Lado B
A qué le temen los docentes con la Reforma Educativa
En los últimos días y a propósito de la Reforma Educativa, sus tres leyes complementarias y de las protestas magisteriales, los periódicos se han visto invadidos de este tema a través de noticias y artículos de opinión.
Por Lado B @ladobemx
11 de septiembre, 2013
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Laura Angélica Bárcenas Pozos*

En los últimos días y a propósito de la Reforma Educativa, sus tres leyes complementarias y de las protestas magisteriales, los periódicos se han visto invadidos de este tema a través de noticias y artículos de opinión. Los noticieros televisivos también les han dedicado mucho tiempo y en casi todos estos espacios se han dedicado a calificar a los profesores que participan en estas protestas como “vándalos”. Muchas de las notas y los artículos se quedan solo en el nivel superficial del análisis y pocas profundizan sobre el trasfondo de dicho movimiento. Así que en estas líneas he decidido darles espacio y voz a los profesores que no van a las movilizaciones, pero que igualmente están preocupados por el contenido de la Reforma Educativa.

Por un lado, temen perder sus condiciones laborales. Por ejemplo, el viernes pasado le pedí a una alumna de maestría que tría su comprobante de pago que me lo mostrara para calcular el porcentaje que le retienen como cuota sindical. Le retienen $25.00 y ella gana la ridícula cantidad de $2896.00 quincenales, lo que representa menos del 1%. La pregunta no es si le retienen mucho o poco, sino cómo le hace esta profesora para vivir con esa cantidad. Por supuesto ella no tiene autonomía económica, como no la tienen muchos profesores. Pero los docentes están defendiendo hasta con las uñas que esos miserables pesos sigan apareciendo quincenalmente.

Es por esto que temen a la evaluación, pero no por la evaluación misma, como me lo han dicho muchos de los docentes, sino porque observan que los medios masivos de comunicación toman los datos de la evaluación tal y como salen de esta sin hacer una interpretación, por eso están pidiendo que la evaluación no sea estandarizada, pues esta forma de evaluar mide a todos por igual y no todos tienen las mismas condiciones laborales, además de que los contextos en los que trabajan son diversos. Mucho se ha hablado de que el contexto sociocultural en el que está inmersa la escuela es un factor importante para determinar el éxito o fracaso escolar de los estudiantes.

Además de que no todas las escuelas cuentan con las mismas condiciones de infraestructura, de apoyo económico, de condiciones de acceso, etc. que pueden no ser determinantes, pero que favorecen o bien obstruyen el desempeño de los escolares. Así que les preocupa quién y cómo se  va a hacer la interpretación de los resultados de la evaluación. Y si la evaluación va a determinar la permanencia en el aula de estos docentes, pues creen que debe quedar muy claro y que en las leyes secundarias no se refleja esta claridad, de quién va a decidir quién permanece y quién no.

Saben que el sistema educativo y los sindicatos que representan a los trabajadores de la educación están llenos de corrupción y que si la estructura sindical no cambia, esta evaluación y la decisión de la permanencia de los docentes en el aula, se volverá a corromper sin haber cambio significativos para la mejora de la educación en nuestro país. Ese es otro de sus temores.

En contraposición a esto, la CNTE está jalando agua para su molino y es muy posible que para el de la SNTE también, que ahora está muy calladito, pero que yo creo que tras bambalinas mueve los hilos de la CNTE. Esto lo pienso porque mucho se dice, entre los docentes, que la CNTE le hace el trabajo sucio a la SNTE y por eso en la CNTE están los profesores más radicales, más politizados y que están dispuestos a todo con tal de ganar privilegios para sus agremiados y de paso los del SNTE.

Estudiosos que observan de cerca a la CNTE, desde hace ya varios años aseguran que están muy bien organizados y que llevan de gane 30 años de experiencia. Saben qué pedir, pero sobre todo saben cómo pedirlo. Sus agremiados les son fieles, confían en sus líderes y siguen sus instrucciones ciegamente. Pocos han leído el contenido de la Reforma y sus leyes complementarias y solo han escuchado lo que sus líderes dicen de esta, les creen.

Si usted se pregunta de dónde salen los recursos para movilizar y mantener a los profesores en el D.F., se dice que de las cuotas sindicales y de los sindicatos, no solo de la CNTE, sino del SNTE, y todos ya sabemos las cifras estratosféricas que manejan. No lo dudo ni tantito. Efectivamente es muy probable que el SNTE esté financiando a la CNTE para mantener las cosas como están en el tema educativo. La reforma no atenta contra el magisterio, sino contra los sindicatos, pues busca quitarle poder para devolverle el control de la educación al Estado. Los más afectados con estas leyes son los líderes sindicales que dejarán de decidir quién entra, quién sale, quién permanece en el sistema educativo.

Dejarán de tener control sobre el calendario escolar, el currículum y los libros de texto y también sobre la venta y compra de plazas. Yo le pido a Dios todos los días porque esto suceda, es lo que se requiere para que México mejore en materia educativa.

¿En dónde creo que se equivocó el Señor Peña Nieto?  En decir que ésta era una reforma educativa, no, no lo es, es una reforma laboral, para dar condiciones en cuestiones de gestión escolar (y esto incluye la evaluación de los docentes) par a que las reformas educativas que se echaron a andar en la década pasada tengan vías y formas de llevarse a cabo.

La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en Círculo de Escritores. Sus comentarios son bienvenidos.

 

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