en el aire la sospecha sobre la transparencia del sistema electoral de este país y no comprometerse a aceptar el resultado de las elecciones lo retrata de cuerpo entero: su eventual victoria llevaría a la Unión Americana a situaciones de incertidumbre inéditas en su historia contemporánea. Para el ciudadano de Estados Unidos, tan acostumbrado a votar desde una posición pragmática, la opción del republicano por lo menos es difícil de digerir.

A esto habrá que añadir el reto que le supone al republicano un posible rechazo masivo de la población femenina, mayoritaria como grupo electoral en este país y víctima de sus adjetivos, ello sin contar con el papel que asumirán las minorías, especialmente las de origen latino (mexicanos) y las poblaciones musulmanas. Todo un handicap.

[quote_right]Los cuestionamientos a Clinton sobre los correos masivos o las fallas en la gestoría del caso Bengasi no ponen en duda su capacidad de gestión de una presidencia, a diferencia de lo qe sucede con Trump[/quote_right]

De Clinton, vale la pena decir que su experiencia de casi tres décadas le supone una certeza al votante promedio. Ciertamente los cuestionamientos sobre sus correos masivos, las fallas en la gestoría del caso Bengasi y otros vacíos en política exterior, además de las críticas a su posición sobre la política de salud, entre otros, cuestionan sus merecimientos, pero a diferencia de Trump, no ponen en duda su capacidad de gestión de una presidencia.

Ahí radica sin duda la diferencia entre uno y otro: incertidumbre frente a certeza, con todo y que venga cargada con una fuerte dosis de crítica. En este caso es pertinente el tradicional dicho que versa más vale malo por conocido que bueno por conocer. Desde este contexto y con estas variables, parece que la contienda de noviembre está perfilada.

Por supuesto, en una lucha democrática como la que se supone tendrá lugar en unas semanas, siempre será posible que candidatos inverosímiles puedan ganar. Hay sobrados ejemplos en el mundo que llaman a la prudencia antes de afirmar que la próxima presidenta de Estados Unidos será Hillary Clinton.

Una victoria de Trump es ciertamente posible, tiene una base de votantes sólida como han demostrado las encuestas que hoy en día, sin embargo, lo colocan con una significativa desventaja frente a la demócrata; está aprovechando el hartazgo de amplios grupos sociales, ha colocado en la agenda la narrativa del retorno a una grandeza de Estados Unidos que no logra o no puede ubicar temporalmente, pero ello le da posibilidades de llegar a la Casa Blanca.

Lo que en todo caso cabría preguntarse es: ¿el sistema político de Estados Unidos está preparado para gestionar las decisiones de un presidente con el perfil de Donald Trump?, o por el otro lado ¿el votante de Estados Unidos, como dice su tradición, optará por la consistencia antes que por la novedad?

Más de lo mismo (Clinton), supondría certeza en un sistema internacional que requiere como nunca la acción sin dudas y sin titubeos. La incertidumbre, la duda y el prejuicio (Trump), parece que no es un perfil adecuado en un mundo tan dinámico y cambiante y para un país que lo que requiere es un una ruta clara, no una promesa indefinida.

[quote_box_left]*Coordinador de la Maestría en Estudios sobre Migración, del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México[/quote_box_left]

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