Martín Hernández Alcantara | Quórum Informativo

@JMartinHA

La imagen es elocuente: en la mesa de ponentes hay una señora y cinco señores. Todos hablan de la necesidad de “ciudadanizar (sic) la política” o de empoderar a la ciudadanía. Cinco son políticos profesionales y, hasta donde se sabe, sólo uno ha transcurrido su existencia sin filiación partidista, adoctrinamiento, ideología, juramento de lealtades inconfesables, siglas tatuadas en el pecho o hambre saciada a costa del erario público. Esa persona es el moderador.

Foto: Prensa Ibero

Los políticos son sádicos destructores de la lengua, pero escrupulosos con la precisión de sus definiciones. Pueden convertir los sustantivos en verbos y viceversa, cometer errores ortográficos hasta al respirar e inventarse términos a conveniencia de sus límites de pronunciación. Pero jamás dirán algo que no quieran. Mucho menos algo que no les convenga.

Por eso este jueves, frente a un auditorio prominentemente joven en la Ibero Puebla, los cinco se cuidan muy bien de que al hablar de la “ciudadanización (sic) de la política” –el sustantivo hecho verbo y el instrumento vuelto fin- quede claro que la puja es por las “candidaturas independientes”. Y así dan gato por liebre, pues cuando en el futuro les reclamen por qué un político profesional es el candidato independiente, les responderán que ellos no mintieron, pues hablaron en todo momento de “candidatos independientes”, no de candidatos ciudadanos.

Y si no les creen, pretextarán que ellos antes que políticos son ciudadanos, como lo dijo ayer tan campante José Juan Espinosa.

Sí, y antes de ser adultos, fueron niños. Y antes de ser lo que ahora son, fueron otra cosa. Pero eso a estas alturas es lo de menos.

Si el reproche llega a escalar a otros niveles y alguien les increpa por no haber cumplido su palabra de “ciudadanizar (sic) la política”, podrán responder que si lo hicieron, pues cientos o miles se sumaron a la campaña y ganaron, pero que se trataba de “ciudadanizar (otra vez sic) la política”, no de “ciudadanizar (resic)” el poder. Y no mentirán.

[quote_right]Si tienen la necesidad de distinguir a un candidato ciudadano de un ‘candidato independiente’, préstenles un micrófono. El político no podrá parar.[/quote_right]

Total que en esta mesa de Puebla Libre no están representados los ciudadanos sin mácula partidista. Y estos cinco saben lo que hacen cuando blasfeman de sus institutos políticos: en la era dorada del sistema de partidos, la boga era destrozar a la tienda de enfrente; en la Era del Bronco es patear el pesebre. Antes había que saber cuándo saltar del barco: hoy se precisa hundirlo. La política no es sólo el arte de tragar sapos sino de caer parado.

La política es también el arte de hurtarse el discurso ajeno y que el escamoteado te aplauda. Ahí está Beto Merlo observado la escena. No disiente, no cuestiona, vaya, ni siquiera pregunta. Choca sus palmas y luego parece feliz echando cotorreo con los ponentes cuando el evento ha culminado formalmente. No advierte en esos cinco a ningún rival o enemigo para su causa ciudadana, ¿o será también que la suya es “independiente”?

Difícil es saber si el respetable creyó todo lo que les dijeron. Lo cierto es que la mayor parte de las intervenciones en la ronda de preguntas y respuestas fueron cuestionamientos a la hoja de vida de algunos de los cinco, principalmente a José Juan Espinosa, quien hasta hizo mea culpa.

Eso sí, hubo por cada interrogante o cuestionamiento, respuestas kilométricas llenas de recovecos, ínfulas y acusaciones obvias a Moreno Valle. Las contestaciones se volvieron discursos. Y casi todos quisieron decir algo “para finalizar”.

Fue así que ayer aprendí algo útil para los tiempos que se avecinan y se los voy a compartir: si tienen la necesidad de distinguir a un candidato ciudadano de un “candidato independiente”, préstenles un micrófono. El político no podrá parar.