Año con año, a la misma hora -9 de la noche- mis padres solían repetirme una y otra vez que si no me dormía los Reyes Magos no llegarían a casa, ya que verían las luces encendidas y pasarían de largo. También recuerdo que la tensión por estar bajo las cobijas a la espera de que mi madre apagara las luces para irse finalmente a dormir, era grande, y que mis hermanos, al igual que yo, no lograban pegar el ojo aquella noche en la que una gran esperanza terminaba por arropar al sueño que finalmente llegaba, tal vez debido al cansancio que genera el estrés.
En la escuela, los días previos a la llegada de estos personajes, las historias circulaban de boca en boca entre los compañeros de clase: «yo vi cuando llegaron sus animales al jardín, pero rápido cerré los ojos para que no se dieran cuenta que aún no me dormía»; algunos otros relataban que se habían despertado y al asomarse a la sala donde habían dejado el zapato con su carta, habían logrado ver a aquellos seres mágicos dejando los regalos y, por qué no, comiendo los alimentos que se acostumbraba dejarles.
Pasan los años y aún continúo recordando aquella sensación que traía ese peculiar amanecer del 6 de Enero, aquella sonrisa que queda en el rostro cuando uno se levanta de la cama y encuentra un juguete sobre el zapato –boleado previamente-. De la carta escrita, ni una pista sobre su paradero; sin embargo, en el jardín aún quedaban restos de sus animales –un elefante, un caballo y un camello- alrededor de la cubeta llena de agua, la cual servía para que descansaran y siguieran su caminar para entregar juguetes a los demás niños.
La carta hay que hacerla “chiquita”
Al momento de preguntarle sobre los Reyes Magos, el rostro de Luis Andrés se ilumina con una sonrisa. Mientras juega con una caja contesta rápidamente: “les pedí a los reyes muchas cosas, muchísimas cosas”. Luego explica que echó una carta en la escuela con “un globo”, pero “desde ayer hice la carta y la voy a enviar en la noche desde mi casa con mi globo, pero hay que hacerla pequeña”, aclara.
Con tan sólo 4 años, Luis Andrés y millones de niños en todo el mundo prepararon su carta, algunos con ayuda de sus padres. En algunos casos, la situación económica e incluso el poco tiempo para la entrega podrían causar que no lleguen todos los juguetes que se pidieron: los Reyes Magos son personajes muy, muy ocupados. A pesar de ello, año con año hacen “hasta casi lo imposible por conseguir los regalos”.
Antonio Sánchez Ballinas, abogado de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), vocalista y creador de la agrupación de música infantil “Hormiga Juana”, recuerda que fue por los 80´s cuando los Reyes Magos le trajeron uno de los regalos que más le gustó: “cuando la crisis de López Portillo me regalaron un mechudo o trapeador y le pusieron ojos y pintaron el mechudo de tal forma que parecía un caballito, y yo fui muy feliz con él. Mis amigos no cuestionaron nada porque yo lo usé con singular alegría. Creo que sufrieron mucho –los Reyes Magos- por no tener dinero para los regalos, pero surgió la creatividad”.
Asimismo comenta que una de las cosas que le llaman la atención es que cuando era niño los Reyes Magos le traían pistolas de juguete, “pero sabes, tenían otro sentido o mejor dicho estaban en otro contexto, ya que con mis pistolas me sentía El Llanero Solitario y ahora los niños con las pistolas se sienten un narco o un soldado matando”, comenta.
Y agrega: “yo pienso que esta fecha significa felicidad del hijo con el regalo y por parte del padre también una inmensa felicidad, ya que ve al hijo contento por la sorpresa que encuentra al despertar. Pero también significa que si pensamos en los que no tienen con qué celebrar, es dolor y muchas ganas de que las cosas cambien”.
Una tradición que se resguarda
El día de Reyes podría contemplarse como una tradición que aún se resguarda celosamente por la gran mayoría de las personas, así como llama la atención el tacto que negocios, periódicos y propagandas utilizan para no romper con la ilusión de muchos niños y niñas que en esta fecha esperan juguetes.
Encabezados en periódicos avecinaban que en este año “iba a estar difícil para los Reyes Magos conseguir los juguetes”. En la calle, las personas mayores suelen tener cuidado al hablar sobre ello, resguardando de este modo un secreto a voces. También comercios suelen alentar a los Reyes Magos a hacer uso de los créditos bancarios para que Magos puedan comprar los juguetes, sin romper con la magia que caracteriza esta fecha.
De acuerdo con el sociólogo francés, Emile Durkheim, existe una “cohesión social” que permite que esta tradición continúe llevándose a cabo. El significado de este concepto revela el grado de consenso de los miembros de un grupo social, por la percepción de pertenencia a una situación común.
Asimismo, hace algunos años el doctor en sociología, Fernando Matamoros Ponce, catedrático de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, impartía la materia de Sociología de las Religiones en la que abordaba la construcción de tradiciones como el caso de la Virgen de Guadalupe o los Reyes Magos.
En ella explicaba que esta aparición de personajes, como los Reyes Magos, obedece a la consolidación de imágenes identitarias con las que la sociedad puede brindarse una explicación del contexto en el que vive, tema que aborda en su libro “Memoria y Utopía en México”, en el cual insiste en la importancia de los mitos en la génesis del imaginario colectivo.
Al igual que Fernando Matamoros Ponce, el también sociólogo Francisco Galván Olivares, consideró que la creación de los Reyes Magos obedeció a una configuración de los orígenes del mundo, ya que “los mapamundis del cristianismo primario dividen al mundo en tres grandes mazas de tierra separadas por el mediterráneo, en los cuales situaban al centro a Jerusalén”.
Y agrega: “pero te repito, -los Reyes Magos- eran astrónomos. Lo que se vio como la estrella de Belén fue una conjunción o alineación de ciertos astros que coincidían con ciertas profecías de libros sagrados, entre ellos el del profeta Isaías. El fenómeno además comenzó a verse desde oriente, cuestión por demás mística en aquellos tiempos».
Asimismo, considera que existe una “belleza” que hay que resaltar en esta leyenda; ya que los Reyes Magos representaban los tres grupos raciales conocidos en esa época; y los regalos fueron dones y ofrendas: “el que fueran de los tres grupos que conformaban el mundo conocido hasta esos tiempos implica que todas las razas estarían a los pies del Mesías y le adorarían”.
Al hablar de los regalos que la leyenda cuenta, resalta que cada uno de ellos tenía la intención de resaltar dones. En el caso del oro, “además de ser simbólico de los dioses, es el resultado de la piedra filosofal, es decir, la sabiduría. El incienso es dado como ofrenda a los espíritus, es decir, la parte del alma, lo que significaría reinar sobre la carne y el alma. La mirra son los perfumes de los reyes, y estos implican don de mando. Es una resina muy difícil de conseguir y por su color rojizo y otras propiedades podría considerarse que tiene que ver con la pasión, ya que es un soporífero, por lo que uno de los regalos que recibió fue la muerte; es decir, recordarle que moriría por nosotros”, comenta.
EL PEPO