Lado B
Deconstructing Woody
“Life doesn’t imitate art, it imitates bad television” (la vida no imita al arte, imita a la mala televisión): Woody Allen en una de sus eternas cavilaciones sobre la condición humana; el cine en un claro señalamiento sobre la televisión.
Por Lado B @ladobemx
05 de diciembre, 2011
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Hugo León Zenteno*

“Life doesn’t imitate art, it imitates bad television” (la vida no imita al arte, imita a la mala televisión): Woody Allen en una de sus eternas cavilaciones sobre la condición humana; el cine en un claro señalamiento sobre la televisión. La frase, contenida en la cinta Husbands and wives (1992), nos demuestra que la crítica hacia las inadecuadas prácticas mediáticas puede también provenir desde sus propias entrañas. No es frecuente, claro, porque la autocrítica es un concepto que requiere una extraordinaria madurez en quien la ejerce, pero baste advertir que no hay posible mejoramiento sin la aceptación -y enmienda- de la insuficiencia o la falencia propia.

Además de esta crítica intermedial, el cine de autor (precisamente como el alleniano) generalmente tiene la virtud de detonar la discusión e introspección desde su propio texto, con el consiguiente enriquecimiento del espectador. El mencionado cineasta neoyorquino, por ejemplo, a lo largo de su obra (más de 40 filmes) nos ha planteado un sinfín de dilemas, aforismos, cuestionamientos y argumentos. Sí, muchas veces desde el sarcasmo, la ironía, la ingenuidad o incluso la franca caricatura -también, por supuesto, de sí mismo-  pero siempre con la consigna de alejarse de lo insustancial, de lo vano.

En Deconstructing Harry (1997), precisamente desmenuza la intrincada personalidad de un escritor y la asocia con el complejo fenómeno de la inventiva por medio de una descarada mofa hacia el bloqueo creativo. Siempre mordaz, Allen nos muestra en esta cinta que tras las apariencias y solemnidades usualmente se hallan personas comunes. El severo e incisivo juicio a la industria cinematográfica es también recurrente en la filmografía de Allen:  Zelig (1983) falso documental sobre un hombre camaleón; The purple rose of Cairo (1985) donde los personajes de una película adquieren conciencia y rebeldía propias; y Hollywood ending (2002) que retrata a un director cinematográfico que queda invidente justo antes de iniciar un rodaje, el cual, no obstante, concluye.

Valga pues el ejemplo de este cineasta, para ilustrar una de las alternativas que nos brinda el cine como medio de comunicación: se puede constituir en un mecanismo que nos lleve al análisis de diversos temas y asuntos y con ello abone a la conformación de nuestra recepción crítica. No olvidemos, además, que el cine es un acto social que parte de procesos interpretativos individuales; es decir, la opinión que tenemos de una película frecuentemente se nutre con la discusión posterior que solemos hacer como espectadores.

*Académico en las áreas de Periodismo y Comunicación. Actualmente es profesor en la Escuela de Periodismo de la UPAEP y en la Universidad de las Américas Puebla. Sus áreas de interés profesional son: recepción crítica de medios, hipermedios y noticias; análisis del mensaje periodístico en diarios nacionales e internacionales; ciberperiodismo; análisis y consultoría sobre arquitectura de información, usabilidad y calidad semántica en websites. Vive en la ciudad de Puebla; gusta del arte, el beisbol, el chocolate y la lluvia.

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