Lado B
Nuestro lienzo latinoamericano: en defensa de la esencia e identidad regional
Por Lado B @ladobemx
21 de febrero, 2024
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Mariana Rodríguez | Girl Up México

@unamarisopa 

Imperialismo cultural, desarraigo identitario, globalización y la lucha por reencontrarnos, nombrarnos y reconocernos frente al espejo en un paradigma propio. ¿Quiénes somos los diseñadores latinoamericanos? ¿Hacia dónde hacemos que la cultura camine? 

Este es el momento oportuno para cuestionar el entorno que rodea la creatividad latinoamericana. Es innegable, en esta época contemporánea, que la globalización ha llegado para quedarse. Pero creamos para gente como nosotros. Nos situamos en un tablero de ajedrez que nos permite pintar con folclore o dejarlo en blanco y negro. Y no hay mejor oportunidad para redefinir nuestra manera de crear que esta.

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El primer paso para la restauración identitaria es observar lo que nos rodea. La resistencia al desencuentro que la superficialidad histórica nos hace sentir, ese desencuentro cargado de convencimiento de que aquí no hay nada más que observar, cuando lo cierto es que hemos luchado por años para conservar un folclor que no puede olvidarse y que camina por las calles en las personas. Esa es la clave para reconstruir esa pieza dentro de nuestro ser creativo, el cual a veces sentimos extraviado por la monocultura y la sobreexposición a la información. Nuestra historia no se compara y, por lo tanto, tampoco nuestra expresión. Es en las sonrisas y en las miradas de nuestros iguales donde está la respuesta a nuestra incógnita.

Latinoamérica es, indudablemente, una región de tradición visual compleja, de mensajes múltiples y de semiótica interminable. Sin embargo, nuestra comunicación está cada vez más condicionada a las formas de producción, promoción y consumo, que rodean la manera en la que creamos, a través del lente capitalista que forma parte de nuestro contexto.

Una comunicación condicionada implica, además, el entendimiento de un mensaje unívoco, incompatible con lo que somos y con la significación que le damos a lo que nos rodea. Sin embargo, la clave de la utilidad es lo conciso: ir al punto, ya se nos ha dicho. Pero el contexto de nuestro diseño es también fundamental en la creación y, por lo tanto, el crear para latinoamericanos no puede ser frívolo y unidimensional. En cambio, debe distinguir su identidad para no confundir al público meta y hacerse identificable dentro del producto. Diseñamos para la gente y si la gente no es automática, el diseño tampoco debe serlo.

Le debemos a las personas para las que realmente diseñamos, el entendimiento profundo de los que somos y de los que son. Es decir, que el problema debe ser resuelto desde la representación de quien lo vive. 

 

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(Interperia, de la artista uruguaya Raquel Lejtreger, obra en la que hace una representación a 15 años de trabajo con personas afectadas por el cambio climático)

La inteligencia colectiva es también fundamental para la creación latinoamericana. El diseño, para nosotros, no debe ser una labor individual, puesto que no hay diseño que se haga solo para une misme, sino que debe solventar las necesidades de una comunidad tan diversa como la nuestra en la actual Latinoamérica. Aplicar nuestro diseño a un territorio y hacer florecer la esencia regional en él implica cooperar con otras áreas del conocimiento y, de este modo, beneficiar la forma en la que analizamos la información en los procesos de diseño y amplificamos las posibilidades para crear e interpretar una nueva obra. 

El lenguaje visual, fundamental en la labor del diseño y cuya función primordial es comunicar, revela una serie de aspectos, como mantener o revitalizar las tradiciones culturales, fomentar la cohesión social y dar voz a las necesidades de comunicación visual de la sociedad para la que trabajamos. En este sentido, la construcción del mensaje desde la identidad latinoamericana deja una marca trascendental en el diseño final; puesto que en sí mismo presenta una serie de responsabilidades hacia el contexto al que está ligado y se encarga de cambiar el paradigma, resistir la monocultura y fomentar la circulación y concientización de la identidad latinoamericana alrededor del mundo. Esto es aún más importante cuando, como región, nos caracterizamos por tener pocas oportunidades para difundir nuestros trabajos e ideas. La manera en que diseñamos es una nueva arma de resistencia, cuyo acceso está en nuestro propio reconocimiento como latinoamericanos y en trabajar de acuerdo con nuestro contexto.

 

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(El proyecto Ambulante hace giras de documentales alrededor de México en defensa del cine como transformador social en la región) 

El diseño latinoamericano no es un objeto de estudio claro y preciso. Son caminos en los que debemos andar con cuidado y respeto por nuestra identidad, la cual aún seguimos construyendo, sanando las heridas imperialistas del pasado, del presente y de los retos del futuro. Asimismo, debemos hacernos responsables de educarnos y cuestionar nuestro trabajo en cada proceso, ya que somos propensos a apropiarnos de culturas que no nos pertenecen. No podemos, ni por un momento, darnos la licencia de olvidar que nuestro territorio sigue en desarrollo. Somos privilegiados al escoger el diseño como profesión y formarnos en él como disciplina.

Resistir a las tendencias vanguardistas de la industria no es un alarde esteticista, sino una reconstrucción del mensaje en la que el diseño emocional e intelectual sucedan al mismo tiempo, reencontrando la historia identitaria del diseñador como parte de su proceso creativo. 

 

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(Tachitoscope, del ingeniero argentino  Roni Bandini, explora la historia de su país a través de la ciencia y tecnología)

Se trata de nuestro derecho a crear un mundo propio en el que entendemos nuestra región como territorio de conocimiento mutuo, unido por la historia que nos enriquece y las batallas que hemos librado y seguimos librando. De lo insólitos y maravillosos que, como dijo Carpentier, son los entornos latinoamericanos y de cómo pueden, indudablemente, enriquecer nuestras obras y, finalmente, enriquecernos a nosotros como profesionales del diseño. En la manera en la que, por primera vez, decidamos materializar nuestra propia esencia y hacer lo que la globalización no espera, es que decidiremos ser nosotros.


Mariana Rodríguez es parte de la comunidad de Girl Up México, una organización liderada por juventudes que capacitan, inspiran y conectan con otras activistas por la igualdad de género. Haz clic aquí para leer más sobre Girl Up México y su trabajo impulsando a jóvenes agentes de cambio.

Foto principal: Mariana Rodríguez @unamarisopa 

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