Lado B
Ojalá que lluevan diamantes (en Saturno)
 
Por Lado B @ladobemx
17 de octubre, 2013
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Saturno

En la imagen, las poderosas tormentas de Saturno. Tomada de este sitio

Historias Cienciacionales

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Esa es la esperanza que tienen Mona Delitsky y Kevin Baines, investigadores de las universidades de California, Flintridge y de Wisconsin-Madison respectivamente, pues han predicho que en Saturno, y probablemente en Júpiter, la presión de la atmósfera es tan grande que llueven diamantes.

En las predicciones de los científicos, que presentaron su trabajo en la 45a Reunión de la Sociedad Astronómica Americana la semana pasada, el metano en la atmósfera del planeta anillado se descompone en carbono e hidrógeno gracias a la energía de los relámpagos incesantes. Luego esos átomos de carbono se juntan en motas de hollín que comienzan a caer lentamente como si de nieve se tratara. Conforme descienden, la presión y la temperatura se vuelven más intensas, de forma que el hollín se convierte en grafito, una presentación compacta del carbono que todos conocemos porque con ella aprendimos a escribir. Lo más interesante viene después: al bajar unos 6,000 kilómetros más, el grafito es sometido a tanta presión que se convierte en polvo de diamante. Fragmentos de diamante de casi un milímetro de diámetro caen del cielo como si tal cosa.

Los investigadores señalan que se han predicho situaciones similares para Neptuno y Urano, así que la presencia de diamantes en el Sistema Solar podría ser algo común. Según los cálculos de estos astrónomos, se producirían cerca de mil toneladas de diamantes cada año sólo en Saturno. ¿Valdría la pena ir por ellos?  Delitsky y Baines tienen en la mente un futuro en el que podamos extraer diamantes de nuestros vecinos de manera rutinaria.

Pero otros científicos no están tan convencidos. Luca Ghiringhelli, del Instituto Fritz Haber en Berlín y David Stevenson, del Instituto de Tecnología de Pasadena, California, en entrevista para Nature, alegan que la cantidad de metano en la atmósfera de los gigantes gaseosos es tan pequeña, que nunca llegarían a juntarse las partículas de hollín, mucho menos las de grafito y diamante.

Tal vez no podamos estar seguros hasta que visitemos a nuestros vecinos gigantes. Por ahora, tenemos que conformarnos con pensar que probablemente en el planeta anillado se forman los preciosos diamantes que tanta falta nos hacen para enchular nuestras máquinas.

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Aquí el programa de la Reunión donde Delitsky y Blaines presentaron su trabajo.

Aquí la nota en Nature.

 

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Autor Lado B
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