Alejandra González
En medio de numerosas crisis y de la falta de acción suficiente por parte de las y los líderes del mundo, las niñas y mujeres jóvenes participan cada vez más en el escenario internacional como organizadoras y promotoras.
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En noviembre del año pasado, tuve la oportunidad de estar en el taller para construir puentes del Foro Generación Igualdad y compartí espacios con compañeras de diversos países de Latinoamérica y el Caribe, en un evento que se sintió como un abrazo colectivo. Ahora bien, ¿qué es el Foro Generación Igualdad? En pocas palabras, fue una reunión mundial a favor de la igualdad de género, convocada por ONU Mujeres y copresidida por los gobiernos de México y Francia, bajo el liderazgo y la participación de la sociedad civil en 2021. Fue un llamado a la acción urgente en materia de igualdad de género y reconoció el poder del activismo por los derechos de las mujeres, la solidaridad feminista y el liderazgo de las jóvenes para lograr un cambio transformador.
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No obstante, aunque el foro sirvió como un espacio para el diálogo internacional, en el que los gobiernos adoptaron compromisos para avanzar en torno a la agenda de igualdad, no hay muchos resultados tangibles y se nota la falta de acción. Las cifras de violencia de género solo van en aumento, a pesar de los esfuerzos de las activistas por presionar a los mandatarios para que cumplan lo acordado y le den seguimiento al foro. Ellas son las que impulsan las conversaciones más difíciles en torno a las injusticias sociales, pero su participación aún se ve limitada al margen de la toma de decisiones.
Dicho esto, el taller al que asistí fue una de las actividades de seguimiento del Foro Generación Igualdad de 2021. Brindar estos espacios posteriores es esencial, porque ayudan a construir redes, algo vital en la lucha feminista. Tenemos que reunirnos para identificar los retos a los que nos enfrentamos y cómo abordarlos pero, al mismo tiempo, es algo sanador. Cuando te reúnes con más compañeras, te das cuenta de que no estás sola y de que sí hemos avanzado, mucho, y lo hemos hecho juntas, a pesar de lo que muchas veces nos hacen creer.
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En dicho evento, aprendí sobre cómo son las reuniones internacionales, la realidad que hay detrás. Durante nuestros diálogos, varias compañeras nos contaron sus experiencias y sentires en este tipo de espacios, como la felicidad por nuestros logros y la rabia al ver que éstos siguen sin ser suficientes. Entre las dificultades a las que nos enfrentamos, destacan la falta de financiamiento y de un diálogo verdadero con las autoridades, lo que me hizo darme cuenta de que las mujeres defensoras de derechos humanos casi no tenemos acceso a foros internacionales. Con esto, no solo me refiero a la presencia física, sino que hace falta que los gobiernos estén dispuestos a escuchar nuestras quejas, nuestros reclamos y que realmente se comprometan a incluirlos en sus decisiones.
Hace algunos años, no entendía el porqué de la importancia de estos foros y eventos de diálogo internacional, pero hoy comprendo que son el primer paso para la implementación de políticas públicas en los países participantes. Por ejemplo, la ampliación de la alianza global por los cuidados, iniciada por México y ONU Mujeres, surgió a partir del Foro Generación Igualdad. Asimismo, se adoptaron compromisos como duplicar el número de mujeres que trabajan en tecnología e innovación para transformar el ecosistema y brindar financiamiento a organizaciones dedicadas a prevenir y erradicar la violencia de género, por mencionar algunos.
Por otro lado, las actividades de seguimiento también pueden crear cambios importantes. Este taller contó con la participación de autoridades de ONU Mujeres e INMUJERES, quienes escucharon nuestras exigencias como jóvenes activistas en torno a la transparencia, el financiamiento y la urgencia de tener un rol activo a nivel internacional, que puede resultar en convocatorias más accesibles y apoyo monetario para organizaciones feministas. Pero mientras se vuelve realidad, seguimos luchando para que los compromisos no solo se queden en palabras y estamos pendientes de realmente los cumplan. (UNW – GAP Report – EN.pdf (generationequality.org))
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Para finalizar, el haber participado en este taller también me hizo cuestionarme. Estar en estos espacios es un privilegio enorme. ¿No se supone que visibilizar la realidad de todo un país también implica a las periferias? ¿Por qué casi no asisten activistas de otras partes de la República? Desafortunadamente, esto no solo pasa en México, sino que todos los Estados tienden a centralizar las experiencias y oportunidades. No obstante, es necesario conocer y visibilizar la diversidad de contextos en los que viven las mujeres alrededor del mundo. En nuestro país, habemos mujeres y niñas de todas partes, que queremos hablar sobre nuestra realidad, queremos que nos escuchen.
Gracias a las experiencias de mis compañeras del taller, entendí que sin el privilegio económico, tampoco puedes asistir a estos espacios, porque no siempre brindan financiamiento. Y es peligroso que no haya una diversidad de voces, porque entonces la narrativa se enfocará en una sola perspectiva, a pesar de que vivimos en realidades tan diversas como individuales. Por ello, es urgente implementar una visión interseccional para la toma de decisiones. Aún queda mucho por lo que incomodar y necesitamos más voces, ya que sin la presión de las activistas, probablemente ni siquiera habría un seguimiento al Foro Generación Igualdad. Sin la labor constante de las mujeres, no habría avances.
Alejandra Gonzáles es parte de la comunidad de Girl Up México, una organización liderada por juventudes para capacitar, inspirar y conectar con otras activistas por la igualdad de género. Haz clic aquí para leer más sobre Girl Up México y su trabajo impulsando a jóvenes agentes de cambio.
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