A Jerry, porque tan importante es saber dar como saber pedir.

Liz Ruiz

[dropcap]E[/dropcap]sta semana el DIF Municipal  nos invitó (al secretario de mi asociación Equilátera y a mí) a la conferencia “Quihúbole (sic) con tus sueños” de Yordi Rosado. Los temas que prometía eran paternidad responsable y prevención del uso nocivo de alcohol o drogas. Nos pidieron que llegáramos a las 4:30 p.m. para que el evento comenzara a las 5:00 p.m. Obviamente, y al puro estilo mexicano, el evento comenzó a las 6:00 p.m. (hora y media después de la cita). También se le permitió la entrada a la gente que no tuviera boleto, supongo que porque no se llenaba el auditorio, a pesar de que estaba repleto de grupos completos de adolescentes portando su uniforme escolar que acudían con la desafortunada docente encargada de la actividad.

Debido a la impuntualidad del evento no pudimos quedarnos hasta el final, pero durante la hora y cuarto que presenciamos el desempeño del Doctor Honoris Causa Yordi Rosado, (¡Ah, caray! ¿O no lo es?), pude ver a una persona indiscutiblemente simpática, con el personaje muy bien elaborado de chavorruco buena onda que contacta “padrísimo” con la “chaviza”. Su discurso fue más bien una combinación entre un monólogo de Otro Rollo en sus tiempos de más rating y una reencarnación de Miguel Ángel Cornejo. Era una perorata muy del estilo de autosuperación personal y, hasta el momento en que salimos, estaba empezando a hablar de los efectos inmediatos del alcohol en el cuerpo. Hablaba mucho de la autoestima y la seguridad, hacía chistes que daban muchísima risa a jóvenes y padres y madres de familia y se burlaba de las mujeres adolescentes como es costumbre mexicana para subir el ambiente de una guarapeta.

Lo primero y más obviamente indignante es lo que nos hemos preguntados todxs: ¿Por qué el DIF Municipal elige a un… “cómico” de Televisa para que eduque a las y los jóvenes en sexualidad y uso responsable de sustancias? ¿En qué criterios basó su elección? ¿Por qué se gasta nuestro dinero de esa manera tan brutalmente incompetente? Ya sabemos que existe un contubernio entre el gobierno y la iniciativa privada, ¡pero se supone que es un secreto a voces, no una realidad descarada! Me encantaría recibir una respuesta a estas interrogantes. El presidente municipal dijo antes de que saliera al escenario el “ponente”, que las y los jóvenes son una prioridad en su gobierno. ¿No hubiera sido mucho más productivo, congruente y económico que se hubiera propuesto participar en conjunto con las decenas de asociaciones civiles que trabajamos sexualidad y consumo responsable de sustancias? Más importante aún: ¿no hubiera sido más ético?

Debo aceptar, sin embargo, que  pensé también en otrxs participantes clave en la educación sexual de las y los jóvenes. Por ejemplo, las madres y padres de familia, que le han comprado el libro “Quiúbole con…” (autoría de Yordi Rosado y la asesora de imagen Gaby Vargas) a su hijo o hija. Me asusta sinceramente pensar que lo han adquirido porque han tenido la mejor intención de que su criatura tenga una fuente confiable y atractiva de información sobre el tema, y que el mejor (o único) referente que encuentran es Yordi Rosado. Imaginen lo paupérrimo que es nuestro conocimiento en educación sexual como sociedad, en donde no sabemos ni a quién preguntarle.

[pull_quote_right]Y si usted, quien me lee, piensa que soy una vieja exagerada, (que sí lo soy, pero ese no es el tema), reflexione para empatizar conmigo: ¿Se imagina que el gobierno municipal contrate a Daniel Bisogno para que haga cirugías masivas de córneas? ¿A Lucerito haciendo endodoncias? ¿A Carmen Salinas de diputada plurinominal? (¡Ah, chingá! Esa ya está, ¿verdad? Híjole…). ¿Se imagina su profesión realizada mediocremente por un patiño pagado con su propio dinero? Así estamos en sexualidad. Así estamos en México.[/pull_quote_right]

Durante la conferencia veía que lxs chavxs morían de risa con las trivialidades que les decía el conferenciante, (chistes que estaban para preescolar y primaria, no para adolescentes y jóvenes), y pensé en el gran fracaso que ha resultado la escolarización en general. Me di cuenta que lxs docentes de secundaria, preparatoria y universidad no logramos ser ese personaje cálido, divertido y comprensivo que en teoría tendríamos que ser para lograr un aprendizaje significativo. Somos el enemigo, esa persona que está aquí para amargarles la vida, para regañarles por el largo de la falda o el cabello, para darles órdenes hablándoles de usted y por su apellido (“Siéntese, Fernández”). Que tenemos a la juventud recluida en una cárcel disfrazada de lugar para su propio bien, con contenidos que no logramos que les interesen y con reglas rígidas e irracionales que solo les crean resentimiento. ¿Así vamos a detener los embarazos no deseados? ¿Así vamos a lograr que aprendan a usar un anticonceptivo, o un acento, o una palabra en otro idioma o un binomio cuadrado perfecto?

Recordé a mis estudiantes de preparatoria y me pregunté si había hecho lo suficiente por ellos y ellas. Pensé que cualquier joven que estaba en ese auditorio podría estar en las actividades educativas de mi asociación o de cualquier otra que se dedica a tratar estos temas en Puebla. Pensé en el recurso que se malgastaba en ese momento cuando a todos los colectivos nos hace tanta falta. Me pregunté qué porcentaje de la población sabrá que existe alguien que trabaja sexualidad con jóvenes de manera profesional y científica, que ese alguien ha estudiado el tema por años y se ha preparado para lograr un verdadero cambio, no para divertir durante dos horas con discursos vacíos. Sentí tristeza por los padres y madres de familia que se preguntan “¿qué hice mal?” cuando sus hijxs tienen conflictos relacionados con su sexualidad, el alcohol o las drogas. Y sentí mayor tristeza por todas las y los jóvenes que viven en el oscurantismo de estos temas y que por ello no viven una plena calidad de vida. Me pareció una tremenda injusticia para todxs.

Y si usted, quien me lee, piensa que soy una vieja exagerada, (que sí lo soy, pero ese no es el tema), reflexione para empatizar conmigo: ¿Se imagina que el gobierno municipal contrate a Daniel Bisogno para que haga cirugías masivas de córneas? ¿A Lucerito haciendo endodoncias? ¿A Carmen Salinas de diputada plurinominal? (¡Ah, chingá! Esa ya está, ¿verdad? Híjole…). ¿Se imagina su profesión realizada mediocremente por un patiño pagado con su propio dinero? Así estamos en sexualidad. Así estamos en México.

Si le interesa que su hijo, hija, pareja, familiar o usted mismo/a aprenda de sexualidad, dé link aquí para ir a la página de contacto de Facebook de Colectivo Equilátera, asociación de educación sexual humanista y educación para la paz. (No somos la única ni la mejor, hay muchísimas en Puebla que son igual de buenas y conformamos una red de amistad sincera y trabajo conjunto. Podemos darles el contacto de cualquier otra asociación que trabaja estos temas). Si les interesa pueden leer aquí mis demás alegatos feministas. Soy psicoterapeuta y sexóloga de Puebla.

Gracias, nos leemos en 15.