Nepomuceno Moreno de 56 años fue asesinado en Hermosillo Sonora el lunes 28 de noviembre. “Yo no me voy a calmar, prefiero que me maten a bajarle”, habría dicho. Sucedió lo primero a pesar de que su casa era cuidada por elementos del ejército ante las amenazas de muerte que cargaba en sus espaldas. Durante el último año, el señor Moreno era militante del movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y buscaba a su hijo desaparecido. Un caso similar al de Maricela Escobedo en Chihuahua, los padres que dejan su vida para buscar justicia para sus hijos y cuyo resultado es el asesinato, impune.
¿El caso del señor Nepomuceno es aislado en la realidad nacional? ¿o forma parte ya de un proceso generalizado en nuestro país?. Una respuesta la podríamos encontrar en el reciente reporte sobre México de Human Rights Watch que lleva como título “Ni Seguridad ni Derechos: ejecuciones, desapariciones y tortura en la ‘guerra contra el narcotráfico’ de México”. Veamos algunas estractos de este informe:
El informe de HRW es un trabajo de campo de dos años cuyas conclusiones hablan por sí mismas, un Estado que no quiere en muchos caos y que no puede, en otros, hacer cumplir la ley y el Estado de derecho.
Este informe es el estudio más serio y completo que hay sobre las consecuencias de la estrategia de Calderón contra el crimen organizado. No se trata ni de una opinión ni de una investigación superficial. Es un reporte serio, con datos duros y construcción de datos impecable. A un año que termine la gestión calderonista es la primera evaluación claramente reprobatoria del principal esfuerzo gubernamental a nivel federal medido en recursos financieros, mediáticos y políticos.
Ahora bien, regresemos a las preguntas de inicio ¿lo que le ha ocurrido al señor Nepumuceno es un caso aislado o forma parte de un proceso generalizado en el país? El reporte de HRW sugiere que es ya una práctica generalizada en el país y eso ha dado pie para que un grupo de ciudadanos mexicanos hayan llevado los resultados de la guerra de Calderón contra el narco a la Corte Penal Internacional (CPI). ¿Es desmedida, fuera de lugar y desproporcionada esa acción? ¿Calderón merece un juicio internacional por su estrategia fallida y sus resultados?.
La CPI que tiene su sede en la Haya opera desde 2002 con el amparo legal del Estatuto de Roma que han signado 119 países en el mundo, entre ellos México (2005), pero que Estados Unidos, Rusia, China e Israel, se han negado a hacer. La Corte tiene la misión de juzgar a personas, no Estados ni gobiernos, por haber cometido crímenes tales como genocidio, de guerra y de lesa humanidad.
Las más de 23 mil firmas que acompañan la petición para que la CPI juzgue a Calderón y a los secretarios de la Defensa, Marina y de Seguridad Pública, hasta donde se sabe, no contemplan el genocidio, sino los delitos de lesa humanidad. La Presidencia ha respondido también desproporcionadamente al amenazar con respuestas legales contra los ciudadanos que interpusieron la demanda en la CPI. El gobierno de Calderón se dice calumniado.
La pregunta que aparece en la arena pública no es si Calderón debe o no ser juzgado internacionalmente, sino mas bien, si los ciudadanos mexicanos, hartos de la impunidad nacional y del Estado fallido que aparece por doquier podemos interponer demandas internacionales contra los titulares de ciertas instituciones públicas por el resultado de sus acciones. La pregunta esencial es si los mexicanos podemos y debemos acudir a instancias internacionales para tener justicia cuando las instituciones mexicanas fallan en procurarla.
Si Calderón debe o puede ser juzgado en la CPI no es la pregunta relevante porque ello será fácilmente dilucidado tanto por el derecho internacional como por el criterio jurídico de la propia CPI. Si como dicen la mayoría de los juristas mexicanos que han dado su opinión en los últimos días, la demanda para juzgar a Calderón en la CPI es notoriamente improcedente, ¿por qué la preocupación de la Presidencia y su respuesta beligerante? ¿si la acción de los ciudadanos mexicanos ante la CPI es notoriamente improcedente, por qué la amenaza del gobierno federal contra los que buscan justicia afuera del país?.
Parece que en efecto la demanda contra Calderón en la CPI es improcedente. No obstante, sí pone de realce una estrategia gubernamental fallida que en lugar de mejorar las condiciones de accesibilidad a la justicia en México, ha sucedido todo lo contrario, ni seguridad ni derechos, lo ha dicho con fundamento HRW.
México vive días amargos en su historia. Son días de emergencia nacional ante la impunidad rampante en el país. Lo único que salva las malas noticias es la buena noticia de miles de mexicanos que ya se están organizando en una sociedad civil más vigorosa para enfrentar los desafíos de nuestra realidad. Los 23 mil demandantes ante la Haya están haciendo uso de la única arma que tenemos los ciudadanos, la libertad de conciencia. Sus acciones son pacíficas y legales. Pueden ser ampliamente criticadas, pero cuando un gobierno quiere encarecer las acciones ciudadanas y hacerlas lo más costosas posibles, estamos entonces ante un perfil típico de autoritarismo. Esperemos que no sea el caso.
Politólogo. Profesor de tiempo completo de la Ibero Puebla.
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